Opinión
DEJEMOS DE ESCONDER LA BASURA DEBAJO DEL TAPETE

Armando Lopéz Campa

Armando Lopéz Campa

Diputado Coordinador del Grupo Parlamentario de Movimiento Ciudadano en la Asamblea Legislativa

Una de las consecuencias de las megalópolis es la monstruosidad de sus problemas y, probablemente, uno de los más representativos es el manejo de sus desechos, tema en el que la Ciudad de México ocupa el segundo lugar a escala mundial como generadora de más residuos sólidos urbanos (RSU), tan sólo después de Nueva York, con casi 13 mil toneladas diarias. Para dimensionar la escala de este volumen, basta ver que mientras en la CDMX se generan cerca de 18 millones de toneladas anuales, en Monterrey, que es la ciudad con el segundo mayor volumen en el país, se producen un millón de toneladas anuales.

Con un volumen de tal magnitud, el costo ambiental se agrava día con día. El manejo que se le ha dado a los RSU, ha consistido en depositar 8 mil 600 toneladas en rellenos sanitarios, de los que sólo se aprovechan 4 mil 100 toneladas mediante diversos procesos: mil 900 toneladas se reciclan, mil 400 para hacer composta y 800 para combustible alterno.

Hoy en día, la Ciudad de México da un salto tecnológico en el tratamiento de residuos con la Planta de Termovalorización “El Sarape”.

Ésta, que es la primera en América Latina y una de las más grandes del mundo, trabaja mediante un proceso tecnológico de combustión controlada de residuos que evita la emisión de gases a la atmósfera. De esta manera convertirá cuatro mil 500 toneladas diarias de basura en energía limpia, con lo que se calcula que se eliminará la emisión al ambiente de 700 mil toneladas de dióxido de carbono y una importante reducción de gases de efecto invernadero, así como de contaminación de mantos acuíferos que se produce al enterrar la basura en rellenos sanitarios.

Adicionalmente, esta planta generará 965 mil mega/watts hora, energía limpia suficiente para mover a toda la red del Metro de la Ciudad de México.

Una vez que entre en operación, con la planta se aprovecharán 11 mil 400 toneladas de RSU, de las cuales 2 mil se reciclarán, mil 500 se utilizarán para composta, mil 400 se enviarán a cementeras como combustible alterno, 2 mil irán a la Planta de Biodigestión y cuatro mil 500 hacia la de termovalorización.

Se cuestiona mucho el alto costo de esta planta, cuya inversión será cercana a los 12 mil millones de pesos, así como los términos del contrato, pero lo que es un hecho es que ante una necesidad mayúscula, literalmente dejaríamos de esconder la basura debajo del tapete y concluiríamos el capítulo de depender de mafias de pepenadores en el manejo de los residuos.

Estos actos representan un parteaguas en la forma en como se conducen los destinos de la ciudad y se les dota de infraestructura para enfrentar el futuro: cuidando el medio ambiente y responsabilizándonos por su manejo.