Yucatán
La importancia de priorizar la cultura ambiental para la sustentabilidad

Es cada día más necesario, e incluso obligado, el involucramiento de los distintos segmentos que conforman la sociedad mexicana para revertir los efectos perjudiciales del cambio climático en nuestro país

Rodrigo Mendoza Martínez
 

Sin lugar a dudas, una de las mayores enseñanzas que nos dejará esta pandemia que tanto ha mermado los procesos económicos, de carácter local y regional, y que ha lanzado a la angustia del desempleo a millones de mexicanos y mexicanas, será la profundización en las acciones que coadyuven a un manejo más responsable y comprometido de todos aquellos procesos que contribuyen a la modificación de las condiciones ambientales. Según el Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (CEDRSSA): “El aumento de huracanes, sequías, deslaves, temperaturas extremas y lluvias torrenciales, inundaciones e incendios que hasta hoy han ocasionado altos costos económicos y sociales… [En la actualidad] hay 2 mil 583 especies que están en peligro o riesgo de extinción, debido a la transformación y degradación de los ecosistemas afectan a la mayoría de éstos, sobre todo, a los bosques tropicales”.

Lo anterior obliga a que los tomadores de decisiones de los distintos niveles de gobierno, quienes conforman los cuerpos colegiados en los que se definen las prioridades de los distintos ámbitos territoriales del país, así como los integrantes de las diferentes ramas de la actividad económica en México, asuman, interioricen y reivindiquen plenamente todas aquellas medidas que alienten el replanteamiento de prioridades.

Es cada día más necesario, e incluso obligado, el involucramiento de los distintos segmentos que conforman la sociedad mexicana para revertir los efectos perjudiciales del cambio climático en nuestro país. En la medida en que nos volvamos actores de mayor corresponsabilidad con lo que sucede en nuestro entorno, podremos prevenir y evitar que las improvisaciones, las simulaciones y las ocurrencias aceleren el proceso de devastación de los distintos ecosistemas mexicanos, con el consecuente deterioro de la biodiversidad que caracteriza a nuestro país.

Es más que evidente que para tomar medidas más informadas, conscientes, amigables, comprometidas y respetuosas de nuestro heterogéneo territorio nacional, se requiere considerar que: “Existen muchas maneras de construir sociedades y que las cosmovisiones ancestrales tenían una mejor conexión con economías y organizaciones comunitarias que les permitieron sobrevivir durante miles de años. La transdisciplina ayuda a integrar el conocimiento humano para una mejor comprensión de la naturaleza, su estructura y proceso para integrar ese conocimiento en la reestructuración cultural”, una reflexión que comparten varios expertos en la temática, en las páginas de Tendiendo puentes para una sustentabilidad integral.

Lo anterior implica el tener plena claridad del legado, aún vivo y presente, de la cosmovisión y los conocimientos que siguen siendo reivindicados por los herederos de las culturas ancestrales de México, tan presentes y admiradas a escala mundial. Una postura que contrasta con la relación paternalista o folclórica, que continúan mostrando gobernantes de distintos orígenes partidarios.

A fin de cuentas, de lo que se trata es de ampliar la convocatoria de quienes vienen contribuyendo a la elaboración de propuestas que contribuyen al replanteamiento de los paradigmas que han posibilitado la degradación ambiental. En este sentido, como lo menciona Carmen Andreu en Arte, medio ambiente y educación ambiental, el arte ha contribuido a mostrar el camino: “Nuestra relación con la naturaleza y la forma de afrontarla desde el arte no cesa en el intento de reflexionar, con la fuerza evocadora de la metáfora o desde el activismo. El arte contemporáneo no se contenta con ilustrar, reflexionar y dar respuestas, se ha convertido, como hemos visto, en prácticas habituales”.

Por ello, es necesario que en el Presupuesto de Egresos de la Federación del próximo año se contemplen los recursos necesarios para multiplicar y diversificar estas iniciativas en favor del medio ambiente y la diversidad en nuestro país. Este es el punto de partida para que la sociedad sea plenamente sensibilizada y corresponsable en lograr la adaptación y mitigación de los cada día más evidentes efectos del cambio climático en el país y las distintas regiones que lo conforman, priorizando las necesidades de las franjas más amplias, extendidas y endebles de la ciudadanía nacional.