MORELOS
Las mujeres y el poder: deuda pendiente

MIRELLE MARTÍNEZ MARTÍNEZ

El empoderamiento y participación activa de las mujeres en la política y la toma de decisiones son temas que preocupan a nivel mundial. México, y particularmente Morelos, no son la excepción: si bien múltiples grupos de la sociedad civil organizada han luchado en la entidad desde hace décadas por los derechos de las mujeres en todos los rubros, aún se manifiesta el atraso de forma sistemática en instituciones que claramente no están familiarizadas con conceptos de equidad, paridad y empoderamiento, lo que dificulta lograr la igualdad sustantiva para las mujeres.

Con la reforma político-electoral que se promulgó en 2014, se elevó a rango constitucional la garantía de la paridad entre mujeres y hombres en las candidaturas a la Cámara de Diputados, Senado y congresos locales, lo que indudablemente representa un avance significativo.

En Morelos, por ejemplo, las listas de candidatas a alcaldesas y diputadas locales crecieron exponencialmente; no obstante, no podemos contar la misma historia una vez que se trata de votar.

Si bien las acciones afirmativas como las cuotas de género o la inclusión del concepto de paridad en la Constitución han allanado el camino para el acceso de las mujeres a los espacios de representación, debe analizarse el escaso trabajo que realizan los gobiernos, las instituciones y la sociedad al transversalizar la perspectiva de género en todas las actividades que deben, o al menos deberían, potenciar el desarrollo de las habilidades y el crecimiento de las mujeres.

Es decir, se ha descuidado el hecho de empoderar al género y, con ello, se ha contribuido a fomentar la visión machista que arrastra la sociedad y desencadena la falta de oportunidades.

En Morelos, por ejemplo, debe cuestionarse si las instituciones realmente promueven el acceso de las mujeres al poder o tan sólo se quedan en el discurso, y si desde el gobierno se trabaja por educar a nuevas generaciones de ciudadanos, para que sean capaces de “atreverse” (como si fuera una osadía) a confiar en que las mujeres son capaces de gobernar eficaz, eficientemente, y tomar decisiones que determinen el rumbo del estado.

Lamentablemente, en las urnas se evidencia que aún son impares el discurso y la práctica, porque sólo un escaso número de mujeres ha logrado ganar la confianza de los votantes, dejando de lado el sexo y demostrando que en la mayoría de los casos es lo menos importante, cuando se trata de trabajo duro.

En Morelos es tiempo de valorar la posibilidad de impulsar liderazgos con rostro femenino no sólo en el ámbito político, sino social, económico, cultural y deportivo, que genere en el imaginario de la gente una nueva óptica en la que ser mujer u hombre no determine tener éxito.

Sin duda, el primer paso para lograr congresos y ayuntamientos en donde la representatividad de las mujeres no se sujete más que a a la voluntad de los ciudadanos,  es a través de la construcción de plataformas que permitan su pleno desarrollo en todos los sectores.

La deuda con las mujeres es histórica, sin embargo, las restricciones impuestas por el patriarcado sólo pueden derribarse con el esfuerzo y la suma de todas las voluntades. Es claro que hay mucho por hacer, ojalá también esté claro para quienes hoy toman las decisiones.