Noticias falsas en la Web

Tania Rosas

Tannia Rosas
@valeryvegarosas

En una época en la que al parecer lo que sobra es información, también y con mayor frecuencia nos encontramos con una serie de notas que parecen nutrir la desinformación y la ignorancia de buena parte de la población.

Me refiero específicamente a las llamadas fake news o hoax, que no son más que noticias falsas creadas deliberadamente para provocar confusión. En su mayor parte se localizan en portales de dudosa procedencia pero, al volverse virales a través de las redes sociales, provocan el impacto deseado para hacerlas parecer verdad.

En nuestro país empieza a ser lugar común leer notas en sitios web con encabezados sensacionalistas que generan desconcierto: ocurrió en días recientes con la difundida información falsa de la muerte del doctor José Manuel Mireles Valverde. La propia víctima de esta falsedad tuvo que responder con un video para aclarar y precisar que se encuentra “en perfecto estado de salud”.

A Joseph Goebbels, creador y responsable de la propaganda nazi, se le atribuye la frase: “Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”; y las fake news o hoax parecen cumplir de forma ferviente con esta premisa.

Lo preocupante es que cada vez es más usual escuchar a periodistas, analistas, conductores de noticias y hasta intelectuales repetir lo que leyeron en Facebook o en Twitter, como si se tratase realmente de medios ciento por ciento confiables.

Con la oleada informativa que muchos de nosotros recibimos día con día y minuto a minuto en las redes sociales, grupos de Whatsapp o Telegram, medios electrónicos y digitales, e incluso impresos, es difícil distinguir la realidad de la ficción. Por lo tanto, y aunque parezca obvio, es importante tomar en cuenta diversos factores para conseguir filtrar todo lo que a nuestros ojos y oídos llega.

Algunos puntos relevantes para detectar estas noticias falsas son:

  • Habitualmente sus encabezados son de tono amarillista y de mucho impacto, incluso suelen presentarse entre signos de admiración, con lo que buscan generar el click esperado.
  • Generalmente no hay un autor responsable de la nota, no hay un contacto o correo que la vincule.
  • Pocas veces se incluyen fuentes de la información. Se limitan a señalar: “Dice fulanito o fulanita que…”.
  • Si intentamos localizar la misma cabeza o algo relevante del cuerpo de la nota en un buscador, tal vez encontremos que uno o dos medios, a lo sumo, la hayan seguido o publicado. Y si llegado el caso apareciera en otro medio, debemos asegurarnos de que se trata de una fuente de probada seriedad e incluso con nuevos datos.
  • Finalmente, en nuestra búsqueda informativa es nuestro deber y responsabilidad tener un criterio firme sobre la información que elegimos y, sobre todo, nunca asumir que la información es auténtica sólo porque la recibimos por Whatsapp, la leímos en Facebook o en Twitter, aunque no aparezca en ningún otro medio.

Considero relevante que quienes nos dedicamos a la comunicación y a los medios que la transmiten seamos responsables con lo que difundimos e incluso recibamos con reserva una nota de un portal de dudosa probidad. Es nuestra obligación investigar, localizar todas las fuentes posibles de la información, y si es necesario, explorar por nuestra cuenta y confirmarla para ofrecer a quienes nos leen un enfoque real o lo que es mejor aún: exhibir al mentiroso con la verdad en la mano.