Imposible que hayan incinerado a los 43 estudiantes en Cocula

Imposible que hayan incinerado a los 43 estudiantes en Cocula
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Andrés Treviño

Entrevista con el Dr. Jorge Arturo Talavera

“Un perito forense debe ser imparcial, ni con Dios ni con el diablo.”
“No puedes desaparecerlos así. Habrían quedado indicios en el lugar. Por mucha limpieza que hicieran, se les habría pasado algo.”

El Dr. Arturo Talavera, una de las autoridades más destacadas en antropología forense del país y maestro de varias generaciones de especialistas en la materia, me recibe en su cubículo en el primer piso del Museo Nacional de Antropología e Historia. Es un espacio pequeño formado por tres mamparas y un ventanal que da al vestíbulo del Museo. Sobre un escritorio viejo, macizo y funcional, se amontonan libros, folders y tesis encuadernadas en pastas negras. Las paredes están atestadas de carteles de simposios y gráficas prehispánicas. En un rincón junto a la puerta hay una reconstrucción facial hecha con pasta café. La computadora de escritorio emerge de entre los legajos de otro mueble más chico. Antes de dar inicio formal a la entrevista, el Dr. Talavera comienza a hablar de su trabajo en el campo de la antropología forense, así que enciendo la grabadora. perfil…No porque trabajes con ellos (las víctimas), vas a estar a su favor. Sí, vamos a trabajar con las víctimas, pero nosotros no estamos a favor de las víctimas. Un perito forense debe ser imparcial, ni con Dios ni con el diablo, porque entonces tu opinión técnica-científica va a estar sesgada; debes decir la verdad por dura que sea, aunque a veces le cueste a uno la vida, así como a los periodistas.

Le hago la primera pregunta que traigo preparada: ¿Qué es y cuál es la historia de la antropología forense en nuestro país?

La antropología forense en México tiene una corta vida. Es una subdivisión de la antropología física, que es una de las siete disciplinas antropológicas. Para nosotros, el Equipo de Bioarqueología (del Instituto Nacional de Antropología e Historia, INAH), implica tres disciplinas: la arqueología, la antropología física y la antropología social o cultural, que serían la base para hacer una investigación forense. Su fin último es la identificación de un ser humano. Por ley, en México todo individuo debe ser identificado, debe tener un nombre y un apellido y descansar en una fosa familiar, no en una fosa común. En otros países la antropología forense va avanzadísima, con tecnología de punta que nosotros (el INAH) estamos tratando de involucrar, como sería el georadar o el resistivímetro, instrumentos geofísicos para el sondeo del subsuelo, que nos permiten avanzar más rápido en una investigación, incluso el uso de drones para mapear áreas de posibles fosas clandestinas. A nivel mundial, España, Francia, Inglaterra, obviamente Estados Unidos, nos llevan años de ventaja en investigación y tecnología. En América Latina, las guerras sucias y las dictaduras militares propiciaron la formación de equipos como el Equipo Argentino de Antropología Forense, que fue el primero en Latinoamérica, apadrinado por un antropólogo norteamericano que acaba de fallecer el año pasado, Clyde Snow. Lo que se hacía (en Argentina y otros sitios), y se sigue haciendo en México, es que no hay una metodología para la búsqueda y recuperación. La hacen los policías o Protección Civil. Es gente que no está capacitada para hacer un registro adecuado y es ahí donde se pierden los indicios.

¿A qué cree que se deba el rezago de la antropología forense en México? ¿Es falta de voluntad de las autoridades?

Es falta de voluntad, desafortunadamente, porque desde los años 70 han participado antropólogos en el contexto forense, pero en casos muy específicos. En ese sentido, (las autoridades) han sido negligentes. Se pueden hacer cosas que no han hecho. ¿Cómo es posible que Servicios Periciales de PGR nada más tenga seis antropólogos forenses para toda la República? No es permisible, debería haber más gente. La Procuraduría General de Justicia del DF tiene cuatro personas.

¿Y a nivel estatal?

Hay como seis o siete estados de la República que tienen antropólogo físico, pero resulta que tampoco llegan al lugar de los hechos; a ellos les llevan las cosas; y luego, lo más triste del asunto, cada quien lo hace como puede, no siguen una metodología. Por eso damos este tipo de pláticas, que son una guía de cómo hacerlo. Esto sería lo ideal (el Dr. Talavera me entrega un cuadernillo: “Técnicas de Prospección y Excavación para la Búsqueda de Restos Óseos Humanos. Guía Práctica”, editado por la PGR en septiembre del 2014, en la que él aparece como el segundo de los cuatro redactores).

