Un héroe en cada migrante

Alejandro González en Los Ángeles, California
Pilar Lozano Mac Donald

Pilar Lozano Mac Donald
Secretaria General de Acuerdos de Movimiento
Ciudadano.
Presidenta de la Comisión del Mexicano
Migrante

Entrevista con Alejandro González, mexicano radicado en Los Ángeles, California

«Son muchos los años fuera de la tierra que recuerda uno con nostalgia. Con el tiempo hay dolor por la ausencia” dice Alejandro González González, inmigrante mexicano radicado en Los Ángeles, California desde 1979.

A los diez años encaminó sus pasos, junto con su familia, rumbo a Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida. Atrás quedaron la llanura y los encinos, pinos y sabinos de Labor Vieja, su tierra, situada en el municipio de Ocotlán, en el estado de Jalisco.

Con el tiempo se ha formado en la mente de Alejandro González una imagen clara del migrante mexicano: “Veo un héroe en cada uno de ellos. Los admiro y los respeto porque han tenido el valor y el carácter para venir a Estados Unidos, obligados a abandonar la patria para buscar las oportunidades que allá en México no nos dieron”, subraya con coraje.

Alejandro es uno de los millones de mexicanos que se vieron obligados a salir del país ante la difícil situación. A treintaisiete años de su llegada a Estados Unidos, también dejó atrás el resentimiento y la decepción que le acompañaron a su salida.

Ahora, con múltiples experiencias encima, ve con entusiasmo lo que ha realizado hasta ahora y lo que viene. A fuerza de golpes, la vida le fue mostrando el camino a andar. Llegó al vecino país del norte a trabajar, a sobrevivir en mejores condiciones, pero con el tiempo entendió que allá lo necesitaban. “Uno no se da cuenta de las necesidades de la gente hasta que algo pasa”.

Cuando un primo suyo fue agredido y quedó en estado de coma, tuvo que intervenir para conseguir una visa humanitaria a sus tíos, “señores de edad avanzada”, a fin de que fueran a verlo. Fue a partir de entonces que comprendió lo que ahora sigue como un postulado: “nunca debes ponerte limitaciones para ayudar a los demás”.

No duda en afirmar que los principales problemas que un inmigrante enfrenta son el idioma y la discriminación. Por eso piensa que los mexicanos que viven en Estados Unidos deben luchar por tener derechos plenos. Pero son ellos, los migrantes, los que deben involucrarse más para obtenerlos. “Nadie va a conocer mejor nuestros problemas y necesidades como el propio migrante”, enfatiza.

En la construcción de una agenda para la comunidad mexicana migrante deben ser los paisanos que ya están cansados de los abusos, los que han superado sus propias limitaciones, los que hoy sostienen la economía del país, quienes marquen la ruta a seguir.

Antes el migrante desconocía su fuerza, la influencia de que le dotan el coraje y la capacidad para superar los retos lejos de casa. Ahora, tienen claro que su posición es diferente y que las cosas deben cambiar para mejorar.

En este largo trecho andado, la organización de los migrantes que se hace presente mediante clubes y federaciones, fue sembrando el campo que ahora ya ha dado frutos. Con nostalgia, Alejandro comparte que sólo ha podido viajar en tres ocasiones a Labor Vieja, y las tres fueron para la inauguración de obras sociales donadas y financiadas por personas que, como él, no olvidan su tierra. Visitó México cuando se concluyó un pozo de agua potable, cuando donaron una ambulancia y cuando se estrenaron las canchas de basquetbol de su comunidad. Además han contribuido a la mejora del drenaje, han apoyado a familias con la entrega de despensas, y han realizado empedrado de calles.

La distancia es difícil, por eso pensar en Labor Vieja ya no es motivo de tristeza, porque desde Estados Unidos mantienen su solidaridad con la tierra que lo vio nacer.

El trabajo no se queda en eso, también amerita ir más allá y así como Alejandro, existen miles de compatriotas que han logrado construir redes de apoyo y solidaridad con sus comunidades, pero que también se preocupan por promover nuestra cultura y tradiciones. Para ello, organizan eventos para recaudar fondos que permitan hacer llegar medicinas a niños con autismo, apoyar a bomberos y obtener recursos para salud y educación.

Y es que Alejandro González es certero cuando describe la realidad del país: “Los gobiernos en México no piensan en la gente. Basta ver lo que ocurre en casi todo el territorio nacional: miseria, violencia y desamparo”.

Afortunadamente, predominan en nuestros paisanos los principios aprendidos en México. Mantienen la fe en que siendo un buen ser humano, con conciencia, un buen ciudadano, las cosas habrán de cambiar en ambos lados del Río Bravo.

Frente a las malas acciones del gobierno, les motiva que por fin haya un movimiento que está haciendo las cosas de manera diferente: Movimiento Ciudadano. El primer acercamiento lo tuvo con Enrique Alfaro, actual alcalde de Guadalajara. Entendió en ese entones que sí se pueden hacer bien las cosas, que sí se puede trabajar honestamente para mejorar la situación de los ciudadanos. Hace tres años aproximadamente decidió participar en Movimiento Ciudadano.
Señala convencido: “Admiro a Movimiento Ciudadano porque le da su lugar al ciudadano. En él participa gente que de verdad está trabajando fuerte para que las cosas cambien. No me pagan, participo de forma voluntaria. Veo ganas de hacer las cosas de manera diferente y no la hipocresía de los partidos de siempre”.

Por eso, en las próximas elecciones en Estados Unidos, los migrantes tienen más claro que nunca que es necesario hacer algo, que el peso del voto latino y en particular el de los mexicanos será determinante. Antes no influían, pero como resultado de la fuerza electoral migrante y de su trabajo, que se refleja en las eco.