ENTREVISTA CON GREGORIO SÁNCHEZ
EL ARTE DEL BORDADO INDÍGENA MEXICANO EN ALTA COSTURA

“QUIERO QUE LA GENTE EN EL MUNDO CONOZCA NUESTROS TRABAJOS ARTESANALES EN EL ÁREA DEL BORDADO TEXTIL… DARLES UN VALOR AGREGADO Y QUE LA GENTE LOS APRECIE COMO LA OBRA DE ARTE QUE SON, INTEGRÁNDOLOS AL MUNDO DE LA MODA”

Co siempre fue así, pero con el paso del tiempo el mundo de la moda en nuestro país fue separándose del mundo del arte, por lo menos en la forma de concebirlo y consumirlo. Entre otros motivos, con la llegada de los procesos de producción masiva y del llamado fast fashion, la parte propiamente artesanal, “el arte del vestir”, pasó a segundo plano. Cuando lo importante es cuánto se puede comprar y el acento de ese consumismo es formar parte de una élite, acumular marcas y objetos que den algún sentido de pertenencia, la experiencia individual que es propia del arte, no puede emerger.

Por otro lado, gran parte del trabajo artesanal mexicano en los textiles ha sido rezagado al concepto acartonado del traje típico o de las artesanías que muchas veces son concebidas únicamente como parte del “folclor” mexicano, y que el mercado de nuestro país no ha sabido integrar, salvo en casos excepcionales, al mundo de la moda. Lo hecho en México, hasta hace poco, había sido sinónimo de mala calidad o relacionado únicamente con la vestimenta de ciertas comunidades, no apto para mostrarse y venderse en grandes almacenes o boutiques de renombre.

Afortunadamente, esta concepción poco a poco ha quedado atrás, en gran parte debido al trabajo de diseñadores mexicanos como Gregorio Sánchez, quienes, orgullosos de sus raíces y su cultura, han sumado esfuerzos para integrar el trabajo artesanal de muchas comunidades de nuestro país en diseños de alta costura.

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LA ETERNA LUCHA CONTRA EL “MALINCHISMO”

Como muchos otros diseñadores, Gregorio tuvo que salir de su propio país para ser apreciado. Aunque la primera boutique que abrió en Nuevo Laredo tuvo mucho éxito, para poder profesionalizar su obra decidió estudiar la carrera de Diseño de Modas en San Francisco, California, pero al terminar prefirió regresar a Baja California con su familia, creó su propia marca y abrió tiendas en Tijuana, Guadalajara y la Ciudad de México. “Fue entonces cuando Ana Fussoni asistió a un desfile que presentamos en Guadalajara y le gustaron mis diseños, nos invitó a presentarnos en Fashion Week en 2007, pero no pasó nada porque nosotros realmente estábamos empezando y mis diseños no encajaban mucho con su concepto, que era mucho más alternativo. Sin embargo, la prensa dijo que eran los diseños mejor hechos. Si algo bueno salió de ese Fashion Week fue que la prensa de Nueva York me mencionó entre los 20 mejores diseñadores, junto con Givenchy y Channel”.

Después del éxito en una de las plataformas de moda más importantes, lo lógico hubiera sido que la carrera de Gregorio Sánchez despegara tanto en su país como en el extranjero, pero no fue así. “En México tristemente somos muy malinchistas, las tiendas departamentales y las revistas de moda no apoyan a diseñadores mexicanos, apoyan a colombianos, guatemaltecos, europeos, pero no a mexicanos, a menos que sean sus amigos, siempre por influencias”.

Fue así como Gregorio decidió abrir una boutique en Beverly Hills y concentrarse en el mercado estadounidense, donde pudo alcanzar el éxito que lo catapultó a otros grandes mercados de la moda, como el asiático. “Tenemos nuestra agencia de relaciones públicas en Los Ángeles y también tenemos una en China, que es donde realmente estamos haciendo negocios. Recientemente nos publicaron en dos portadas en revistas de Lithonia y Alemania… yo tendría que ser un orgullo entre los diseñadores mexicanos, y la proyección no sólo serviría para mí sino para otros diseñadores mexicanos”.

“A nosotros nunca nos han cubierto medios de México cuando nos hemos presentado en el extranjero. En revistas de Nueva York, cuando han sido los desfiles estamos en el centro de la nota con Givenchy o con Valentino, y aquí no se dice absolutamente nada de eso”.

A pesar de que el mercado mexicano no es redituable para el diseñador, el contacto con su gente y el trabajo con proveedores nacionales de gran calidad lo alentaron a volver a su país, por lo que en septiembre de 2016 decidió regresar y abrir una boutique en el corazón de Polanco.

RESCATANDO EL VALOR DE LOS BORDADOS INDÍGENAS

A lo largo de su carrera, dentro o fuera de México, Gregorio Sánchez siempre ha centrado su fuente de inspiración en la cultura mexicana, mezclándola con contrastes de otros países y creando piezas únicas.

