SALUD
México debe modificar el esquema de recolección de sangre

Se requiere adoptar el esquema de donación de repetición, donde el individuo acude dos o tres veces al año a donar porque está consciente de que la sangre es un recurso que salva vidas

Es erróneo fomentar la donación de sangre sólo porque un familiar o amigo tiene una emergencia médica

Entrevista con Omar Sánchez Ramírez, académico de la Facultad de Medicina de la UNAM

De manera errónea, en nuestro país donamos sangre cuando tenemos a un familiar, amigo o conocido internado en el hospital a causa de una cirugía o accidente. En ese contexto es cuando la institución médica solicita a los familiares un cierto número de donadores para reponer la sangre que, en teoría, requiere el paciente, una fórmula denominada “esquema de donación de reposición de sangre”.

El académico de la Facultad de Medicina de la UNAM, Omar Sánchez Ramírez explica que este modo de operar fortalece la idea de que el único motivo que tiene la sociedad para donar es resolver un problema circunstancial. “Incluso, está demostrado que quienes acuden a estos llamados no siempre se encuentran en las condiciones de salud óptimas para donar, lo que puede constituir un riesgo no sólo para quien recibirá la sangre sino para el mismo donante y, aunado a ello, incrementa los costos médicos”.
En otros países, en cambio, se maneja el “esquema de donación de repetición”, donde el individuo acude dos o tres veces al año a donar porque está consciente de que la sangre es un recurso que salva vidas y no sólo aporta a la cirugía de un familiar.

De acuerdo con información de la Organización Panamericana de la Salud, en 2005 sólo el cuatro por ciento de las donaciones de sangre se obtuvieron de manera altruista en México. Asimismo, indica que en 2012 nuestro país colectó 1,768,862 unidades, de las cuales: 1,716 pertenecieron a donantes autólogos (para sí mismos); 48,892 a voluntarios (de repetición); 1,718,254 se destinaron a reposición. Mientras que en 2013 la donación disminuyó considerablemente al obtener 1,364,395 unidades colectadas de la siguiente manera: 1,065 donantes autólogos; 41,708 voluntarios; 1,321,622 de reposición.

Por esta razón, el académico de la UNAM destaca que se requiere un esfuerzo sumamente importante para promover un cambio en el tipo de donación que se hace en México y lograr la transición de un esquema de reposición a uno de repetición. También es necesario explicar a la población que la sangre salva vidas, pero más allá de culparla por el desabasto de sangre, el gobierno y las instituciones médicas son quienes deben implementar espacios accesibles y mecanismos facilitadores para donar sangre.

En primer lugar, las personas suelen trabajar o estudiar, por lo que las instituciones médicas tienen que implementar horarios amplios para que la población asista cuando le sea posible. En segundo lugar, la colecta no necesariamente tiene que ser en los bancos de sangre de los hospitales, se pueden crear centros de colecta dependientes de los bancos, pero ubicados en lugares accesibles y fuera del en torno de un hospital, para evitar la congregación de personas que acuden por otros propósitos y en ocasiones tornan el ambiente más difícil para quienes sólo van a donar.

“Es decir, quien debe hacer el esfuerzo es la institución no el individuo; la sociedad va a acudir convencida, pero es fundamental facilitarles la atención y el servicio. Con frecuencia se dice que la población carece de cultura para donar, cuando en realidad no hay establecimientos, recursos, horarios, personal capacitado o instrumental; todo ello es una deficiencia por parte del sistema de salud, no un problema cultural. Las instituciones y los bancos de sangre tienen la responsabilidad de lograr que la donación se convierta en un proceso sencillo y amable para los ciudadanos, además de garantizarles confidencialidad entorno a la información que proporcionan al ser entrevistados por el personal médico”, afirma.

Sánchez Ramírez considera que la transición a un esquema de donación de repetición es factible, porque otros países que tienen raíces culturales similares a las nuestras han resuelto este tipo de circunstancias de manera más favorable.

Otro problema que dificulta el cambio es que algunas personas mienten con tal de cumplir con los requisitos de donación y resolver un conflicto de manera inmediata, sin ser conscientes del riesgo en el que ponen al posible receptor. No siempre el donante reconoce: “He pagado o me han pagado por sexo”, “tengo prácticas de sexo riesgosas” o “cuento con más de una pareja sexual”.

