Con toda la fuerza de la palabra

REDACCIÓN EL CIUDADANO

Evelin Beltrán, ganadora del concurso de oratoria “Dr. Belisario Domínguez Palencia” 2013

Háblanos un poco del concurso que ganaste y de cómo fue la experiencia de participar en él.

Es un concurso de oratoria que se lleva acabo desde hace 34 años, en honor a Belisario Domínguez, que era de Comitán, Chiapas. Este año, con motivo del 150 aniversario de su natalicio, y de su 100 aniversario luctuoso, por primera vez el concurso fue también de debate político.

Como en cualquier competencia, uno participa con la intención de ganar. Vas con la idea de representar a tu estado, pero sobre todo a tus ideas, con toda la fuerza de tu palabra, con toda la fuerza de tu pensamiento. Quieres ganar, naturalmente, pero la verdad es que es muy incierto, tiene que ver tu preparación, sí, pero también influye un poco la suerte: hay una parte de discurso improvisado donde te puede tocar un tema que domines a la perfección o un tema que no te sepas.

Eres la primera mujer que gana este concurso. ¿Qué sentiste cuando escuchaste la decisión de los jueces?

Cuando dijeron en la premiación: “la primera mujer en ganar el concurso después de 34 años…”, pensé: “¡no es cierto, no es cierto!”. Todavía una semana después no lo podía creer, pues se tenía el estigma de que esto nunca sucedería, de que esto es una práctica de hombres. Hasta te dicen los amigos, bromeando: “¿Tú qué haces aquí? ¡Ve a lavar la ropa, diseña cosas, cocina, pero esto no es para ti!”.

¿Cómo se debe entender la oratoria en nuestros días?

“El arte de hablar en público” es como se le define comunmente a la oratoria. Mucha gente piensa que se trata de aprenderte un discurso de memoria y recitarlo; porque son las prácticas comunes cuando vas a la primaria o a la secundaria. La oratoria va más allá: es elaborar una idea respecto de un tema y tratar de sintetizarla para logar que un determinado grupo de personas tome conciencia de ella y llegue a compartirla. Es tratar de convencer o persuadir a tu auditorio, o llegar a una conclusión en el caso del debate político.

¿Cómo te preparas para este tipo de oratoria?

Decía el maestro José Muñoz Cota –ícono de los concursos de oratoria en México– que la oratoria es permanente. No solo estudias un tema determinado dos meses antes para un concurso, siempre estás preparándote. Por ejemplo, la ronda de discurso improvisado es sobre cualquier tema que se le ocurra al jurado, y te toque el tema que te toque, tienes que tener en tu reserva cultural algo de eso, además de una postura al respecto. Siempre hay que estar absorbiendo nuevos conocimientos para estar preparada para subirte a una tribuna, no necesariamente en un concurso.

¿Para qué usar la oratoria, más allá de los concursos? ¿Qué sigue para ti después de este triunfo?

Ganar estos concursos sirve para que la gente te conozca, para proyectar tus iniciativas, tus ideas, tus intenciones, tu trabajo, para poder hacer que México cambie. Por ejemplo, hay una chica que tiene su campaña contra el hambre, y yo tengo una asociación civil que promueve la cultura. Decía Paco Ignacio Taibo II que la cultura es balsámica, mi asociación trata de retomar eso. Los lugares conflictivos donde se han desarrollado ciclos de lectura, conferencias, exposiciones de artes plásticas, etcétera, son lugares donde ha disminuido la violencia, donde la cultura se ha vuelto balsámica.

Cuando logras que te volteen a ver, hasta cierto punto conseguiste el objetivo de los concursos. Ya me voltearon a ver, voy a procurar que mi mensaje llegue a donde tenga que llegar y que mis proyectos puedan catapultarse, para que las personas que se beneficien de ellos puedan ser más.

¿Cómo despojar a la oratoria de la connotación negativa de que solo sirve para que los políticos digan grandes discursos que después se lleva el viento?

Desagraciadamente el pueblo mexicano padece demasiadas necesidades. Cuando estás pensando en qué van a comer tus hijos mañana, no te preocupas porque lees medio libro al año. Tu responsabilidad como líder, como una persona que está haciendo uso de la voz, es estar preparado para no subirte a decirles “ya estamos cansados de no tener un plato de comida en la mesa”, porque eso es una falacia, y al sentirse ellos vinculados a ti por esa falacia, te hacen caso y te siguen. Pero si tú sabes cuáles son las causas del hambre en México, si tú sabes qué artículos constitucionales no son los adecuados, qué cuestiones de la miscelánea fiscal afectan las mesas de los hogares mexicanos, tú puedes subirte y decir: “este artículo es incorrecto señoras y señores, analicen mediante mi palabra”, y eso no es demagogia, eso es proporcionarle una solución al problema.

Existen frases inmortales como I have a dream que grandes oradores como Martin Luther King utilizaron para crear una identificación con su público y que no son necesariamente falaces. ¿Hasta dónde llegas tú como oradora para captar la atención de la gente?

Cuando tú haces un discurso cualquiera hay que tomar en cuenta tiempo, lugar y forma: a quién, para qué y cómo vas a hablar. En la estructura del discurso ocupas una frase, una actitud y una acción para llamar la atención, un saludo, algo que va ligado con la frase inicial, y empiezas a desarrollar tu tesis, que no tiene por qué ser falaz, es decir, no tienes por qué ocupar el hambre, la pobreza, tu sentimiento, para atraer a las personas mediante engaños. Pero sí puedes ocupar frases como la de Luther King, u otro recurso que sirva para llamar la atención de tu público, eso es válido, pero no lo es que en la tesis te pongas a engañar a las personas porque no estudiaste el tema. Decía el maestro Muñoz Cota: “el hombre es su palabra”. Tú eres lo que dices, no puedes perder el compromiso de lo que estás diciendo con lo que tú eres.

¿Cómo se le podría dar mayor difusión a la oratoria y cómo le recomendarías a la gente que se acercara a ella?

Se tiene que quitar el estigma de la vieja política, y eso es un trabajo muy difícil, que les corresponde a todos, pero especialmente a los grandes líderes morales de los partidos políticos, porque son los que hacen más uso de esta herramienta. Eso es lo primero, después, yo comentaba que la cultura es balsámica, y en ese sentido, se tienen que abrir más espacios. Regularmente no se le da importancia a los círculos de lectura, a la lectura en voz alta, esa es una manera de acercarse a la oratoria, porque si tú aprendes a leer, a analizar un texto, aprendes a hablar un texto.

Lo que se deben generar son políticas públicas que fomenten la cultura y el interés de las personas en ella, que la faciliten, que no la hagan un trabajo engorroso, tedioso, no debe ser así. La mala burocracia en México tiene esa práctica: hacer las cosas que deben ser sencillas, porque le convienen al pueblo, pesadas y engorrosas. Si fuera más fácil acceder a la cultura, si la tuvieras en la esquina de tu casa como tienes la tiendita para comprar Coca-cola, sería mucho más sencillo.