Editorial
LA DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO

Elías Cárdenas Márquez

Elías Cárdenas Márquez

El aborto es un candente tema de debate entre quienes pretenden su despenalización y aquellos que se oponen a ello. Los principales puntos de controversia son de carácter religioso, legal, ético y social. Todo ello se refleja claramente en la normatividad jurídica que han adoptado, obedeciendo a múltiples factores que reflejan sus respectivos códigos. Detrás de ellos hay una compleja red de principios, tradiciones, idiosincrasias, costumbres, ideologías, religiones, etcétera.

En México, la discusión se ha puesto en el vértice de esta antiquísima querella –la misma Biblia, en el Libro “Éxodo”, capítulo 2I, versículo 22, lo infama– sobre la penalización a ultranza o su legalización. Todas la entidades del país, que dado su carácter federativo se les concede autonomía para legislar, lo rechazan o lo aprueban bajo diferentes casuísticas.

El caso más simbólico se dio en el entonces Distrito Federal, al ser aprobada la reforma al Código Penal y los artículos relativos de la Ley de la Salud, que despenalizó el aborto el mes de abril de 2007, al ser aprobada la iniciativa que envió a la Asamblea Legislativa el entonces jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard

Casaubón, que levantó airadas protestas de grupos católicos y otras asociaciones religiosas.

La reforma aludida establece fundamentalmente que el aborto, previas algunas condiciones dadas, será legal si se practica antes de las doce semanas de la preñez. El 29 de agosto de 2008, ante la impugnación a dicha reforma, la Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvió que estaba apegada a los principios constitucionales.

No obstante, la lucha continúa. Por un lado, el 25 de septiembre del presente año la Legislatura del Estado de Oaxaca dio luz verde a la despenalización del aborto en términos parecidos a la reforma que priva en la hoy Ciudad de México -entidad híbrida en cuanto a su calidad de entidad federativa–; y por otro, el 6 de marzo del año corriente la Diputación del Estado de Nuevo León se pronunció a favor de la protección de la vida desde el momento de la fecundación del óvulo materno y la penalización de éste. Muchas de las Legislaturas de las demás entidades aún están bajo la presión de los grupos radicales, como Provida, que tiene su raíz más profunda en el ultra catolicismo, apoyada por el clero tradicional que considera el aborto como un crimen abominable y lo rechaza totalmente.

Muchas voces de prominentes filósofos, científicos y teólogos, incluyendo varios de creencias católicas, se han alzado contra estas posiciones absolutistas, sin desconocer que el problema es complejo y que existen múltiples interpretaciones de los textos bíblicos sobre esta abrupta cuestión.

El sector progresista de la iglesia católica –lamentablemente hoy en decadencia– ha manifestado opiniones de vanguardia, donde se matizan los casos por circunstancias que los acompañan. El incesto, la violación, motivos eugenésicos y terapéuticos, cuello canceroso, inseminación forzosa, embarazo ectópico (aquel que se incuba fuera de la pared vaginal), etcétera, son asuntos donde en el centro está la mujer como sujeto principal, porque es dueña de su vientre materno.

Los derechos humanos, que surgieron como bandera política e ideológica en el siglo XX, ya han recorrido una larga travesía en defensa del derecho de la mujer sobre su cuerpo, o sea, la exclusiva razón de ser ellas las que decidan. El camino es largo, pero el futuro tendrá, sin duda alguna, la respuesta acertada y esperanzadora, en bien de que todas las mujeres del mundo reivindiquen este espacio de libertad que les ha sido negado por siglos.