En este sentido, el especialista de la UNAM recalca que es fundamental tener certeza sobre las condiciones de salud del donante, porque los exámenes de laboratorio no siempre detectan oportunamente padecimientos, puesto que existe un “periodo de ventana”, es decir, un tiempo determinado para poder detectar la presencia de ciertos virus en la sangre, como el VIH/SIDA. Con frecuencia la gente ignora su propia enfermedad al momento de donar y puede contagiar a otras personas.

Es cierto que después de la donación en muchas ocasiones se puede detectar que la sangre conlleva algún riesgo o no reúne las condiciones de calidad necesarias, por lo que debe desecharse al constituir un riesgo sanitario, pero cabe resaltar que esto tiene un impacto sobre la economía porque ya se realizó todo un proceso en el que se invierten recursos que terminan desperdiciados: pruebas de laboratorio, bolsas de recolección de sangre, tiempo de los profesionales de la salud (enfermeras, médicos, químicos, técnicos), agujas, la refrigeración temporal, entre otras.

Omar Sánchez señala que “desde muchos puntos de vista el esquema que tenemos en México es inconveniente, por ello, es fundamental adoptar el esquema de repetición donde la gente va a donar porque sabe que la sangre sólo se puede obtener de otro ser humano; está consciente que quizá algún día él mismo la podría necesitar, de que ayuda a enfermos o evita muertes ante emergencias médicas eventuales. Disponer de los recursos necesarios para atender la salud de la población es una cuestión que sólo la sociedad puede ir resolviendo, siempre y cuando las instituciones le faciliten las condiciones para efectuar dicho proceso”.

Existen dos derechos: del donante y del receptor

Por otra parte, el médico Omar Sánchez hace énfasis en que los ciudadanos deben saber que existen algunas limitantes para ser aceptados como donadores de sangre, principalmente porque se trata de un problema de seguridad para quien va a recibirla.

Por este motivo, explica, “desde la perspectiva médica lo que importa es descartar conductas de riesgo, es decir, no se trata de calificaciones morales hacia las personas que tienen diferentes preferencias o prácticas diversas porque no es una razón para rechazar una donación, lo importante son las prácticas de riesgo. Por ejemplo, en el caso de los hombres que tienen sexo con otros hombres, así como los heterosexuales que tienen diversas parejas sexuales”.

Es cierto que si una persona se hizo un piercing o tatuaje tiene que dejar pasar algunos meses para descartar la presencia de ciertos virus en la sangre. También si el individuo viajó a una zona endémica de malaria, chikungunya o dengue en los últimos meses puede ser diferido y podrá donar hasta que se cumplan los plazos necesarios para tener la certeza de que no es portador de algún agente infeccioso.

La donación de sangre en una mujer que está menstruando no necesariamente es una contraindicación, salvo que ese día sienta debilidad o cansancio; mientras que las embarazadas o en periodo de lactancia no deben donar. Para obtener este tipo de información se cuenta con la eficacia de la entrevista que efectúa el personal médico. “No se trata sólo de la buena voluntad del donante, sino de la seguridad de quien va a recibir la sangre, pues existen dos derechos: del donante y del receptor, entonces se debe hacer un equilibrio”, aclara el especialista.

Otro aspecto fundamental es que las instituciones médicas tienen que ser claras con los requisitos que solicitan para facilitar la donación, y en caso de diferir a un donante se le tienen que brindar facilidades para que regrese cuando pueda. Los médicos no deben sugerir que la gente se abstenga de ir el fin de semana porque hay sobredemanda y se entrega un cierto número de fichas, por el contrario, el donante es quien debe tener la prioridad para ser atendido.

El especialista reitera que es necesario que la institución médica garantice que tiene suficiente personal, así como los insumos necesarios para atender a los ciudadanos, porque la experiencia de la donación tiene que ser sencilla, sin el requerimiento de transitar por burocracias.

Por todo lo anterior, Omar Sánchez concluye que México debe apostar por la creación de una amplia base de donadores sanos bajo el esquema de repetición, el cual sanearía la colecta de sangre de antemano y permitiría reducir los riesgos de contagio por diversos virus u otros agentes infecciosos. Debido a que el esquema de reposición fomenta que se invierta en estudios de laboratorio altamente costosos, que si bien detectan virus para excluir a los donantes que son un riesgo para los pacientes, también impactan desfavorablemente en la economía y no necesariamente excluyen los riesgos al cien por ciento. Antes de llegar a adoptar este tipo de estudios de alta sofisticación y costo, se debería impulsar el tránsito hacia el esquema de repetición, que conformaría un pool de donantes más saludable.