ENTREVISTA CON CLAUDIA EDWARDS
ES CRUEL LA SITUACIÓN DE LOS ANIMALES DE COMPAÑÍA EN MÉXICO

MÉXICO OCUPA EL TERCER LUGAR EN MALTRATO ANIMAL A NIVEL MUNDIAL, SEGÚN CIFRAS DEL INEGI


“ES COMÚN QUE LOS METAN EN BOLSAS DE PLÁSTICO Y LOS TIREN A LA BASURA O LOS AVIENTEN A TERRENOS BALDÍOS, LOS AHOGUEN O LOS QUEMEN… ES UNA SITUACIÓN DEPRIMENTE. TODO ESTE SUFRIMIENTO SE TERMINARÍA SI SE FOMENTARA LA CULTURA DE LA ESTERILIZACIÓN”: CLAUDIA EDWARDS

Patricia Zavala Jiménez

Patricia Zavala Jiménez
@patrix89_64

En México la situación de los animales es cruenta. Es lógico que un país en el que constantemente se asesinan y torturan a los perros y gatos ocupe el tercer lugar en maltrato animal a nivel mundial, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), afirmó la académica de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM, Claudia Edwards.

 

 

Esta negligencia va desde no alimentarlos, no tratar sus enfermedades, mantenerlos amarrados o en la azotea, hasta golpearlos, quemarlos, ahorcarlos y matarlos. “En esta época, por ejemplo, nacen muchos cachorros de gatos y la gente se deshace de la camada de la manera más cruel: la coloca dentro de una caja que pone debajo de las llantas de un auto para que los atropelle. También es común que los metan en bolsas de plástico y los tiren a la basura o los avienten a terrenos baldíos, los ahoguen o quemen…es una situación deprimente. Todo este sufrimiento se terminaría si se fomenta la cultura de la esterilización”, enfatizó la especialista.

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No obstante, mientras prevalezca el mito de que las perras deben tener mínimo una camada para no desarrollar cáncer, la gente o los veterinarios se negarán a practicarles esta pequeña cirugía. Estudios recientes han demostrado que si esterilizas a una hembra antes de la pubertad, el riesgo de que desarrolle tumores en la glándula mamaria (tendentes a ser cancerígenos) tan sólo será del punto cinco por ciento, pero si dejas pasar un celo la probabilidad aumenta al ocho por ciento, y para el segundo periodo asciende al 26 por ciento; o bien, una perra con útero que continúa ciclando tiene el riesgo de desarrollar una infección en ese órgano, por lo que con el tiempo requeriría una cirugía urgente, costosa y peligrosa.

La académica que también forma parte de la organización Humane Society International México, resaltó que “es ideal la esterilización temprana, antes de la pubertad; está comprobado que no provoca ninguna complicación para su vida futura. Incluso, un veterinario bien entrenado realiza esta técnica con pocos insumos, sin ser invasiva porque sólo deja un punto de sutura; además, el tiempo de anestesia es mínimo, tardan sólo tres minutos en castrar a un gato. En cambio, para matar con anestesia a ese mismo animal, lo cual en todo caso es lo más ético, debes llevarlo al quirófano y darle una sobredosis; pero con lo que mataste a uno pudiste haber esterilizado a un mayor número, así que incluso por la cuestión económica resulta más accesible esterilizar”.

entrevista01Otro aspecto sumamente importante es que las autoridades fomenten la educación para que la gente no compre mascotas por impulso, no los considere un juguete para sus hijos y terminen siendo desechados por los padres, sino que, por el contrario, aprendan a respetarlos, cuidarlos, alimentarlos y castrarlos a una edad temprana.

“Esta alternativa es una solución porque entre menos animales nazcan de manera indiscriminada, menos sufrirán. Incluso, aunque no sea tu mascota puedes esterilizar a alguno en situación de calle y luego volverlo a soltar. Asimismo, sería ideal que en los libros de educación básica se incluyera un capítulo sobre el respeto y cuidado que merecen los animales”, sugirió.

Sin embargo, la especialista lamentó que estas campañas son prácticamente inexistentes, lo que provoca el círculo vicioso de matar-matar, porque desde hace varias décadas las autoridades han tratado de combatir la sobrepoblación con matanzas, una acción que ni siquiera es funcional, ya que no ha disminuido la población de animales callejeros.

La etóloga Claudia Edwards explicó que este escenario continuará mientras no se cuente con una legislación federal que realmente vele por el bienestar animal. “Es cierto que se han aprobado algunas iniciativas en la materia, pero no implican castigos ejemplares contra quienes los lastiman impunemente. Por ejemplo, en 2015 se modificó la Norma Oficial Mexicana NOM-033-SAG-ZOO-2014 que prohíbe la electrocución como método de control de matanza de animales, avalando sólo la sobredosis de anestésicos. Sin embargo, las autoridades continúan ignorando las leyes, como se denunció en 2016 cuando el Centro de Control Canino del municipio Los Reyes La Paz, Estado de México, electrocutó y apaleó a 50 perros”.

