Visita a Doña Carmen Montes de Oca, mexicana con valores

Carmen  Montes De Oca

Carmen Montes De Oca

Grata sorpresa nos causó Doña Carmen Montes De Oca, de 74 años de edad, mujer muy activa y productiva que atiende un local comercial de venta de productos cárnicos, quesos, vinos y otros tantos productos para gustos exigentes y de buen comer, ubicado al sur de la Ciudad de México, en la Delegación Álvaro Obregón.

En septiembre de 2014, le entregamos a la señora Carmen el Reconocimiento Ciudadano de la Fundación México con Valores en el ámbito personal y laboral por practicar los valores de la perseverancia y la responsabilidad, además de otros que la distinguen, como su gran corazón y generosidad, su calidez, amabilidad, disciplina, calidad y cortesía, como lo afirman los clientes que la conocen y que ella atiende cotidianamente.

Recientemente visitamos a Doña Carmen, y grata fue nuestra sorpresa cuando entramos a la tienda y vimos detrás del mostrador, colgado en la pared, debidamente enmarcado y luciendo espléndidamente, el reconocimiento otorgado por la Fundación México con Valores con las firmas del coordinador de la Comisión Operativa Nacional de Movimiento Ciudadano y del presidente de la Fundación.  Doña Carmen comenta que siente mucha alegría por haber recibido este inesperado reconocimiento y lo muestra a sus clientes, familiares y amigos, porque se siente muy satisfecha con su trabajo, con su esfuerzo, su responsabilidad, con la perseverancia y dedicación con que ella ha salido adelante y que es el ejemplo que deja a su familia. Por todo ello, muestra el reconocimiento con satisfacción, orgullo y, sobre todo, con mucho cariño.

Doña Carmen nos regala con mucho cariño y respeto una reflexión de vida para esta publicación, y la dirige especialmente a personas que, como ella, son adultos en plenitud:

“Seamos felices cada día encontrando y disfrutando nuestro propio espacio. Démonos tiempo para nosotros mismos, reflexionemos y meditemos sobre la vida que nos tocó vivir, no juzguemos a nadie, no impongamos reglas, respetemos a todos, empezando por nuestros descendientes, respetando sus espacios y decisiones. Aprendamos a vivir el resto de nuestra vida en plenitud, con alegría, con una sonrisa de amistad y de cariño, con la mejor de las actitudes. Con lo poco o mucho que tengamos, vivamos el momento presente con la máxima felicidad, sin añorar el pasado ni angustiarnos por el futuro; vivamos el hoy intensamente con el máximo amor y plenitud”.

Con este hermoso mensaje, acompañado de esa amable sonrisa de amistad y cariño, nos despedimos de ella convencidos de que es una gran persona, promotora  y ejemplo de grandes valores.