Yucatán
Respeto a la libertad de expresión y rendición de cuentas para enfrentar los retos del exterior

Rodrigo Mendoza Martínez

U

na de las prioridades que tenemos como sociedad es frenar los intentos para que el presidencialismo verticalista, falto de transparencia e impositivo, se reedite con el actual gobierno federal, ya que las señales en ese sentido se vuelven más evidentes día con día. En virtud de que, cuando se considera necesario, se descalifica y estigmatiza públicamente a los medios masivos de comunicación que no son afines o que no coinciden con el desbordado optimismo presidencial.

Los ejemplos son muchos, pero se engloban en la columna de opinión del New York Times en Español, al señalar que: “En los ocho meses que López Obrador lleva en el gobierno, ha descalificado investigaciones periodísticas que revelaron comportamientos inadecuados de funcionarios de su gobierno o enfoques que no le gustan y por los que ha llenado a la prensa con adjetivos como ‘fifí’, ‘mentirosa’, ‘conservadora’ o el ‘hampa del periodismo’”. A este tipo de calificativos se suman comentarios con sutiles intimidaciones del tipo: “No, yo pienso, con todo respeto discrepo, creo que ustedes no sólo son buenos periodistas, son prudentes, porque aquí les están viendo y si ustedes se pasan pues ya saben, ¿no? lo que sucede…”, un comentario del jefe del ejecutivo durante una de sus conferencias de prensa matutinas.

Así mismo se menosprecia el trabajo de instituciones (como el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, CONEVAL; la Comisión Nacional de Derechos Humanos, CNDH; o el Instituto Nacional Electoral, INE) que son fruto del esfuerzo y las iniciativas de hombres y mujeres que, a lo largo de las varias generaciones, patentizaron en los hechos su compromiso por la modernización y legitimación en el actuar responsable de las instituciones.

Tal como afirma Hannia Novell en el portal digital de información Eje Central: “Los organismos autónomos, esas instituciones que permitieron la alternancia en el poder político, que hicieron posible el final de la hegemonía priísta, que abrieron paso a la transparencia y a la rendición de cuentas y han luchado incansablemente por la defensa del voto libre, el amparo de los Derechos Humanos y la marcha de una democracia con contrapesos, otra vez están bajo amenaza”. Lo que implica la necesaria y más activa participación de la ciudadanía en una perspectiva de mayor corresponsabilidad y actitud de carácter propositivo frente a quienes aún se mantienen anclados en la discrecionalidad gubernamental.

Mención aparte merece la errática conducción de la política exterior de nuestro país, ya que, pese a ser un fenómeno que ha ocurrido durante décadas sin importar las consecuencias reales en el mediano y largo plazo, se ha optado por mantener una actitud de condescendencia, de excesiva cautela y mesura ante las permanentes muestras de estigmatización, menosprecio y mortales agresiones que sufren tanto nuestros connacionales como los migrantes que cruzan nuestro país desde los países centrales del continente con destino al vecino país del norte. Personas que, por diversos motivos, se han visto obligadas a insertarse en la economía norteamericana sobre la base de diversas irregularidades.

Es por esta situación que es inadmisible “acceder al control migratorio que Trump necesita para su campaña electoral, seguir subordinando nuestra soberanía a evaluaciones unilaterales ‘a discreción’ de nuestras acciones, cediendo todo a nuestro vecino y presentarlo como excelente negociación, hacernos cargo de sus solicitantes de asilo deteriorando la vida en las localidades fronterizas y perjudicando a esos mismos solicitantes, no reaccionar ante los ataques a la comunidad mexicana en Estados Unidos y una inminente campaña de denostación y deportación, decir que los migrantes centroamericanos son bienvenidos y serán protegidos, usar la Guardia Nacional para detenerlos y deportarlos, regalar dinero a Centroamérica para que ‘se desarrolle’ y termine la migración”, como afirma el diario Los Angeles Times.

Lo que están evidenciando las situaciones señaladas es el hecho de que quien durante lustros se mantuvo como el referente principal de carácter opositor a los gobernantes de extracción tanto priísta como panista, hoy, después de haber generado una respuesta favorable a su intención por ser el titular del Poder Ejecutivo Federal, le cuesta trabajo aceptar y comprender el hecho de que cualquier gobernante y gobierno tendrá detractores y críticos. A quienes se les tiene que aceptar, respetar y considerar como una necesidad, en una sociedad diversa, plural y exigente de resultados, como lo viene intentando ser la sociedad mexicana desde hace ya varias décadas.

Recordemos que la intolerancia, las imposiciones y la cerrazón al diálogo, cobijaron durante décadas el desinterés por los asuntos públicos de la inmensa mayoría de mexicanos y mexicanas, abriendo de par en par la puerta para la entronización de la opacidad, la corrupción y las pillerías gubernamentales.