Chiapas
La revolución del Género de la mano con la evolución del Derecho

Marian VÁzquez González

Los primeros años de vida de un ser humano pueden decirnos mucho o poco de su identidad y personalidad

Actualmente hablar de sexo, género y diversidad sexual es hablar sobre derechos, identidad y una elección de vida. Gracias a los tiempos modernos, con ayuda de los medios y redes sociales, son temas de los que cada vez se tiene mayor alcance de información en la búsqueda de una identidad o sentido de pertenencia. Actualmente, gracias a la aportación de psicólogos y grupos activistas, se puede decir que hablar de género es:

Agénero, andrógino, cisgénero, conformidad de género, disconformidad de género, disforia de género, expresión de género, género binario, género fluido, genderqueer, identidad de género, identificador de sexo, intersexual, LGBTQ, no binario, orientación sexual, pronombres, queer, supresión de la pubertad, transexual, transgénero.

La mayoría de los padres y madres educa a los hijos (as) cuando comienzan a hablar y reafirma el género del infante. Al llegar a los dos años de edad, el niño o niña comienza a notar las diferencias físicas; para cuando alcanza los cuatro años, ya tiene una noción amplia de un sentido establecido sobre su identidad de género, por lo que con libertad elige ropa, calzado, juguetes, amistades, actividades, etc.

Los primeros años de vida de un ser humano pueden decirnos mucho o poco de su identidad y personalidad, y es en este punto donde las madres y padres deben estar muy atentos para poder apoyar en el desarrollo físico y psicológico de un hijo (a), tal es el caso de esta familia estadounidense que captó mi atención y admiración:

Jazz Jennings nació en octubre del año 2000 y se le asignó el género masculino. A los cinco años de edad fue diagnosticada con disforia de género, un término clínico para nombrar al desorden psicoemocional de las personas que tiene una contradicción entre el género con el que se identifican y el sexo biológico anatómico. Al año siguiente, con seis años de edad, ella y su familia decidieron aparecer en múltiples programas de televisión para explicar los retos de crecer con un niño transgénero.

Hoy Jazz Jennings es defensora de niños transgénero y ha escrito un libro titulado I’m Jazz (Soy Jazz) detallando sus experiencias como niña trans.
Co-fundadora de The Transkids Purple Rainbow Foundation, ha hecho bastantes apariciones en los medios de comunicación y da conferencias en distintas escuelas de Estados Unidos.

Desde que tenía uso de razón, Jazz siempre se sintió como una niña. Si la gente le llamaba un buen chico, ella los corregía diciendo que era una niña buena.

Actualmente se enfrenta a nuevos retos: la pubertad le ha dado miedo, se somete a la terapia hormonal que impedirá el crecimiento del vello corporal y otras características sexuales masculinas. Sin embargo, gracias al apoyo integral que su familia le brinda, ella ahora es una adolescente feliz que está descubriendo el mundo que la rodea.

Revisando algunos capítulos de las serie I am Jazz que se encuentra en la red, uno me causó mucha molestia. Ella, acompañada de su madre, va a sacar un permiso para conducir. En la recepción de documentos le dijeron que no era la misma persona, a lo que la madre de Jazz contestó que era una niña transgénero. Si eso le ocurrió a Jazz en un país donde se supone que tienen más tolerancia en la diversidad sexual y más respeto por la vida de los demás, ¿qué se puede esperar de otros lugares donde se lucha día a día para hacer valer los derechos de las mujeres?

Actualmente, cada vez son más las personas que deciden cambiar de sexo, y cada día son más los niños y niñas que experimentan estos cambios. El derecho debe ir evolucionando al parejo, sin distinción alguna de estigma social, religión o raza. En nuestro país, sólo en la Ciudad de México se puede realizar el trámite de cambio de identidad de género. Es increíble que mujeres y hombres tengan que viajar y cambiar su residencia para poder exigir un derecho universal sólo porque en su entidad no se puede realizar dicha acción legal. Es prioritario comenzar a gestar en nuestros (as) gobernantes y legisladores la idea de que que el derecho evoluciona y no puede estar sujeto a estigmas o prejuicios sociales cuando lo que se está suprimiendo es un derecho universal y humano: el derecho a tener una identidad.