Así sí me caso

Patricia Zavala Jiménez

Patricia Zavala Jiménez

Artesanías, textiles tradicionales y productos comunitarios para cada detalle de tu boda

Si en tu boda prefieres usar un huipil oaxaqueño en vez del clásico vestido blanco, o si tu novio se resiste a utilizar un smoking, pero opta por un cotón elaborado en telar de cintura o una guayabera, entonces debes conocer el proyecto #Asísímecaso.

Esta propuesta que ofrece “Jóvenes Artesanos” consiste en retomar elementos de la cultura indígena mexicana para cada detalle de tu boda. Aida Mulato, creadora de esta innovadora idea, explica que uno de los objetivos es promover y difundir el uso de artesanías, textiles tradicionales y productos comunitarios.

“Si te vas a casar, nosotros nos encargamos de que todos los detalles de tu boda tengan un sentido, una razón y un sentimiento a través de las piezas artesanales que te recomendamos, porque todas tienen un valor cultural y un ‘cachito del corazón’ de los artesanos que las realizan con cariño; además son únicas, pues nunca se repiten”, añade.

Por ejemplo, en la comunidad de San Pedro Tututepec, Oaxaca, cuando una pareja decide casarse, las mujeres suelen portar un huipil tejido en telar de cintura con el  brocado de un águila bicéfala, la cual simboliza la unión del hombre y la mujer, y es teñido con el tinte natural que se extrae, sin lastimarlo, del caracol púrpura. “Es un vestido que tiene muchos significados y está hecho en México. Lamentablemente estamos a  contracorriente, porque la gente prefiere comprar un vestido de 25 mil pesos o más en una boutique de Polanco”, asegura la joven emprendedora.

Una opción para la vestimenta del novio es un cotón, es decir, una camisa tradicional tejida en telar de cintura, que puede ser elaborada con diferentes tipos de algodón poco conocidos, y es teñida con tintes naturales. En la parte inferior se utiliza un pantalón confeccionado con la misma técnica artesanal.

Asimismo, la celebración se puede iniciar con un recorrido en trajinera por el embarcadero de Tláhuac, espacio que al no ser concurrido se mantiene limpio, la circulación es constante, habita fauna y flora endémica, mientras un grupo de música tradicional de viento de Guerrero ambienta el trayecto hasta la chinampa donde se efectuará la ceremonia nupcial.

En la decoración se puede utilizar mantelería en papel picado de múltiples colores, con las figuras o nombres que deseen los novios, así como petates elaborados con diferentes técnicas y tamaños, provenientes de la comunidad de Nacajuca, Tabasco, Chilapa, Guerrero y San Pedro Tututepec, Oaxaca. En cuanto a los centros de mesa, la propuesta es colocar cactáceas para promover su reproducción y cuidado, trabajo que impulsa “Jóvenes Artesanos” en colaboración con el proyecto de emprendedores “No te vayas nunca”.

Por otro lado, la comida, carnitas o barbacoa por ejemplo, puede ser servida en una bajilla de barro o talavera, mientras que las bebidas prehispánicas a base de maíz o cacao como pozol, tascalate o chocolate se sirven en jícaras labradas y el mezcal artesanal de diferentes regiones del país en jarritos de barro con listones bordados con hilo de seda en Acatlán, Guerrero.

Los anillos de compromiso pueden ser de maderas finas proveniente de la comunidad de Coicoyan de las Flores, que al ser un trabajo poco conocido es mal pagado, pero elegante y único, al igual que valioso, aunque hay diversas opciones, como el barro.

Este proyecto involucra directamente a los artesanos mexicanos, productores comunitarios y emprendedores, porque además de generar empleos directos, obtienen una paga justa por los productos. Aida Mulato asegura que “la idea es crear un nuevo concepto de bodas que involucre los espacios de emprendedores, en vez de salones de fiesta u hoteles. Sin embargo, estamos abiertos a otras opciones. Te conseguimos lo que quieras: el ramo de flores, invitaciones, recuerdos, mantelería, centros de mesa bebidas y lo mejor es que todo es personalizado”.

A lo largo de cinco años, la joven ha establecido alianzas de colaboración con más de 20 entidades indígenas del país: mazahuas, chontales, otomíes, tzotziles y tzeltales, entre otras, a quienes ayuda a comercializar su trabajo a un precio justo, pues el regateo es uno de los principales problemas que padecen los artesanos.

aida mulatoAida también se encarga de elaborar esquemas de comercialización para establecer contacto con promotores que brinden espacios de difusión para dicho trabajo; además se propone retomar las técnicas artesanales para crear conciencia social en cuanto a su valor cultural, al ser una parte importante de la identidad mexicana.

Además de artesanos, este proyecto involucra a jóvenes emprendedores que difunden sus proyectos, historias de vida o procesos tradicionales por medio de las redes sociales como Facebook, Twitter e Instagram.

La joven indica que “no se trata de vender la cultura ni las tradiciones sino retomar las técnicas que suelen utilizarse en las comunidades indígenas del país. Queremos promover el uso de la artesanía, difundir las técnicas de elaboración, su significado, quién las realizó y la historia de cada pieza o productor artesanal”.

Se debe difundir, por ejemplo, que en Oaxaca la gente se casa con huipiles, utiliza el barro y la palma para los recuerdos, los centros de mesa o la decoración. Por último, Aida Mulato resalta que “el fin es que la gente utilice artesanías en cualquier momento o evento, sin embargo, suelen subestimarse y no quieren pagar su precio real. Muchas veces prefieren comprar cosas chinas que tienen mala calidad y, por tanto, resultan inservibles. Es difícil, pero debemos cambiar los hábitos de consumo. Afortunadamente, paso a paso, estamos avanzando y cada vez hay más gente que se interesa por las artesanías mexicanas”.

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