Boyhood, la vida que no elegimos

 Martha Nelly Farrera

¿Qué es aquello que nos lleva a ser lo que somos? ¿Cuáles son las experiencias que nos acompañarán el resto de nuestra vida? ¿Qué es aquello que nos construye y qué lo que puede llegar a destruirnos en este camino? Boyhood (traducida al español como Momentos de una vida) del director norteamericano Richard Linklater, nos presenta todas estas interrogantes en 165 minutos. Malas decisiones, relaciones enfermizas, desapego, soledad y el no pertenecer a ningún lugar, podrían ser elementos clave para entender quiénes somos.

Richard Linklater, nacido en Texas en 1960, cuyo trabajo se ha caracterizado por explorar la continua rebelión de la juventud, comenzó a destacar durante el nacimiento del cine independiente norteamericano. Incursionó en la industria cinematográfica en 1985 con el documental Woodshock, y ha realizado más de una docena de películas, entre las que sobresalen Slacker (1991), Antes del amanecer (1995), Waking life (2001), Antes del atardecer (2004), y Fast Food Nation (2006). Sin embargo, ha sido su más reciente producción, Boyhood (2014), la que lo ha posicionado en un lugar importante para la entrega del Oscar número 87.

Boyhood, se encuentra nominada para mejor película del año, mejor director, mejor actor secundario, mejor actriz secundaria, mejor guión original y mejor montaje; y aunque, sin lugar a dudas llama la atención por diversas razones, la más importante es que se filmó con el mismo elenco a lo largo de casi 12 años.

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Esta cinta retrata los sutiles cambios que va experimentando Mason (Ellar Coltrane), un niño de cinco años que, literalmente, crece frente a la mirada del espectador hasta cumplir 18. Momentos que podrían considerarse intrascendentes son lo que al final parecen tener la carga más importante en la vida del protagonista.

Se trata de una película que podría resultar difícil para un público no experimentado o sin una idea clara de la visión que pretende plasmar el director en ella, pues existen momentos donde simplemente pareciera que la historia no lleva a ningún lado. No obstante, las reflexiones, las interrogantes, los conflictos y la búsqueda de algún sentido, son lo que resulta realmente enriquecedor en esta historia, sobre todo para aquel que esté dispuesto y decidido a involucrarse con el personaje.

“Es el momento el que nos vive” se menciona cerca del final; un cumpleaños, la desilusión del primer amor, una graduación, son sucesos que casi todos hemos experimentado y que determinan parte de lo que somos. Boyhood es una cinta compleja, como la vida misma, que retrata lo trascendente y lo irrelevante, donde todo y nada tienen sentido; una historia que representa la totalidad en lo individual y que llevará al espectador a reflexionar más de una vez sobre quién es él mismo.