¿Usted es perito?

Sí, habilitado, por la PGR (me señala los créditos de un voluminoso dictamen donde aparece como perito habilitado para el caso Rosendo Radilla Pacheco, y señala los demás créditos). Todos estos fueron mis alumnos. Este es mi alumno más avanzado, Israel Lara Barajas, que incluso es el que escribió el primer manual forense en México, fue su tesis (saca de un cajón un grueso manual con dedicatoria del autor en la primera página y bromea): Este no te lo puedo dar porque es incunable. Aquí dice el ABC de cómo lo debes de hacer. Que no lo hagan, ya es otra historia.

Le comento que llama la atención que se inviertan miles de millones de dólares en armas, en uniformes, en patrullas…

…Y no en equipo científico. Así es. Y sí tienen equipo científico, pero ahí viene lo triste, no lo saben manejar. Los peritos que están ahí no se han actualizado. Siguen haciendo reconstrucción facial como ese muñeco que está ahí (señala la cabeza de pasta café del rincón). Ahora hay software que agiliza la identificación, y muchas veces no lo saben utilizar, se quedan en lo “tradicional”. Hay mucho dinero, la Iniciativa Mérida dio mucho dinero, desde que estaba Genaro García Luna. La famosa Policía Científica, ¿A ver, dónde está? Se inauguraron unos laboratorios, mucha ciencia, ¿Y dónde está? ¿Qué han hecho? ¿Por qué esa Policía Científica no entró directamente a lo de Iguala? ¿Por qué el gobierno federal entró diez días después, cuando en otros casos, al otro día están ahí?

¿Cuál es su opinión, como especialista, sobre la versión de la PGR en el caso concreto de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, en contraste con lo declarado por el Dr. Jorge Montemayor Aldrete, del Instituto de Física de la UNAM?.

Coincido con lo que él dice. Ahí, en ese lugar que nos mostraron, no pudo haberse hecho la cremación de 43 individuos. Imposible. De hecho una de mis alumnas, que ya se titula, está haciendo su tesis sobre las cremaciones clandestinas en tambos y nos pidieron un pequeño PowerPoint para explicar esto en la ENAH Mira, simple y sencillamente, no hay que ser científico, ¿Por qué no se pudo haber hecho la cremación en ese basurero? ¿Para empezar, qué genera un basurero? ¿Yo te lo pregunto?

Gas metano…

Así es, gas metano. Explota. Mínimo hubiera habido un flamazo. Estamos viendo que había cosas de unicel, plásticos, que se hubieran prendido. El entorno, ¿Está quemado, está ahumado? No. ¿El hollín de las llantas? No hay nada. No pudo haberse hecho. Ahí, jamás, y en el tiempo que dicen, menos. Tomando las experiencias de los hornos crematorios, haciendo el análisis de la época prehispánica… Este es un cremado prehispánico.

Me muestra en un libro la foto de un esqueleto. Le digo que se ve completito.

calculos Completito, cremado con pura madera, obviamente. ¿Por qué se tarda más un individuo joven en quemarse? Porque su metabolismo tiene mayor actividad, sus músculos están fuertes, tensos, los huesos están macizos, a diferencia de un anciano, un niño, o una mujer. ¿Por qué las mujeres se prenden más rápido? Por la grasa que tienen. ¿Qué es lo que quema a un individuo? No tanto la madera, las llantas, los acelerantes como el diésel y la gasolina, sino su propia grasa. Eso está comprobado científicamente por los bomberos estadounidenses. Estamos hablando de hombres jóvenes de 18 a 25 años, que se tardarían más tiempo. En un horno crematorio, con gas y cerrado, más o menos tardas tres o cuatro horas y el cuerpo no se deshace, quedan fragmentos grandes. Tienes que pasar al molino para que te entreguen ceniza. Entonces, imagínate 43 cuerpos. La otra. ¿En el terreno hay manchas de grasa, de la grasa del cuerpo? No las hay. Los huesos, por la grasa, se impregnan en la tierra. Se ve quemado, sí, en un basurero siempre queman cosas, y no dudo que hayan quemado a alguien ahí antes, sí, lógico; pero quemar a 43 personas ahí, imposible. No es cierto. Es una vil mentira.

Pero de algún lado sacaron un hueso de uno de ellos.

