HÁBITAT III, hacia una nueva agenda urbana

Eduardo Baldeón Larrea Secretario
Técnico del Foro de Profesionalización en Gobiernos Locales

Líderes mundiales se reunirán en Quito para replantear la forma en que los asentamientos humanos son planeados, desarrollados y administrados

En el mes de octubre se celebrará en Ecuador la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible, mejor conocida como Hábitat III. Esta cumbre mundial se celebra cada veinte años desde 1976, y es la tercera de una serie de conferencias convocadas por las Naciones Unidas con la finalidad de impulsar el compromiso político global en favor del desarrollo sostenible de pueblos, ciudades y otros asentamientos humanos, tanto rurales como urbanos. El objetivo de la Conferencia es reforzar el compromiso global a favor del desarrollo urbano sostenible con una “nueva agenda urbana”.

En la década de los 70 el mundo empezaba a atestiguar la mayor y más rápida migración de personas hacia las ciudades; la urbanización y sus impactos apenas empezaban a ser considerados por la comunidad internacional y los gobiernos. Ante esa realidad, la Asamblea General de las Naciones Unidas convocó la Conferencia Hábitat I (Vancouver, 1976) con el propósito de analizar las consecuencias de la rápida urbanización, a la par de plantear la necesidad de promover asentamientos humanos sostenibles. Desde entonces, los temas de la urbanización y la vivienda fueron reconocidos como problemas globales que requieren de visiones y soluciones conjuntas.

datoVeinte años después se llevó a cabo la Conferencia Hábitat II (Estambul, 1996), en la cual los líderes mundiales adoptaron el programa de Hábitat como el plan de acción para promover una vivienda adecuada para todos bajo la noción de desarrollo sostenible de los asentamientos humanos.

La importancia de Hábitat III

Desde el año 2009 hay más personas en el mundo viviendo en áreas urbanas que en rurales. De continuar esta tendencia, se espera que para mediados de siglo casi tres cuartas partes de la población mundial habitarán en pueblos y ciudades. Hoy en día la población urbana ya alcanza el 54.5 % de la población mundial. Resulta indispensable replantear la forma en que las ciudades y los asentamientos humanos son planeados, financiados, desarrollados, gobernados y administrados.

El borrador de la Declaración de Quito sobre ciudades y asentamientos humanos sostenibles para todos, redactado en Nueva York en julio 2016, dice que las ciudades y los asentamientos humanos “enfrentan una amenaza global sin precedentes por los patrones de consumo y producción no sostenibles, la pérdida de biodiversidad tanto en las áreas urbanas como periurbanas, la contaminación, los desastres naturales y los riesgos relacionados con el cambio climático, que erosionan los esfuerzos para eliminar la pobreza en todas sus formas y dimensiones y para alcanzar un desarrollo sostenible. Dadas las tendencias demográficas de las ciudades y su papel central en la economía global, los esfuerzos para la mitigación y adaptación del cambio climático y el uso de recursos y de ecosistemas, la forma en que son planeados, financiados, desarrollados, construidos, conducidos y administrados tiene un impacto directo en la sostenibilidad y resiliencia mucho más allá de los límites urbanos”. De ahí que la Conferencia en Quito adquiera una relevancia y una dimensión mayor a las que la precedieron. En este sentido, “la Conferencia es una oportunidad única para repensar la política urbana para que los gobiernos puedan responder mediante la promoción de un nuevo modelo de desarrollo urbano capaz de integrar todas las facetas del desarrollo sostenible para promover la equidad, el bienestar y la prosperidad compartida “ (Joan Clos, Secretario General de la Conferencia Hábitat III).

Para México, el tema resulta de alta relevancia dado que el país se encuentra inmerso en un proceso acelerado de urbanización. De acuerdo con datos ofrecidos por el Centro Mario Molina, en 30 años, 1 millón 370 mil hectáreas han cambiado de uso de suelo forestal, agrícola y vegetal a suelo urbano. El sistema está creciendo a razón de 50 hectáreas por día. El 76.8% de la población vive en localidades mayores de 2,500 habitantes, y 41.2 millones habitan en 11 zonas metropolitanas de más de 1 millón de habitantes.

Los gobiernos locales y las nuevas agendas del desarrollo sostenible

Hábitat II (1996) constituyó un hito para los gobiernos locales y el movimiento municipalista internacional puesto que en el marco de la Conferencia, tuvo lugar la primera Asamblea de Ciudades y Autoridades Locales. Con base en aquella experiencia, en el año 2013 se constituyó un Grupo de Trabajo Mundial (GTF por sus siglas en inglés). La GTF reúne a las principales redes internacionales de gobiernos locales y ha convocado a la realización de la Segunda Asamblea Mundial de Autoridades Locales y Regionales en los días previos a Hábitat III.

A través de la GTF los gobiernos locales han subrayado la necesidad de que la nueva agenda urbana tome en cuenta otras agendas internacionales relevantes adoptadas en los meses recientes puesto que abordan temas que están interrelacionados y que tienen una dimensión local. Nos referimos a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el Acuerdo Climático de París.

Los ODS, también conocidos como Agenda 2030 o como Objetivos Mundiales, proporcionan un plan y una agenda comunes para abordar algunos de los retos más apremiantes que enfrenta el mundo actual como la pobreza, el cambio climático, la desigualdad económica, la innovación, el consumo sostenible, la paz y la justicia, entre otros. En este caso, deberían establecerse los vínculos específicos con los objetivos de la urbanización sostenible (ODS11) y la creación de instituciones eficaces, responsables e inclusivas (ODS 12). La adecuada vinculación de agendas y objetivos resulta indispensable para evitar que los gobiernos locales tengan ante sí prioridades y mecanismos múltiples que pueden resultar confusos.

Será importante que en Hábitat III los gobiernos locales tengan una presencia destacada y una voz firme y unificada a fin de que sus planteamientos queden debidamente plasmados en la declaración correspondiente, precisando el rol que desempeñarán y superando la visión de algunos gobiernos nacionales que quisieran asignarles un rol de meros observadores.

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