Nueva relación Cuba-Estados Unidos, ¿fin del bloqueo?

Andrés Treviño

Andrés Treviño

En la ciudad de La Habana, Cuba, me recibe el Dr. Jorge Hernández en su oficina del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos.

Para poner en antecedentes, brevemente, ¿qué es el bloqueo y por qué inicia? .

El bloqueo es un sistema de restricciones, regulaciones y leyes. A veces se tiene la concepción como si fuera una única ley, pero en realidad es todo un entramado de regulaciones que establecen los Estados Unidos en los primeros años del triunfo de la revolución cubana, una vez que ésta se define como un proceso de cambio radical, con amplia base popular, de carácter socialista.

En los Estados Unidos se habla de embargo, pero basta con ir a un diccionario: se embargan los bienes; el bloqueo es una categoría diferente, es un bloqueo aeronaval de carácter militar, que lleva consigo una política de aislamiento diplomático; también consiste en la persecución, con multas multimillonarias, de grandes compañías, bancos y estructuras financieras internacionales que establecen regulaciones con Cuba.

El gobierno norteamericano, que inicialmente había procedido a una ruptura de relaciones diplomáticas, establece el bloqueo como parte fundamental de una política de hostilidad que buscaba revertir el proceso de la revolución. No se podía pensar que Cuba, un pequeño país con una relación histórica de dependencia neocolonial de casi 60 años con los Estados Unidos, muy subordinada desde el punto de vista comercial, financiero, cultural y político, sobreviviera a todo este cerco.

Por tanto, el bloqueo tiene una historia casi tan larga como la propia revolución cubana. No ha permanecido estático, ha ido evolucionando, se pudiera decir que para peor. Fue una decisión de los Estados Unidos para que la revolución cubana se rindiera, por todo lo que podía representar desde un punto de vista simbólico. Se buscaba un colapso de la economía que produjera incertidumbre, descontento dentro de Cuba, y que esto fuera como una especie de olla de presión que pudiera llevar al gobierno revolucionario a hacer concesiones.

Eso es, en esencia, lo que ha ido estableciendo para Cuba un régimen de escasez, de encarecimiento de los productos básicos, y condicionando que el gobierno instrumentara medidas, como una libreta de racionamiento, para poder subsistir en todos estos años.

Hubo una etapa de vacas gordas, se pudiera decir. Cuando existía el campo socialista, el bloqueo no se hacía sentir mucho. Con el transcurso de los años, Cuba ha diversificado y ampliado sus relaciones internacionales en todos los sentidos. Con China o Venezuela, por poner un par de ejemplos, tenemos paliativos a lo que otrora fue el apoyo del campo socialista. perfil-jorge

El bloqueo provoca en Cuba, a nivel subjetivo, un sentimiento de “fortaleza sitiada”. Cuando se trata de resistir, hay que establecer medidas de fuerte disciplina, y hasta el carácter de la democracia se ve afectado. Estamos resistiendo un estado de sitio y la gente que está dentro de la fortaleza no puede tomarse la cantidad de agua o de alimento que quisiera. Es un ejemplo muy rudimentario.

La gran expectativa que se tiene en Cuba en estos momentos es que se empiecen a levantar algunas de esas restricciones, o que, aunque no se levanten desde el punto de vista legal, tal vez el gobierno estadounidense, a partir de las prerrogativas de que dispone el presidente de la nación más poderosa del mundo, pudiera, como diríamos en buen castellano, hacerse de la vista gorda.

¿Al relajarse el “estado de sitio”, se va a relajar la disciplina?

Puede ser. Es muy difícil tener una bola de cristal. Es una pregunta interesante, porque Cuba ha aprendido a convivir con ese estado de sitio durante tantos años, que se ha especulado que al gobierno cubano le ha convenido desde el punto de vista de la legitimidad y el sostenimiento de la política interna.

Cuba ha desarrollado una estrategia de defensa nacional muy fuerte, a través de milicias populares de pertenencia voluntaria, de presencia masiva, jóvenes, viejos, mujeres, que voluntariamente, sacrificando tiempo libre, íbamos a aprender a hacer trincheras o a disparar, o a algún tipo de entrenamiento militar, con el fin de defender la nación. Bueno, si la imagen del enemigo se empieza a desdibujar, los elementos de movilización interna sobre los que se sostiene la cohesión nacional, de alguna manera, se pueden ver resentidos.

Ahí dependerá de la sabiduría con que se maneje, desde el discurso hasta las prácticas de política interna, los espacios de participación que la ciudadanía reclame en este contexto; que para algunos está lleno de esperanza, para otros está lleno de suspicacia, porque hay una gran sospecha con respecto a la buena voluntad de los Estados Unidos, y con respecto al carácter efímero, de este nuevo escenario de mejoramiento de relaciones. El tiempo sería quien resumiría.

El taxista con el que venía, me decía que él ve a Obama como un héroe. ¿Usted cómo lo ve?

Desde un punto de vista personal, a diferencia de otros compañeros que ven el vaso medio lleno, yo siempre lo he visto como medio vacío. He tenido muchas dudas acerca de la posibilidad de que esto pudiera acontecer; se están dando pasos, pero quedan las reservas de que este trato sea realmente recíproco en términos de respeto mutuo, sobre todo respeto a la soberanía nacional, a la integridad territorial, a la capacidad de autodeterminación de Cuba.

