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POR MÉXICO AL FRENTE: OBJETIVOS Y ASECHANZAS

Lo trascendente para cada uno de los aspirantes que postule Por México al Frente para un cargo de elección popular, trátese de la Presidencia de la República o la jefatura de cabildo de un modesto ayuntamiento, es tener presente que está en juego mucho más que una candidatura

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De conformidad con sus estatutos y con la Ley Electoral, los órganos de dirección de los partidos Acción Nacional (PAN), de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadano decidieron hace meses emprender la tarea de crear un frente democrático para reemplazar el modelo político opresor que, con el PRI al frente, gobierna al país desde 1929.

¿Fue una ocurrencia preñada de ambiciones particulares?

No. Tampoco significó una decisión sencilla. Fue una iniciativa audaz e histórica para dar respuesta a una sociedad frustrada, engañada, saqueada, insatisfecha, hastiada de los abusos impunes de un régimen casi perpetuado en el poder durante nueve décadas, que lleva al país al garete en aguas tempestuosas de pobreza, miedo e inseguridad.

Para cambiar el régimen es necesario derrotar al partido retroalimentador: el Revolucionario Institucional (PRI).

Se trazó entonces una ruta para avanzar con solidez hacia ese objetivo: primero el Proyecto de Nación, luego el registro de una coalición electoral y finalmente la selección de quienes, en 2018, participarán como candidatos a casi 4 mil cargos de elección popular. Particularmente, a quien, desde la Presidencia de la República, tendrá la responsabilidad de darle vigencia al Proyecto de Nación, con buenos resultados para los mexicanos.

El viernes 8 de diciembre anterior, los dirigentes del Frente Ciudadano Por México: Alejandra Barrales, del PRD; Ricardo Anaya, del PAN y Dante Delgado, de Movimiento Ciudadano, solicitaron y obtuvieron del Instituto Nacional Electoral (INE) el registro de la coalición Por México al Frente. De esta manera, las tres fuerzas políticas legitimaron y confirmaron su participación conjunta en el proceso electoral del 2018.

Como en esa ocasión lo precisó el coordinador nacional de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado, se registraron la Plataforma Electoral, los llamados “Apuntes para el Programa de Gobierno” (que se someten a consulta de organizaciones ciudadanas) y los documentos con los acuerdos de los tres institutos políticos, dos de ellos de particular importancia: la determinación de ir juntos en coalición electoral y el siglado de candidaturas al Congreso de la Unión, debidamente autorizado por los tres institutos políticos que integran Por México al Frente.

Como lo hemos señalado desde estas páginas, no han faltado las asechanzas que pretenden destruir un proyecto histórico, sin precedentes en la vida política de la nación. Así lo afirmó Dante Delgado en el acto del 8 de diciembre de 2017, al manifestar que no es momento de egos ni ambiciones, sino de pensar en grande y de tener visión de futuro. Con la firma del convenio de coalición, el Frente Ciudadano dio un paso más para cambiar la historia de México. “Estamos avanzando en la construcción de un nuevo régimen, de un nuevo sistema político y en el camino que debemos seguir para sacar de una vez por todas al PRI de Los Pinos”, aseveró.

Advirtió que las asechanzas del poder no han terminado, ya que el PRI y sus aliados seguirán intentando debilitar al Frente Ciudadano y, de ser posible, fracturarlo. “Su apuesta es que no haya coalición, porque frente a la coalición ya están derrotados”, precisó.

Acaso lo más significativo (y aun premonitorio) de aquella intervención de Dante Delgado fue su convocatoria a tener conciencia de que viene lo más difícil. Dijo textualmente:

“Vamos a enfrentarnos a más mezquindad, ofrecimientos, chantajes y amenazas. Lo único que no podemos permitirnos es ser ingenuos ni empequeñecernos frente a la amenaza que tenemos por delante. En esta batalla, la clave será ver quién resiste, quién se mantiene firme ante los embates del poder, porque todos los mexicanos nos están observando y la historia no será complaciente si permitimos que nos dobleguen. Si no nos comportamos a la altura de las circunstancias, la historia lo va a registrar y los mexicanos no nos van a perdonar”.

Días después, el INE determinó la procedencia de la coalición electoral Por México al Frente.

Los desafíos

Cuando salga a la luz la edición de El Ciudadano correspondiente a enero de 2018, estarán en marcha (incluso por culminar) las campañas de los precandidatos a la Presidencia de la República, al Senado, a la Cámara de Diputados federal y, en los casos de las elecciones concurrentes, a gobernadores, diputados locales y presidentes municipales.
Todos ellos enfrentarán un gran reto: convertir a la república de la exclusión en un país en el que todos tengan derecho a alcanzar el bienestar.

