Agenda Binacional del Mexicano Migrante

Dra. Pilar Lozano Mac Donald

Deben ser los propios migrantes los que nos digan las líneas,
contenido y acciones que se han de emprender

La migración como el ejercicio de la libertad de tránsito de las personas y los grupos, reconocida en la mayoría de las legislaciones, por lo general, es una decisión que implica la búsqueda de mejores oportunidades y condiciones de vida.

El asunto migratorio global, y en particular la migración de mexicanos hacia Estados Unidos, es tema de creciente interés público a causa de la densidad y distribución de esos flujos de población por diversos motivos, pero es claro que el movimiento de personas representa una fuerza de carácter económico y político.

De acuerdo con la Oficina del Censo de Estados Unidos, la población de mexicanos que residen en ese país asciende a casi 12 millones, alcanzando los 34 millones si consideramos a sus descendientes. Los migrantes mexicanos representan 29% del total de inmigrantes y 4% de la población total estadounidense.

La cantidad de remesas de trabajadores mexicanos en Estados Unidos sumaron en 2015, 24 mil 770 millones de dólares, superando en 33% el ingreso de divisas por exportación de petróleo (datos del Banco de México y Pemex). Además, nuestros compatriotas contribuyen a la economía estadounidense con cerca de 635 mil millones de dólares al año, lo que constituye 5% del PIB de esa nación y 60% del nuestro, lo cual contrasta con una presencia poco reconocida, ya que poco más del 51% se encuentra en situación irregular.

La importante cantidad de mexicanos que habitan en el extranjero representa una fuerza potencialmente determinante en la conducción del país a causa, primero, del elevado flujo de connacionales en el exterior, y segundo, por el impacto social, pero sobre todo económico, que su actividad implica para el país.
Las mexicanas y los mexicanos que se ven obligados a salir del país son competentes en su trabajo, cuentan con el temple suficiente para enfrentar las difíciles condiciones de su entorno, y llevan consigo un fuerte espíritu emprendedor que les permite generar ingresos que impactan en ambos lados de la frontera.

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Se estima que alrededor de ocho millones 200 mil connacionales tendrán la oportunidad de incidir, a través del voto, en el rumbo de México en las elecciones de 2018.

Ante este potencial, resulta lastimoso que las autoridades de ambos lados de la frontera normalmente no tomen en cuenta las adversas condiciones en que desarrollan sus actividades, su nivel de organización, trabajo social y cultural, y su vinculación con la academia y la política local.

Es por esos motivos que el diseño de la debe ser producto de una construcción de allá hacia acá, es decir, deben ser los propios migrantes los que nos digan las líneas, contenido y acciones que se han de emprender.

Consideramos necesaria una amplia reforma migratoria en la que destaquen: la prioritaria observación, protección y defensa sobre violaciones a los derechos humanos; revisar su situación en materia de seguridad laboral, social y jurídica; replantear los términos de la relación con autoridades de nuestro país y Estados Unidos, y modificar la forma de participación y representación política, entre otros aspectos.

No obstante, la construcción de la agenda requiere de la voz y experiencia de los mexicanos migrantes que residen en Estados Unidos. Son ellos los que viven diariamente la compleja situación, los que mejor pueden plantear las alternativas y acciones que permitan una suma real y tangible de esfuerzos en favor de una mejora en la consolidación de su condición.

Las políticas de atención a la problemática migrante deben considerar necesariamente la experiencia y opinión de quienes durante años han vivido retos, tropiezos y experiencias de éxito.

La construcción de una relación estable con autoridades mexicanas y de Estados Unidos ha sido más producto del esfuerzo de nuestros compatriotas, pero en esencia carece de un vínculo institucional que supere la relación que en grupo o en lo individual logran establecer con consulados o embajadas, o con alguna otra representación gubernamental.

No sólo enfrentan la debilidad de una política migratoria de México frente a los nuevos escenarios migratorios, también sufren las decisiones que cambian de rumbo de acuerdo al gobierno en turno, la conveniencia política de los representantes gubernamentales o en atención a los tiempos electorales.

La ausencia de una política activa y propositiva al respecto, afecta directamente a quienes a pesar de que hacen su mejor esfuerzo sienten un grado importante de desprotección de parte de las autoridades.

Del mismo modo, la situación interna de México, con la compleja problemática de inseguridad, debilidad económica y falta de oportunidades, se proyecta hacia el exterior en la imposibilidad de poder plantear el tema migratorio en la agenda bilateral con Estados Unidos.

Será pues con la participación decidida de quienes están en Estados Unidos como se hará valer su peso en la transformación de México, de tal forma que logremos colocar el tema migratorio en la agenda de ambos países, pero desde una perspectiva diferente.

Creemos que hay las condiciones políticas, sociales y económicas, además del sentido electoral, para replantear la relación con las autoridades mexicanas y norteamericanas en un plano diferente, en un escenario que valore su trabajo y esfuerzo en los rubros citados.

Las dimensiones de la migración mexicana, el impacto que tiene para ambas economías y los flujos previsibles en los próximos años, demandan una profunda exploración de nuevas formas para atender el fenómeno migratorio.

En Movimiento Ciudadano no sólo impulsaremos dicha agenda para que los temas que preocupan a la comunidad mexicana migrante lleguen a los espacios de decisión, sino que, además, coadyuvaremos con ellos en la atención de sus intereses y los de sus familias.

Su nivel de organización actual demanda una participación mayor en los espacios de poder que les permita influir en las leyes y políticas en materia de migración.

El paso siguiente es demandar espacios de representación política en los congresos de los estados y a nivel federal, de tal forma que sean genuinos representantes de la comunidad migrante, Diputados Migrantes, los que les permitan robustecer la vinculación con la realidad del país, participar en el destino y rumbo que quieren para la Nación, promover la Agenda Legislativa Migrante, y participar directamente en el debate y el proceso de toma de decisión no únicamente en la promoción de los derechos de la comunidad migrante, sino en temas de interés general.

En el esfuerzo colectivo para que México recupere el rumbo, requerimos de todas las voces, incluidas las de las mexicanas y mexicanos que residen fuera de nuestras fronteras. Con su férrea voluntad la transformación del país es inevitable.