Congreso
¡CUIDADO! UN MAL SILENCIOSO LLAMADO DEPRESIÓN

Diputado ciudadano Jacobo Cheja

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es un trastorno mental frecuente, con síntomas como: tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración.

Es preocupante observar cómo existe una epidemia mundial de depresión; desafortunadamente esta enfermedad nos ha puesto como país en cifras alarmantes a nivel internacional, y es que son varias las causas que la provocan: el estrés, un evento negativo o una secuencia de eventos, ansiedad, pérdidas y duelos; aunque también la disparan factores genéticos, biológicos, médicos e incluso hormonales.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha manifestado que en el caso de México los factores potenciales como la pobreza, la inseguridad, el desempleo y la violencia han propiciado que los trastornos de salud mental, incluida la depresión, se incrementaran, convirtiéndose en una preocupación de salud pública que requiere de respuestas integrales y prioritarias.

Según un informe de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) difundido en medios de comunicación, actualmente 15 de cada 100 habitantes en el país sufren depresión y la cifra podría aumentar, ya que algunas personas ni siquiera saben que la padecen. Además, la depresión se ubica entre las principales causas de pérdida de calidad de vida, ausentismo laboral y disminución de la productividad.

Lamentablemente, el estigma y las violaciones a los derechos humanos de las personas que padecen este tipo de enfermedades agravan el problema. Los recursos que se han proporcionado para afrontar la enorme carga de los trastornos mentales se han distribuido desigualmente y se han utilizado de manera ineficaz, lo que ha supuesto una disparidad en materia de tratamiento superior al 75 por ciento en muchos países con ingresos bajos y medios-bajos, como es el caso de México, según el Programa de Acción para superar las brechas en salud mental de la OMS.

Ese mismo programa de acción ofrece a los planificadores de salud, a las instancias normativas y a los donantes un conjunto claro y coherente de actividades y programas para ampliar y mejorar la atención de los trastornos mentales, neurológicos y por abuso de sustancias tóxicas; identifica estrategias para aumentar la cobertura de las intervenciones claves en afecciones prioritarias en entornos con recursos limitados.

La discriminación que sufren los enfermos mentales y sus familias puede impedir que tengan acceso a un adecuado servicio de salud. Del presupuesto para el rubro de salud en México, sólo se destina alrededor del dos por ciento a la salud mental, cuando la OMS recomienda que se invierta entre el cinco y el diez por ciento; además, el 80 por ciento del gasto en salud mental se emplea para mantener hospitales psiquiátricos, mientras que se destina muy poco a detección, prevención y rehabilitación.

Por todo lo ya mencionado, como Diputado Federal, integrante de la actual Legislatura del Honorable Congreso de la Unión, presenté un Punto de Acuerdo mediante el cual se exhorta al Ejecutivo Federal y a la Secretaría de Salud para que se realicen Nuevas Estrategias y Mecanismos para Prevenir y Tratar la Depresión en México, el cual fue aprobado por el Pleno.

Permanezcamos alertas, aprendamos a detectar cualquier síntoma depresivo por muy mínimo que este sea, no olvidemos que la depresión puede derivar en el suicidio de quien la padece si no se atiende a tiempo; la indiferencia no ayuda, a la más mínima alerta debemos buscar apoyo inmediato.

Platicando con un especialista, me comentó que existen varias formas de prevenir y aquí comparto algunas: comer sana y balanceadamente, ya que, por ejemplo, el exceso de azúcar y cafeína afectan el estado de ánimo; hacer ejercicio aunque sea de manera moderada, puede funcionar el baile, la yoga o simplemente pasear al aire libre y el contacto con la naturaleza favorece mucho para prevenir la depresión; dormir bien, y sobre todo limitar el tiempo que se pasa ante cualquier pantalla de celular, tableta, computadora o portátil, ya que cada vez son más los terapeutas que han encontrado una conexión entre demasiada tecnología, depresión y ansiedad.

Descartemos los estigmas, no señalemos a las personas con depresión, nunca los llamemos con sobrenombres y, al mismo tiempo, los invito a que juntos apoyemos para mejorar su calidad de vida.