Medea material, denuncia desde el escenario

La violencia de género interpretada por sus víctimas

Andrés Treviño

Andrés Treviño

Desde el año 2010 el Foro Shakespeare, ubicado en la colonia Condesa del Distrito Federal, ha venido desarrollando una serie de proyectos de impacto social directo. El último de ellos es Medea material, una obra de teatro interpretada por mujeres víctimas de violencia de género.

Tomando como base el texto del dramaturgo alemán Heiner Müller, la directora Itari Marta, explora junto a un elenco de mujeres (casi todas sin formación actoral previa pero con una necesidad auténtica de tener voz) el universo de la violencia intrafamiliar, en busca de un acto honesto, de respeto y de amor, capaz de romper el ciclo de la discriminación y el abuso.

Verónica, una de las actrices participantes, cuenta sobre su experiencia: “Me enteré de la convocatoria un día que fui al Centro Cultural de España, ahí me dieron la tarjetita invitándome a participar. Me llamó mucho la atención el tema de la violencia de género, porque yo vengo de una familia conflictiva, disfuncional, donde ha habido episodios de violencia. Me pareció una buena oportunidad para poder hablar y tratar ese asunto en mi vida. 

Yo no soy actriz pero sí bailarina, tengo cierta experiencia en el escenario, pero actuar es un trabajo mucho más complejo. Ha sido un proceso bastante intenso sobre todo a nivel emocional. Esta experiencia me ha hecho mucho más consciente de cómo se genera la violencia y cómo uno participa y deja que suceda. Pero también me ha enseñado que se puede decir ¡basta!, se puede decir ¡no, esto no está bien!

Cada quien decidió el nombre de su Medea. De alguna manera, es una burla hacia un cliché de nuestra persona. Yo soy Medea Zen, por sentadita y calladita. Y es muy contrastante con la acción, porque soy la que tiene el valor de enfrentarse a Jasón y ejecutar la venganza”. 

La impresión de Verónica sobre la obra de Heiner Müller, es que se trata de un texto bastante complejo, que le parece distinto cada vez que lo lee. “Siempre vas encontrando muchas cosas, pero mi interpretación es la voz de una mujer que dice ¡basta!, esa es la lectura que siempre me deja, y lo dice de muchas maneras y da muchos motivos por los cuales decirlo.

Norma Gutiérrez, otra de las participantes, dice de su personaje:

“Yo soy Medea Ingenio. Represento la parte en que Medea está orgullosa de ser la esposa de Jasón. Continúo con los mandatos maternos de ser una esposa cariñosa, obediente y fiel. Yo acudí a una unidad de atención a violencia intrafamiliar. En ese momento vivía un capítulo de violencia de pareja que me hizo pedir ayuda. Soy madre de dos niños, actualmente uno tiene once años y el otro nueve. 

Además de las terapias psicológicas, también nos impartían talleres de escritura y de lectura. En uno de esos talleres, se nos hizo la invitación a las que quisiéramos audicionar, solo pedían que nos comprometiéramos con el proyecto. Yo no tengo herramientas como actriz, pero a lo largo de un año las fui adquiriendo, me fui comprometiendo: lecturas en casa, disciplina del cuerpo, etc.

Y, sobre todo, estar buscando esa parte que quería decir. De 247 mujeres que hicimos audición, esa primera cita quedamos 46. Actualmente quedamos 16 mujeres.”

Le pregunto a Norma si siente que este camino recorrido ha generado un cambio en su vida.

“Más que cambiado, me ha hecho ser consciente de la alineación que debe tener la mente con el cuerpo. Las cosas no cambian de la noche a la mañana, en este año, me he llenado de satisfacciones personales, porque he tenido constancia. Mil cursos de autoestima no han sido para mí tan gratificantes y efectivos como estar en el escenario. Lo que requiere el teatro es el respeto al escenario, el respeto a ti misma y a tus compañeras.

Todo el cambio ha sido interno, hace que toque cosas profundas que yo había decidido enterrar y esto me ha convertido en una persona sensible, consciente. Cualquier acto de amor, cualquier acto honesto contigo misma, va a ayudar a dejar ese capítulo de violencia y no seguir reproduciéndola. Porque no solamente recibí el maltrato, de cierta forma yo también lo provoqué con mi indiferencia, con mi sumisión. De eso es de lo que me he hecho consciente”.