Para lograrlo, los candidatos de la coalición Por México al Frente tendrán un Proyecto de Nación con dos importantes vertientes: la Plataforma Electoral y los Apuntes para el Programa de Gobierno.

Los soportes, ejes rectores del objetivo, entre otros no menos importantes, son claros: poner al ciudadano al frente de las decisiones, instaurar un gobierno de coalición, robustecer el Poder Legislativo frente al Ejecutivo, fortalecer los órganos directivos de ambas cámaras mediante la modificación de sus encargos de uno a tres años, otorgar facultades al Congreso para aprobar a los integrantes del gabinete presidencial y el Plan Nacional de Desarrollo.

Pero lo importante, lo trascendente para cada uno de los aspirantes que postule Por México al Frente para un cargo de elección popular, trátese de la Presidencia de la República o la jefatura de cabildo de un modesto ayuntamiento, es tener presente que está en juego mucho más que una candidatura. Que es hora de actuar de manera responsable y avanzar de manera decidida y mucho más de prisa, porque la lucha por cambiar al régimen ya comenzó.

El programa

Las premisas generales del programa de gobierno que ofrece a la ciudadanía la coalición Por México al Frente son dignidad, principios, igualdad, seguridad y honestidad. Deben ser la respuesta a tres de los principales problemas del país: corrupción, desigualdad e inseguridad; que implican la urgencia de políticas públicas para combatir la pobreza, modernizar y moralizar a los servicios policiacos, y reconstruir y reconciliar los vínculos entre la sociedad política y la sociedad civil.

Los vicios introducidos por el partido hegemónico a la competencia electoral pervirtieron la política y produjeron un creciente distanciamiento entre la clase política y la ciudadanía. Los partidos no fueron capaces de eliminar las prácticas clientelares, el mal uso de los recursos públicos y el apoderamiento de los puestos públicos.

La corrupción es consecuencia de la captura de los puestos y los recursos públicos para fines distintos a los que justifican su existencia. Combatirla exige, por lo tanto, una profunda reforma de los tres niveles de gobierno existentes en nuestro país.

La alternancia en la jefatura del Poder Ejecutivo Federal en el año 2000 no logró erradicar el sistema presidencialista, modernizar los gobiernos de los estados o corregir la debilidad estructural de los municipios. Tampoco hubo la necesaria visión de largo aliento para el siglo XXI, que dejara atrás y para siempre las peores expresiones del pasado político del país.

El retorno del PRI al Poder Ejecutivo Federal en 2012 pareció cancelar todas las expectativas de cambio democrático, incluida la esperanza de modificar al régimen político desde la raíz. Renació un fenómeno casi cíclico, sexenal, contra cuya perversión batalla hoy el Frente Ciudadano por México: el desencanto y la desconfianza avasallaron toda visión de futuro, incluso fueron (y son) alimentados desde el poder y por influyentes comunicadores ciegamente afines al sistema que los ha provisto de recursos y de influencia. Se interrumpió la construcción de un nuevo proyecto democrático para México.

Inclusive los partidos del Frente Ciudadano por México reconocen haber caído en el juego de los sempiternos amarranavajas. Contribuyeron así (y hoy se corrige) a crear el ambiente que alejó a la ciudadanía de la vida política del país. Y en el camino se agudizaron los tres principales problemas de México: corrupción, desigualdad e inseguridad. En consecuencia, se acrecentaron los viejos lastres: más pobreza, más desigualdad social y mayores y más escandalosos e impunes latrocinios.

Por eso urge distribuir y acotar el poder público de una manera diferente. Quitárselo a quienes lo han convertido en patrimonio de unos cuantos, para que sea el pueblo quien asegure la soberanía de su mandato.
No se trata de un simple cambio de gobernantes, prohijados por la insana costumbre del poder sin límites. Lo que es imperativo es incorporar al cambio la inmensa riqueza moral de los principios y los valores para, con un nuevo pacto social, resolver con éxito los problemas que agobian a los mexicanos.