Ha habido cambios históricos en la coyuntura mundial y cambios importantes dentro de la sociedad estadounidense, se están produciendo cambios dentro de la sociedad cubana, se está transformando la mentalidad de los jóvenes y de los no tan jóvenes. Es un contexto en el cual las experiencias acumuladas hablan de hacer modificaciones y, como parte de eso, el gobierno de los Estados Unidos ha accedido a dar estos pasos de una manera muy ponderada, pero la preocupación fundamental es hasta dónde va a ser esto un proceso duradero.

¿Por la oposición dentro de Estados Unidos?

Bueno, puede ser; pero, digamos, hay temas fuertes.

¿Como cuáles?

La presencia de la base naval en el territorio de Guantánamo. ¿Los Estados Unidos van a estar dispuestos a devolverle a Cuba ese pedazo de tierra que están ocupando ilegalmente, que es uno de los aspectos que más hiere la sensibilidad de los cubanos?

En segundo lugar, la ley de ajuste cubano, la política de “pies secos y pies mojados”, mediante la cual los cubamos que llegan ilegalmente a Estados Unidos tienen derecho a obtener la residencia con determinada rapidez, determinados apoyos gubernamentales. ¿Eso lo van a echar abajo?

Todo el sistema de radiodifusión contrario a Cuba, con Radio y Televisión Martí. ¿Se va a dejar ahí? Todo el apoyo a grupos opositores dentro de Cuba, todas las campañas ideológico-propagandísticas, o mediáticas, que se hacen para desacreditar la política exterior de Cuba y el modelo de desarrollo. ¿Todas esas prácticas, van a seguir?

Y, con lo que comenzó esta plática, el bloqueo, como sistema de restricciones, ¿se va a mantener, aunque se flexibilicen algunas cláusulas, se eliminen algunas de las restricciones? Porque esa es la piedra angular sobre la cual descansa todo esto.

Y por si fuera poco, hay muchos temas puntuales de la situación internacional que polarizan las posiciones de los gobiernos de Cuba y los Estados Unidos. Por ejemplo, Venezuela. Cuba tiene una relación fraternal, codo con codo, con la revolución bolivariana. Imaginemos una situación de crisis coyuntural que obligue a posicionamientos oficiales por parte de los dos gobiernos. ¿Repercutiría eso en la nueva “agenda civilizada”, como se le está dando en llamar, de mejoramiento de relaciones? ¿Volveríamos para atrás, caminando como los cangrejos, o vamos a entrar en un sendero de respeto?

Fidel Castro fue muy sabio cuando hablaba de que las diferencias nuestras eran con el gobierno de los Estados Unidos, no con el pueblo, no con la sociedad estadounidense. Son casi seis decenios viviendo con confrontación, no sólo ideológica, sino de psicología nacional, de culturas nacionales encontradas también. Los Estados Unidos han diseñado su política exterior, su política hacia América Latina y el Caribe, siguiendo un proyecto hegemónico de dominación. En tanto que Cuba ha estado apoyada en una voluntad y en un propósito de soberanía y de independencia. ¿Esos dos destinos históricos, van a poder conciliarse?

Muy concretamente, las medidas ya anunciadas que sí dependen de Obama, como relajar las transacciones financieras y los viajes desde Estados Unidos, parece que eso permitiría que los cubanos en el exterior enviaran dinero más fácilmente a sus familiares. ¿Este tipo de cosas, cree que vayan a repercutir inmediatamente en la gente dentro de Cuba?

La inmediatez es lo que para mí es una gran interrogante; pero la expectativa mayoritaria de la sociedad cubana, es que esto, en un plazo muy corto, va a tener un buen saldo. Sin embargo, es todo un sistema, un entramado de acciones y, por tanto, la trabazón en un punto puede tener una afectación para el conjunto.

Creo que estas conversaciones, si se desarrollaron durante año y medio, como se ha dicho, con el apoyo de Canadá y del Vaticano, han requerido de tanto tiempo que se debe evitar la precipitación, tratando de que las cosas salgan bien, porque de la misma manera que todo esto puede ser muy beneficioso, cualquier estancamiento, o retroceso, puede tener un valor agregado para el desencuentro.

¿Cómo se está manejando la cuestión del Internet y las redes sociales en Cuba?

El Twitter y el Facebook existen en todas partes, en Cuba también se tiene acceso. Aquí hay determinadas limitaciones por el bloqueo, por falta de acceso a nuevas tecnologías a nivel de conexión. Nosotros, a veces, para poder bajar un material en PDF, por la lentitud de la conexión, sufrimos muchísimo. Hay un contexto objetivo que está limitando que esto funcione con la rapidez que ha funcionado en el resto del mundo.

Pero, desde luego, Cuba no es ajena a la innovación tecnológica. Hay una conciencia por parte del gobierno cubano de que es una de las vías por las cuales se pueden tratar de producir acciones de desestabilización de manera inducida desde el exterior; o que, aunque no sean utilizadas como mecanismos racionalmente para subversión, pueden tener efectos negativos.

Yo creo que eso va a ser una de las zonas más importantes donde se va a expresar este campo de batalla, de intercambio de ideas, de intercambio de propuestas, de sensaciones de victorias y de fracasos.