Otro caso que refleja la realidad del país se suscitó el pasado mes de abril en Papalotla, Estado de México, cuando pobladores denunciaron que una noche un grupo de hombres armados asesinó a balazos a cerca de 15 perros en situación de calle. El caso se viralizó a través de redes sociales cuando un vecino solicitó ayuda para curar a una canina preñada que recibió un disparo en el hocico; ante tales actos se cuestionó al alcalde, Leonardo Molina, pero hasta el día de hoy no existen indicios de una investigación para localizar a los responsables.

En contraparte, un mes después las autoridades difundieron a través de un comunicado que quienes alimentaran a perros callejeros serían sancionados con cuatro mil pesos o arrestados hasta 36 horas. Ante la inconformidad de la gente y de organizaciones protectoras de animales, se dio revés a esta iniciativa bajo el argumento de que fue un error de redacción. Claudia Edwards enfatizó que tampoco se avanza en la materia porque en México existen leyes y dependencias que protegen a la fauna silvestre o animales de granja, pero ninguna incluye a perros y gatos porque nadie desea asumir esa responsabilidad. Sin embargo, países como Guatemala o El Salvador tienen una legislación a nivel federal que salvaguarda a los animales de compañía. “En nuestro país las autoridades llevan más de diez años pretendiendo crear una legislación que los proteja del maltrato, pero cada sexenio se queda detenida. Por esta razón, lo ideal es realizar una modificación específica en la Constitución Mexicana para legislar en la materia”.

Si bien en 2017 la Asamblea Legislativa del Distrito Federal aprobó la Ley de Protección Animal, la cual contempla que los animales de compañía se vendan esterilizados y sólo por medio de criaderos responsables, todavía se tiene que trabajar el reglamento para que esta medida sea realmente instrumentada porque aún no se establecen las sanciones a las que se harán acreedores quienes la incumplan.

Asimismo, en junio de ese mismo año el Senado aprobó que toda persona que realice o promueva peleas de perros en México será condenada a cinco años de cárcel, y si son servidores públicos a siete años y medio. En el artículo 419Bis del Código Penal Federal, esta disposición señala que se impondrá una pena de seis meses a cinco años de prisión y una multa de entre 200 y dos mil días de salario mínimo (lo que equivale, respectivamente, de 15 mil 98 pesos a 150 mil 980 pesos) a quien críe o entrene a un perro con el propósito de hacerlo participar en cualquier exhibición o espectáculo que involucre una pelea para fines recreativos.

“Aunque se desconoce cuántas peleas se efectúan en México, porque la gente no denuncia por miedo a represalias, se sabe que son constantes porque a diario se rescatan perros con diversas cicatrices o mutilaciones. Hace unos cuatro años, por ejemplo, circuló por Internet un cartel sobre una pelea internacional de perros en Aguascalientes; no decía dónde ni cuándo sería, creemos que el mensaje estaba oculto, pero nunca logramos decodificar la información. El problema es que, como no se ejercen castigos ejemplares, se están realizando peleas internacionales en nuestro territorio”, destacó Claudia Edwards.

La violencia animal es el reflejo de la violencia social

El abandono y el maltrato son parte de un ciclo vicioso que no sólo alcanza a los animales sino a las personas, ya que está científicamente comprobado que alguien que acostumbra a lastimar a un animal indefenso va a reproducir ese mismo acto con sujetos vulnerables. “En un entorno donde se normaliza la violencia hacia los animales, es común que después se ataque a mujeres, niños y otras personas porque es fácil que la violencia vaya escalando. La gente no dimensiona que lo que le hace a los animales, es fácil extrapolarlo a los humanos”, destacó la académica de la UNAM.

El problema inicia cuando el perro crece, empieza a morder los zapatos, se hace del baño dentro de la casa, entonces el humano no tiene la paciencia de explicarle, se desespera y opta por abandonarlo. Con este acto, los padres les están enseñando a los niños que las vidas son desechables. “Para los infantes no hay ninguna diferencia entre su hermano humano y el perro, para él es otro ser vivo con el que convive, pero los padres le enseñan que si se presenta un problema lo más fácil es desecharlo, en vez de trabajarlo. Por tanto, en el futuro repetirán el patrón”, acentuó.

Esta situación se ejemplifica con el caso de Christopher Márquez Mora, el niño chihuahuense de seis años asesinado en 2015 por cinco menores de edad (tres eran sus primos), quienes constantemente quemaban o mataban animales, pero como se trataba de perros los vecinos minimizaban los hechos. Un día los niños le dijeron a Christopher que los acompañara al barranco para aventar a un perro, cuando lo que en realidad habían planeado era secuestrar y torturar al menor hasta asesinarlo, cubriendo su cuerpo con el cadáver del canino para disimular el olor.

