En el Llano
MANDATARIO APADRINADO

 
 
Luis Gutiérrez Rodríguez

 

 

No es fácil reconocer la identidad del hombre que en realidad está detrás del poder en Veracruz. Inclusive parecen señalarlo sus desaciertos, el peor de los cuales parece ser el haber convertido en gobernador a un subordinado con presuntos méritos académicos, pero sin oficio político.

A menos que ignoremos el celebérrimo chistorete presidencial: los mexicanos que estudian en el extranjero sólo lo hacen para aprender malas mañas.

Habrá advertido el lector que nos referimos al mandatario veracruzano (desde el 1 de diciembre de 2018) Cuitláhuac García Jiménez: Ingeniero Mecánico Electricista egresado de la Universidad Veracruzana; tiene dos maestrías, una en Ingeniería Eléctrica en el Instituto Politécnico Nacional y otra en Ciencias en Control Avanzado por la Universidad de Mánchester, en el Reino Unido, así como un doctorado en ingeniería por la Universidad Técnica de Hamburgo-Harburg, Alemania.

Cuitláhuac García (xalapeño) apareció en la palestra pública la mañana del pasado miércoles 22 de diciembre, al asumirse tácita y virtualmente como responsable de la inesperada aprehensión del economista José Manuel del Río Virgen, por su presunta responsabilidad en el homicidio de Remigio René Tovar, quien en junio último fue candidato (de Movimiento Ciudadano) a la alcaldía de Cazones de Herrera, Veracruz. El crimen fue cometido la noche del 4 de junio de 2021, dos días antes de las elecciones.

Obligadamente, hay que apuntar que el veracruzano, hoy señalado como culpable del asesinato de René Tovar, es originario de Córdoba, Veracruz. Tiene en su haber una exitosa trayectoria política y administrativa: ha sido alcalde de Tecolutla, diputado federal en dos ocasiones, presidente del Consejo Político Nacional de Movimiento Ciudadano y, en la actualidad, secretario técnico de la Junta de Coordinación Política (JUCOPO) en el Senado de la República.

Intromisión presidencial

Lo curioso de este caso es la enjundiosa y torpe intromisión del presidente López Obrador en un caso judicial, el 23 de junio, cuando habían transcurrido 19 días del crimen. Una voz amiga, tal vez la del propio gobernador Cuitáhuac, le brindó información crucial (pero desatinada) durante la palaciega conferencia matutina de ese día en palacio nacional. Según el presidente, conforme a las pesquisas realizadas en Veracruz, se obtuvo la evidencia necesaria para detener a Omar Ramírez Fuentes como presunto perpetrador del intento de secuestro.

Se atrevió a decir más el presidente: “Acabamos de resolver, o está en proceso de saberse, que a uno de los candidatos que asesinaron en Veracruz, en el municipio de Cazones, Veracruz, ¿se acuerdan?, antes de la elección. Bueno, pues uno de los posibles involucrados, de acuerdo a las investigaciones, era su jefe de campaña, para él quedarse como candidato y ganar. No queremos eso, esos horrores”, dijo López Obrador respecto al caso. Y desde entonces hasta esta mañana no se habían hecho públicos más avances en la investigación del homicidio del candidato.

Bastó que la torpe investigación del caso concluyó erróneamente que Ramírez Fuente, habiendo sido escogido por Movimiento Ciudadano para suplir al candidato asesinado, era el culpable que necesitaban. Y le llevaron al presidente tamaña estupidez en charola de plata.

López Obrador tuvo desmesurados elogios para su gobernador cuando le transmitieron la noticia de que la errática fiscalía había detenido a José Manuel del Río Virgen. También hay motivos sobrados para pensar que al fiscal de Veracruz le tiene sin cuidado seguir dando palos de ciego.

Para Ricardo Monreal Ávila, presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado y coordinador parlamentario de los senadores de Morena, la imputación que se hace en contra de José Manuel del Río Virgen es una muestra del “abuso de poder” que prevalece en Veracruz. Abundó que se trata de un hecho “maquinado, inventado y construido”.

Los medios de comunicación registran atropellos y detenciones arbitrarias contra al menos nueve renombrados políticos veracruzanos, sobre los que han llovido acusaciones variopintas que parecen prefabricadas contra los “adversarios” del poder: van desde violencia intrafamiliar, ultraje a la autoridad, abuso de autoridad, delitos cometidos por servidores públicos, corrupción y homicidio.

Es pertinente recordar que el actual gobernador de Veracruz cayó en un escándalo tragicómico cuando apenas empezaba su mandato, en diciembre de 2018. Todo porque la arquidiócesis veracruzana enfrentó diversos ataques del nuevo secretario de gobierno, Enrique Patrocinio Cisneros Burgos. Uno de ellos les colmó el plato: el clero acusó al gobierno de arremeter en contra del “secreto de confesión”, porque estaba siendo usado por los sacerdotes para hacer proselitismo en las misas dominicales contra el gobierno de Cuitláhuac García Jiménez.

Todo parece indicar que la tradición del padrinazgo político, autora de muchos vicios y rezagos que dan al traste con la democracia, ha logrado sobrevivir. Ahí andan los émulos de don corleone, dicho sea con minúsculas.