Y… ¿si no voy a votar?

Patricia Pimentel Patricia Pimentel
Delegada de Jóvenes en Movimiento Tamaulipas

Con la expectativa de las próximas elecciones empezamos a estar bombardeados de información de los candidatos sobre los diferentes partidos, del Instituto Nacional Electoral (INE), o incluso de todas aquellas personas que presumen su falta de amor patrio al pregonar que no asistirán a votar.

Para ser más claros, gracias a la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, promulgada el 5 de febrero de 1917, es que actualmente contamos con un sin fin de derechos,  el problema es que en la clase de civismo olvidaron recordarnos que automáticamente con ellos, también adquirimos responsabilidades.

Los jóvenes nos hemos vuelto apáticos en la toma de decisiones electorales del país, lo cual representa un grave error en la sociedad. Resulta muy impactante que en las últimas elecciones federales tan sólo el 63% de los jóvenes con credencial de elector ejercieron su derecho al voto, según cifras del entonces IFE.

Hasta hace muy poco (1955), los únicos capaces de tomar decisiones a través del sufragio eran los hombres, sin embargo existieron mujeres que se aferraron a su derecho de igualdad y pelearon por una sociedad equitativa y justa, para que sus opiniones fueran tomadas en cuenta.

Actualmente la ciudadanía en general, pero principalmente la juventud está cansada de la política que se vive en México, al asociarla con corrupción, autoritarismo, actos ilícitos o incluso desfalcos al país. Lo peor de esa situación es que el pueblo se excusa tras esa decepción que siente hacia los políticos para no informarse y mucho menos salir a votar.

Tristemente, es tanto el desinterés por la política en el que se ha caído, que hemos formado un círculo vicioso en el cual sólo unos cuantos se han visto favorecidos. Innumerables pretextos podemos mencionar para justificar nuestra falta de interés en los partidos políticos y en aquellos que los representan y buscan un puesto de elección popular.

Muchos han pensado que el no salir a votar el día de las elecciones es un acto de rebelión,  que repercutirá en el actual gobierno, o incluso en el entrante; pero la realidad es que los únicos perjudicados al “desperdiciar” nuestra oportunidad de decidir somos nosotros.

Como ciudadanos somos capaces de criticar a nuestro gobierno y las decisiones que toma: reformas, iniciativas, leyes, burocracia, servicios, impuestos, etc.; pero pocas personas se han detenido a considerar la importancia y repercusión directa que tiene el abstencionismo y el voto mal informado.

La ignorancia es la primera enemiga de la democracia. Si todos los votantes tuvieran en cuenta (haciendo una comparació burda) que somos los jefes y que los candidatos son quienes buscan el puesto y acuden a la entrevista de trabajo, podrían comprender mejor que los contratamos con nuestro voto, y como tal, tenemos el derecho de exigir resultados, así como el deber de mantener contacto y estar al pendiente de cada paso en su trabajo.

Es triste ver como los medios tradicionales de comunicación masiva han influenciado a la población, y han perdido su principal sentido de informar con tal de persuadir a favor de algunos candidatos. La buena noticia es que los jóvenes han roto la relación de primera mano con estos medios y han estrechado un vínculo con medios de comunicación más modernos como el Internet, que permite obtener información de primera mano.

No existe una justificación real para decir que no estamos informados,pues tan sólo al dar varios “clics” podemos acceder a la información de cada uno de los candidatos, historial, educación, actividades, propuestas e incluso buscar un contacto más directo con él.

Hoy en día aproximadamente el 30% de los votantes son jóvenes entre los 18 y 30 años, por  tanto si reflexionamos nuestro voto y sumamos voluntades, seremos capaces de cambiar y definir el rumbo de México.

Tenemos una gran batalla que luchar, pero a diferencia de los héroes que nos dieron patria nuestra arma más poderosa es erradicar el abstencionismo y la ignorancia. Es necsario informarnos de primera mano acerca de cada uno de los candidatos y también resulta fundamental no dejarnos influenciar por medios de comunicación que presentan verdades a medias.

Como jóvenes, es nuestro derecho, pero también nuestra obligación, ejercer un voto informado el próximo 7 de junio, además de ser portavoces y vigilantes de la elección para lograr vivir en una verdadera democracia justa y honesta.