“Cuando planeo una colección ya estoy pensando también en la que viene. Las ideas me llegan de las cosas que me gustan, como la cultura africana que me encantó, y me inspiro en eso, pero hago una fusión México-África porque no me gusta dejar a un lado lo mexicano, nunca lo hago. En colecciones pasadas he fusionado Bali, la India y México, pero de forma que no te das cuenta porque es muy sutil. Soy un diseñador al que le gustan los contrastes, en varias publicaciones han comentado mi manera de mezclar colores y texturas, y eso tiene mucho que ver con la dinámica de trabajo. Eso y no dejar nunca de diseñar, uno se hace maestro en las cosas practicando todo el día, y cuando dominas tu técnica la creatividad comienza a fluir de forma natural”.

En el camino hacia el domino de la técnica, uno de los factores más importantes en el mundo del diseño es la calidad del material con el que se trabaja. En este sentido, Gregorio encontró el mejor aliado en los textiles de varias comunidades indígenas mexicanas. “A raíz de que empecé mis presentaciones a nivel internacional comencé a trabajar con textiles mexicanos del estado de Nayarit, de Oaxaca y de Chiapas en diferentes colecciones en Vancouver y Nueva York. Pero desde que regresé a la Ciudad de México, con las dos últimas colecciones me involucré con artesanos mazahuas del Estado de México y he trabajado con sus bordados. He visitado sus comunidades y estoy trabajando con un grupo de bordadoras, en estos casos las artesanas son mujeres y me parece maravilloso su trabajo”.

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Para Gregorio, la historia que cuentan los bordados mazahuas no puede entenderse sin la experiencia completa de la comunidad a la que pertenecen, pero por otro lado, la estética y la calidad del producto por sí mismo es innegable, y estas cualidades son las que busca dar a conocer en el mundo de la moda a nivel internacional. “La razón por la que yo trabajo con ellos, aparte de que su trabajo excelente, es porque quiero que la gente en el mundo conozca nuestros trabajos artesanales en el área del bordado textil y que deje de verlos sólo como una artesanía que puede comprar en un mercado, sino darles un valor agregado y que la gente los aprecie como la obra de arte que son, integrándolos al mundo de la moda”.

Aunque el diseñador está consciente de que el objetivo que persigue requiere de un trabajo constante y una visión a largo plazo, los logros que ha conseguido hasta ahora muestran que va por buen camino. Prueba de ello es el gran éxito que han tenido sus piezas en el mercado asiático, especialmente en China. “La colección que voy a llevar el 2 de abril a Shanghái va a ser precisamente con bordados mazahuas, pero a futuro también pienso trabajar con otras comunidades de artesanos de diferentes estados de la República”.

FEMINISMO Y PROFESIONALISMO COMO CLAVES DEL ÉXITO

Además de su cultura y de otras expresiones estéticas, Gregorio Sánchez, como muchos otros diseñadores, vuelve con frecuencia a sus primeras influencias para seguir guiando el estilo que lo define, que para él tiene que ver con la feminidad. “En mi caso, los diseñadores que más influyeron en mí son de la vieja guardia. Ahora todo es moda urbana, sin embargo, las grandes casas como Dior, Givenchy o Balenciaga han perdido el sentido de femineidad y yo no quiero ir por ese camino. Últimamente la ropa de hombre se ha ido estrechando y la de la mujer se ha ido ensanchando, pero yo no he perdido nunca el estilo femenino y me rehúso a perderlo. Mi estilo es feminista al ciento por ciento. Me gustan las curvas de la mujer y creo que tienen que notarse”.

Cuando Gregorio asegura que su estilo es “feminista”, no sólo se refiere a crear colecciones que exalten la belleza física de la mujer, sino a poner a la mujer en el centro de su proceso creativo, tanto a nivel abstracto, en cuanto a la inspiración en la idea misma de la feminidad, como en lo práctico, con el trabajo diario al lado de las artesanas que elaboran los bordados de sus piezas.

La mujer ha sido causa y consecuencia de buena parte del éxito de Gregorio Sánchez, pero no ha sido la única: el profesionalismo, la calidad y la visión emprendedora han logrado mantener viva su marca. Un reto que no es fácil lograr en nuestro país y por el cual muchos jóvenes diseñadores no han logrado el reconocimiento que buscan. Para Gregorio, una parte de la responsabilidad está en el nivel educativo, la otra en las aspiraciones poco realistas. “Las escuelas de moda no están bien orientadas, no están preparando a los alumnos para vender. Por eso el ambiente de la moda está lleno de diseñadores frustrados, porque no venden, porque los prepararon para ser transgresores, urbanos, futuristas, pero no les enseñaron que la mayoría de la gente no compra eso”.

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“En el diseño sucede como en el resto de los negocios, el sistema está mal porque funciona como máquina de producir diseñadores aunque no estén bien preparados. Todos están buscando la oportunidad de su vida y creen que con que alguien les saque una foto y sean famosos es suficiente. No están buscando la calidad sino la foto, algunos ni siquiera tienen una línea comercial, que es la que realmente mueve todo. A mí no me interesa tener cinco minutos de fama, me interesa darme a conocer por la calidad de mi ropa.”