Así es, y sabían que a esa temperatura se podía todavía obtener colágena. Porque a una temperatura mayor de 300°C la colágena, donde está el ADN, se pierde. Cuando el hueso es negro indica una temperatura de 300°C o mayor. (Los que mostraron) eran huesos cafés, que son temperaturas de 150 a 200°C, cuando más. Sabían que se iba a encontrar ADN. ¿Por qué los mandaron a Austria? Porque es el laboratorio con la tecnología certificada para hacer este tipo de estudios. Además, está bajo la observancia del Instituto Max Planck, que a nivel mundial es lo mejor, han sacado premios Nobel, lo que digan ellos no se puede dudar. Alguien sabía que se podía obtener ese ADN. A lo mejor los mismos peritos de adentro, o un perito de afuera, o un genetista.

El Dr. Talavera me invita a ver la presentación de su alumna. Pasamos al escritorio donde está la computadora y me va explicando las diapositivas.

…Tomando como referencia las piras funerarias de la India, para cremar un cuerpo se necesitan de ocho a diez horas. Un cuerpo, con madera, ahora imagínate cremar 43. Y quedan restos.

¿Y qué tan difícil es triturar esos restos con martillos?

Se puede.

Pero de 43 supongo que sería un trabajal enorme.

Exactamente.

Pasa varias diapositivas y se detiene en una foto del basurero de Cocula, una de las muchas imágenes mostradas en medios de comunicación, donde se ve el área quemada rodeada de vegetación verde al pie de la montaña de basura.

No es creíble que ahí hayan hecho la pira de los 43, imagínate la radiación del calor hacia los lados. No se podrían haber acercado a alimentar el fuego. El basurero se hubiera prendido. Además crece vegetación. ¿Tan rápido? No se ven quemadas las hojas. No se prende porque es leña verde, pero se seca. Dijeron que este era el círculo de piedra. Se ve quemado, efectivamente, ¿Pero la grasa? ¿Un pollo rostizado cómo se ve? El fuego no está directo, nada más es por fuera, ¿Cómo se sale la grasa? Pues en el cuerpo humano pasa lo mismo. Ve. Un carrito de plástico, pedazos de unicel. Se hubiera prendido… Ve a qué distancia están de las piedras, no hubiera quedado nada. Si no hubiera explotado (el basurero), mínimo se hubiera prendido o dado un flamazo.

Pasa a otra diapositiva y continúa.

Estuvo lloviendo toda la semana. Aquí está, 26 de septiembre, sí llovió, el dato es de la estación (meteorológica) de Cocula.

Pasa más diapositivas, va dando diversos datos técnicos sobre restos humanos en distintas situaciones de calcinación, me muestra cómo a altas temperaturas aún se conserva músculo carbonizado pegado al hueso, cómo el hueso se quiebra y tuerce, cómo estallan las piezas dentales. Luego hace una pausa y comenta:

…No puedes desaparecerlos así. Habrían quedado indicios en el lugar. Por mucha limpieza que hicieran, se les habría pasado algo…Presentaron coronas de dientes, amalgamas. ¿Algún papá levantó la mano y dijo, mi hijo tiene un trabajo de esos?

Otra diapositiva muestra una tabla con el peso de restos cremados en distintos lugares y circunstancias.

Esto es lo que queda de huesos: de uno a tres kilos por individuo. En promedio kilo y medio. Ahí sí, no checa con lo que dijo Montemayor, habría quedado menos de la cantidad que él dice, máximo dos kilogramos por persona (el Dr. Jorge Montemayor calculó que 116 kilogramos serían de restos humanos. Con los datos del Dr. Talavera, de 43 individuos habrían quedado 86 kilos sólo de huesos quemados).

La serie final de imágenes muestra cremaciones en tambos.

El crimen organizado nos lleva ventaja en años. Cuando esto comenzó, metían un cuerpo a un tambo, le echaban diésel y lo encendían. Se apagaba porque no tenía aire. Empezaron a despedazarlos, pero tampoco se quemaban, quedaban partes. El objetivo de la incineración es no identificar. Entonces perforaron los tambos para que corriera el aire. Pero aún así quedaban huesos sin cremar. Le hicieron hoyos abajo también y lo subieron sobre piedras, como un anafre. Pero, aparte de eso, al final le echaron una base de carbón vegetal dentro al tambo para que estuviera caliente, y entonces sí funcionó.

Es muy rudimentario pero tiene su técnica y es eficiente, comento y el Dr. Talavera asiente. Le pregunto si hay posibilidad de que me facilite una copia de la presentación. Me responde que no, porque la autora apenas está por titularse, pero sugiere invitarme al examen profesional para hablar con ella directamente.