Fundación Cultura en Movimiento Jalisco
Celebra el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil leyendo

El hábito de la lectura en menores ayuda a incentivar sus capacidades y habilidades cognitivas

 
Joel Castillo Guzmán

 

Por iniciativa de la Organización Internacional para el Libro Juvenil (en inglés: IBBY o International Board on Books for Young People), el 2 de abril de 1967 se instauró el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil. La fecha coincide con el nacimiento del escritor Hans Christian Andersen, mundialmente reconocido por su amplia obra dedicada a los niños. Entre sus obras destacan “El patito feo”, “La sirenita” o “El traje nuevo del emperador”. Cabe destacar que muchas de sus creaciones se adaptaron al cine y la televisión, destacando las producciones de Disney.

El objetivo de IBBY es formar y desarrollar el hábito de la lectura, herramienta que fomenta habilidades del pensamiento que, en conjunto con otros aprendizajes, logran una mejor calidad de vida en el individuo.

De acuerdo a información de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (CANIEM), durante 2019 en México se comercializaron 20.3 millones de ejemplares de materiales dedicados a libros infantiles y juveniles, lo cual los ubica en segundo lugar, detrás de los libros de texto de secundaria gratuitos, que alcanzaron los 29 millones de ejemplares.

La académica e investigadora especializada en literatura infantil, Teresa Orozco López, señala que los libros se deben acercar a los menores desde sus primeros días de vida. “Es muy importante que desde recién nacidos los bebés tengan contacto con libros, así se familiarizan con los libros como objetos. Es por eso que tenemos los libros para bebés: libros de tela, de materiales plásticos, libros con pequeñas figuras a manera de juguetes. Este tipo de libros ayudan al bebé a formar una relación personal con el libro. Para que posteriormente el bebé pueda relacionar emocionalmente al libro con sentimientos positivos como alegría y felicidad”.

Teresa Orozco añade que la principal tarea de los adultos para acercar a los menores a los libros es convivir con ellos, tener cerca a niñas y niños y libros. “Suena sencillo, obvio y repetitivo, pero encierra una gran complejidad. Muchas veces buscamos fórmulas secretas, pero la acción más importante y fundamental es tener libros en el entorno, para que de a poco y apelando a la natural curiosidad por aprender el mundo, ellos mismos decidan tomar un libro y dejarse llevar por la magia. Y aquí debemos diferenciar entre acercar a los libros y acercar a la lectura, y entre formación lectora y formación literaria”.

Así, el contacto y manipulación de los libros genera un vínculo afectivo con el objeto, por lo que el paso siguiente es el abordaje de los temas y contenidos, con lo que se construye el hábito de la lectura. “Ya con la familiaridad del libro como objeto se puede pensar en trabajar las etapas lectoras, dosificar los libros de acuerdo con los antecedentes lectores que cada sujeto tiene, la cantidad y calidad de lecturas de cada individuo. Y una vez que la niña, el niño, el joven o el adulto vivió su contacto con el libro, con la lectura y sus diferentes momentos, entonces y sólo entonces podríamos hablar de lectura literaria”, explica Orozco López.

¿Cómo se deben escoger y recomendar los libros para niños y jóvenes? “Aquí la pregunta es: ¿escoger para qué o para quién? Toda selección incluye la aplicación de criterios subjetivos y por tanto excluyentes. Cada niña, niño y joven debería poder escoger el libro que le signifique de manera personal. El trabajo del mediador es tener tantas lecturas como sea posible para acercar diferentes opciones de lectura a una niña, niño o joven de acuerdo con las características y necesidades manifestadas”.

“Creo que cada salón de clases debería tener una selección de libros diversa y pensada con base en los estudiantes presentes. No en el promedio o en el perfil general de los estudiantes con ‘X’ años o que cursan ‘X’ grado escolar. Y esto podría funcionar si cada docente estuviera formado como mediador entre niñas, niños y jóvenes y libros. Y por supuesto con una biblioteca escolar bien aprovisionada con materiales de lectura de calidad y en cantidad suficiente”, finaliza Teresa Orozco López.

Siempre se puede celebrar el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil: recomendaciones de libros por Teresa Orozco López

Estos libros los sugiero para determinadas etapas lectoras (no edades cronológicas), pero también debe considerarse el momento emotivo por el que cada lector o lectora experimenta justo en el momento del encuentro con un libro. Con base en lo anterior, creo que algunos libros de LNNJ son universales. No importa la edad cronológica, a todos nos pueden significar algo muy profundo y vincularnos con nuestros sentimientos y efectividad.

Primeros lectores (y el resto de los lectores)

  • Selma, de Jutta Bauer, es un libro muy sencillo, pero con gran complejidad temática. Con varias capas de significación sobre una pregunta esencial para la humanidad: ¿Qué es la felicidad?
  • Trucas, de Juan Gedovius, es otro de mis favoritos: es un libro silente, lo que significa que no tiene letras, su narración se basa exclusivamente en las ilustraciones.
  • Devuélveme mi libro y Amigos, son dos libros de la editorial Leetra que me parecen muy pertinentes para quienes comienzan a leer.

Para los que leen bien

  • Camino a casa, de Jairo Buitrago. Es un libro que tengo especial afecto porque me ha permitido conectar con lectores de preescolar, estudiantes de licenciatura y profesionales en general. Trata sobre un tema con implicaciones sociales que puede ser muy significativo en nuestros días en contextos como el mexicano, pero a la vez aborda un tema sensible que conecta con la emotividad del lector.
  • Otros textos muy recomendables y divertidos son los textos de Gusti, de Isol y de Oliver Jeffers.

Para jóvenes

  • Mi recomendación siempre será Antonio Malpica. Es un escritor prolífico y profundamente bello. Son varios los libros de Malpica, pero entre mis favoritos están: Por el color del trigo y Al final las palabras.