Un mito absurdo es creer que los animales no sufren

En los comienzos del siglo XV experimentar con personas o cadáveres para conocer el funcionamiento del cuerpo humano era considerado un sacrilegio, pero ante tal curiosidad el científico Descartes sugirió diseccionar animales vivos, obviamente sin ningún analgésico, fue entonces cuando se empezó a practicar con animales que berreaban de dolor.

Como los discípulos se rehusaban a continuar con los experimentos, Descartes les dijo que no eran animales sino máquinas que rechinaban y, por lo tanto, no sentían dolor. Fue así como en nombre de la ciencia se inició la tortura contra los animales. Posteriormente, Darwin afirmó que sí sufrían, pero este hecho se descartó porque matar para comer implicaba vivir con culpa y fue más fácil negar que los animales tenían emociones y sentimientos.

Claudia Edwards indicó que la ciencia ha demostrado que el sistema de sensibilidad de los animales es exactamente igual al del ser humano, porque tenemos los mismos disectores, generamos las mismas sustancias que se liberan cuando sentimos dolor y contamos con las mismas estructuras cerebrales responsables de transmitir el dolor. Los animales vertebrados tienen las mismas estructuras, como el sistema límbico, que codifica las sensaciones positivas y negativas, por tanto, también sienten angustia, ansiedad, depresión o desesperanza.

“Los etólogos estudiamos la conducta del cerebro normal del animal, lo que nos permite identificar sus estados mentales, ya sean positivos o negativos; en el segundo caso presentan depresión, fobias o problemas obsesivos compulsivos, pues el canino se puede lamer la pata hasta llegar al hueso, se arranca el pelo o se muerde la cola para producir endorfinas. Esta conducta se puede revertir al medicarles antidepresivos o ansiolíticos, ya que permiten cortar las conexiones nerviosas negativas que se forman en el cerebro, de tal forma que aprenden a ser felices en un nuevo hogar”, indicó Edwards.

La adopción es una segunda oportunidad de vida

Una de las tareas que desempeñan las organizaciones protectoras de animales es promover la cultura de la adopción, lo que implica una segunda oportunidad de vida para perros y gatos. En este sentido, es importante señalar que, sin importar el linaje, todos los animales dan amor, desde cachorros y jóvenes hasta adultos que están en espera de un nuevo hogar.

“La mayoría ni siquiera presenta problemas conductuales, por el contrario, están educados y son amorosos, pero los abandonan porque la gente tendrá un bebé, se cambiarán de casa o porque los consideran desechables. Asimismo, es fundamental dar calidad de vida a los animales viejitos, al igual que a gatos con leucemia o SIDA que no suelen ser adoptados por prejuicios, aunque no afectan en nada al ser humano”, enfatizó la especialista.

Las personas interesadas en fomentar la adopción pueden visitar la Brigada de Vigilancia Animal de la Secretaría de Seguridad Pública, que todos los domingos en Xochimilco presenta a animales rescatados víctimas de maltrato extremo que están en adopción para ser reinsertados a la sociedad, lo que permite liberar espacios en el refugio para que otros también puedan ser rescatados. Incluso se pueden apadrinar, ya sea llevándoles comida, juguetes, bañándolos, o bien, tomándoles una foto y subiéndola a las redes sociales para promocionar su adopción.

La fidelidad de un perro es invaluable

Por último, la especialista Claudia Edwards señaló que la fidelidad de los perros hacia los seres humanos se relaciona con su proceso evolutivo, debido a que los caninos son parientes de los lobos, los cuales destacan por ser estrictamente gremiales al vivir en manada para sobrevivir, cazar y defenderse.

No obstante, aclaró que la domesticación en realidad fue un proceso bilateral en el que fuimos evolucionando a la par. “Los perros y los humanos nos parecemos porque cazamos lo mismo y de la misma manera, jerárquicamente tenemos un grupo social semejante porque los inválidos e infantes no trabajan, reciben comida y protección de los más fuertes; nos parecemos tanto que para el perro fue natural entrar a nuestra familia y vernos como un grupo social, después ellos nos ayudaron en la cacería y a cuidar crías”.

“Hoy en día es importante que un niño tenga un animal de compañía porque le aporta cosas positivas, por ejemplo, los padres pueden asignarle pequeñas tareas a su hijo para que adquiera el sentido de la responsabilidad al pedirle que lo alimente, lo pasee, levante el excremento, lo bañe o lo lleve al veterinario. A la vez permite que los infantes sean más empáticos, porque suelen contarle a su mascota su sentir y aspectos de su vida cotidiana”, concluyó.