La representación política: un derecho inaplazable para los migrantes

 
Pilar Lozano Mac Donald
Secretaria General de Acuerdos de MovimientoCiudadano.
Presidenta de la Comisión del Mexicano Migrante
 
 

El anhelo de superación, cargado de coraje, motivó a millones de mexicanos, hombres y mujeres valientes, a salir del país en la búsqueda de mejores oportunidades. Con los años, se han convertido en apoyo importante para sus familias y en motor que mantiene la marcha de la economía del país. El amor a su familia y a su patria les ha permitido superar retos y tener historias de éxito.

Ese coraje ha motivado a las comunidades de migrantes mexicanos en el extranjero a formar organizaciones sociales, culturales y políticas a través de las cuales tejen redes de solidaridad, mantienen y promueven su cultura originaria y son activos actores en la dimensión política.

La presencia de la comunidad mexicana migrante ha trascendido por su aportación con millones de dólares en remesas y por la cantidad de mexicanas y mexicanos residentes en el extranjero. No obstante, su lucha les permite avanzar hacia un estado superior que demanda superar limitaciones establecidas en las leyes que los discriminan de forma parcial o total en relación con sus derechos electorales.

En tiempos de globalización, con el dinamismo de los procesos de movilidad humana, ya no es posible circunscribir la ciudadanía a la nacionalidad o al lugar de residencia.

El escenario político actual, construido en gran parte por nuestros connacionales que viven fuera del país, exige entender al migrante como un actor político que debe participar en la vida pública del país.

Las sociedades modernas se ven obligadas a enfrentar una realidad que las coloca, ante el dinamismo de los flujos migratorios, en la dicotomía de los nuevos desafíos que presenta la ciudadanía: por una parte, respecto a la nacionalidad para los extranjeros y, por otra, la residencia para los nacionales, a fin de superar la discriminación de que son objeto en materia de representación política.

Es tiempo de entender que la incorporación política de la comunidad mexicana migrante residente en el extranjero debe comprender el derecho a votar y ser votado, el derecho a asociarse, el derecho a reunirse con propósitos políticos y el derecho a acceder a cargos públicos.

La participación política de los migrantes ha tenido lentos avances con la incorporación del derecho a votar a distancia. En los últimos años, el Instituto Nacional Electoral (INE) ha desplegado esfuerzos en el proceso de credencialización de los mexicanos residentes fuera del país, con la construcción de una lista nominal de mexicanos residentes en el extranjero que han podido votar a distancia. Sin embrago, el establecimiento de la credencial para votar con fotografía y el voto por correo certificado como requisitos para el ejercicio de ese derecho se han convertido en una limitante, en un escenario de criminalización y persecución para los migrantes por parte de las autoridades en Estados Unidos, donde se localiza la mayoría de la población mexicana migrante. Ahora, con la posibilidad del voto electrónico se abre una alternativa rápida y de bajo costo, además del voto por correo postal y ante las embajadas y consulados.

Serán diez entidades federativas las que implementarán el voto electrónico para los mexicanos residentes en el extranjero: Baja California Sur, Chihuahua, Colima, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Querétaro, San Luis Potosí, Zacatecas y Jalisco.

En cuanto a la representación política de la comunidad mexicana migrante, los avances han permitido que, a través de la figura del diputado migrante, puedan votar para elegir a quien represente sus intereses a nivel local. Es un paso importante, pero tenemos que ubicar esta representación en el ámbito nacional. Por ejemplo, en la Ciudad de México, pese a la oposición del grupo mayoritario en el Congreso local, por resolución del tribunal Federal Electoral, en la elección de 2021 se podrá elegir al diputado migrante.

Para este objetivo, en otros países se han establecido distritos o circunscripciones extraterritoriales o se han reservado diputaciones a través de listas plurinominales.
Resulta preocupante que, siendo México el segundo país con mayor número de migrantes, sólo después de la India, los mexicanos residentes en el extranjero no cuenten con derecho pleno a votar y ser votados para elegir y ser electos a cargos de elección popular.

Colombia, por ejemplo, con poco más de 2.7 millones de migrantes en el exterior, actualmente cuenta con cinco diputaciones migrantes en su Congreso. En este mismo sentido, países como Italia, Croacia, Francia, Portugal y República Dominicana, han dado representación política a sus migrantes.

La presencia de los migrantes en el Congreso de la Unión les permitirá tener voz e incidir en los asuntos públicos de interés nacional que pueden afectarles. Por ello, en la Cámara de Diputados he propuesto la elección de diputados migrantes a través de listas de los partidos políticos dentro de las primeras cinco posiciones plurinominales. Cabe mencionar que venimos respaldando la propuesta de una acción afirmativa en favor de la representación política de la comunidad migrante que han impulsado organizaciones de migrantes y que ha encontrado buena acogida en el INE.

Igualmente, he propuesto la figura del Consejero Electoral Migrante dentro del Consejo General del INE, con la cual también tendrán voz dentro de la autoridad electoral.
México puede saldar la deuda histórica que tiene con sus migrantes atendiendo este doble derecho sobre el voto de los mexicanos que viven en el extranjero y su representación en el Congreso de la Unión, además de la correspondiente en los congresos locales, reconociendo un derecho político de millones de mexicanos, quienes ya pueden votar por Presidente de la República y Senadores, además, cuando la Constitución local lo permite, por Gobernador y Jefe de Gobierno, en el caso de la Ciudad de México.

La Constitución es clara cuando establece, en su artículo 1º, que todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en la propia Carta Magna y en los tratados internacionales de los que el Estado mexicano es parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no puede restringirse ni suspenderse.
La representación política de la comunidad migrante forma parte de los derechos que la Constitución reconoce para todas las personas, y los instrumentos jurídicos internacionales establecen que ningún país debe negar el derecho al voto a sus nacionales que vivan en el extranjero.

En las elecciones de 2021 se elegirán 21,368 cargos. Entre ellos se encuentran: 500 diputados federales; 30 congresos locales con 1,063 diputados locales, 15 gubernaturas y 1,926 ayuntamientos y juntas municipales. Se estima que participarán 94 millones 800 mil ciudadanos inscritos en el Padrón Electoral Federal, aproximadamente cinco millones más que en las elecciones de 2018, con la instalación de 161 mil casillas para votar.

La comunidad mexicana migrante le ha cumplido a México. Es tiempo de que tengan la representación política que les corresponde por su peso poblacional y por su importante aportación al país.