Los fundamentos

Por eso, la propuesta de la coalición Por México al Frente tiene estos fundamentos:

  • Es democrática porque reconoce la fuerza del diálogo en la pluralidad, así como la construcción y el control del poder mediante la voluntad y la participación ciudadana.
  • Estipula que el mérito de la capacidad y el servicio con honradez debe ser la única vía para ocupar cargos públicos.
  • Exige un cambio de régimen para que el poder público resida en la soberanía del pueblo, no en una minoría privilegiada. No habrá espacios para funcionarios que lucren con intereses diferentes al bienestar de la población.
  • Deben garantizarse las libertades de manifestación y expresión con responsabilidad y respeto a la dignidad humana.
  • México debe ser una república democrática a plenitud, apoyada en un federalismo genuino, con pesos y contrapesos entre los tres Poderes de la Unión y en todos los órdenes de gobierno, sin subordinaciones vergonzantes.
  • La política debe sacudirse la perversidad con que ha sido contaminada desde el poder. Su reconciliación con la sociedad debe incluir espacios abiertos, incluyentes y respeto irrestricto a la legalidad.
  • El nuevo régimen respetará las formas de organización política, económica y cultural de los pueblos indígenas.
  • Los medios masivos de comunicación, electrónicos y digitales, deben garantizar apertura democrática a la sociedad para disfrutar, en contrapartida, de la más absoluta libertad de prensa, ejercida con responsabilidad.
  • Todos los niveles de gobierno están obligados a garantizar una distribución justa de la riqueza, así como combatir la pobreza y la marginación en todas sus dimensiones y manifestaciones.
  • La política fiscal debe ser justa y equitativa, promover la generación de riqueza, abatir la desigualdad y ser celosa vigilante de los recursos que genera, que son del pueblo.
  • El modelo de desarrollo debe apoyarse en los principios de la economía social de mercado, orientada al crecimiento económico con equidad.
  • La coalición Por México al Frente reconoce en la iniciativa privada el producto del legítimo esfuerzo, de la innovación y de la construcción de oportunidades para hacer crecer a la economía y generar empleos dignos.
  • Debe ser apoyado un desarrollo sostenible que fomente el equilibrio ecológico, promueva la responsabilidad ambiental en las acciones individuales y garantice los derechos ambientales de las futuras generaciones. Es inadmisible que predominen los objetivos económicos a costa del medio ambiente.
  • Los recursos que se confían al Estado deben ser usados primordialmente para propiciar la equidad social y la protección de los grupos vulnerables. El desarrollo sin igualdad es inadmisible.
  • El Estado de Derecho que merecen los mexicanos debe acabar con la impunidad, combatir la corrupción desde sus causas e impedir que puestos y recursos se utilicen para favorecer trayectorias y grupos políticos.
  • Los tres niveles de gobierno deben cumplir con la obligación constitucional de garantizar la seguridad de cada persona, con pleno respeto a los derechos humanos y revertir las condiciones sociales que propician el crimen.
  • La transparencia y la rendición de cuentas a la sociedad, deben convertirse en los buenos resultados de prácticas alineadas con el ejercicio del poder público en todos los niveles.
  • La igualdad de género, la lucha contra la discriminación y la violencia, debe ser una práctica cotidiana en el nuevo régimen.
  • El sistema de procuración y administración de justicia debe estar libre de malas prácticas, corrupción e impunidad. Los jueces corruptos, ineptos o cómplices de los delincuentes no pueden tener cabida en este sistema.

La propuesta de la coalición Por México al Frente, cuyo contenido incluye también desarrollo científico y tecnológico, energéticos renovables, pensiones que aseguren un retiro digno a los trabajadores, política exterior distante de subordinaciones vergonzantes y celosa de los intereses nacionales en el mundo global, salud y educación de calidad, y muchos otros temas, está sometida al escrutinio y a las aportaciones de las organizaciones ciudadanas.
Por todo lo anterior (y más), México necesita una profunda reforma de gobierno, con una conducción firme que defienda los principios por encima de los intereses; que enfrente a los aparatos políticos y a los intermediarios que se han adueñado de la vida pública; que diseñe e implemente las políticas públicas aquí enunciadas desde el reconocimiento explícito de los errores cometidos por los gobiernos anteriores y sobre la base de la colaboración democrática entre gobernantes y ciudadanos.

No puede ni debe tratarse de una rebatinga mezquina por cargos y posiciones en la burocracia, tampoco de jaloneos impúdicos por una curul, un escaño, una alcaldía, una gubernatura e incluso por la jefatura del gobierno federal. Medir los alcances de este esfuerzo con un reparto miserable de senadurías, diputaciones o alcaldes es una actitud ruin, por debajo, muy por debajo, de las exigencias ciudadanas.
Se trata de México.