México libre de plásticos es tarea de todos, la legislación sin acción es letra muerta

 

Maribel Ramírez Topete

Crear conciencia en el mundo industrial mexicano puede ser el factor determinante para lograr que México lleve a cabo la transformación real que nuestro planeta urgentemente requiere en materia ecológica para afrontar el cambio climático y no seguir poniendo en riesgo la salud de las personas.

Se estima que en el mundo se producen 311 millones de toneladas de plásticos al año, de los cuales sólo el 10 por ciento logra reciclarse. Lo peor es que en la mayoría de los casos este material contaminante llega a los mares, y la solución no es limpiar, tenemos un problema alarmante y necesitamos soluciones inmediatas. Un compromiso nacional en materia industrial en México que permita ser el punto de inflexión y poner fin definitivo a la producción de plásticos, como: popotes y bolsas de plásticos y unicel; además de aplicar mejores medidas de reciclaje. En este sentido, es necesario involucrar a las autoridades municipales para revalorizar actividades como la recolección y plantas de reciclaje de este material desechado para darle una segunda vida, como puede ser utilizarlo en áreas de construcción, muebles o con las nuevas tecnologías innovadoras que permitan diversificar los usos del plástico tirado.

Un trabajo arduo, en conjunto con el gobierno en sus tres niveles y la sociedad, donde la conciencia, la creatividad y el conocimiento se comprometan en generar acciones de cambio efectivas, coherentes y congruentes. Una labor a la que deberán sumarse industriales, productores y vendedores de bolsas y popotes de plástico que, en su conjunto, representan un gremio muy importante de impacto en la economía circular de nuestro país, ya que son alrededor de 45 mil empleos en juego a nivel nacional. Todos ellos deberán buscar otra manera de generar ingresos para sus familias o incursionar en las nuevas tendencias para sustituir el plástico por materiales biodegradables y de rápida descomposición.

De igual manera, se debe hacer un llamado y considerar legislar a los consumidores de plásticos, ya que se estima que los mexicanos consumimos anualmente 48 kilos de este material altamente contaminante. “México libre de plásticos” es una causa a la que debemos apostarle con todo nuestro esfuerzo y corazón, no podemos seguir en el camino equivocado, debemos impactar en las conciencias para dejar de consumirlo.

Es todo un cambio de forma de vida y de pensamiento que debe llevarse en etapas para cumplir metas a corto, mediano y largo plazo. La primera, y muy importante, es un marco jurídico eficiente para crear una legislación integral que considere todos los aspectos por regular: la producción, el manejo de desechos de alta durabilidad y, además, el consumo, ya que hasta ahora no se cuenta con una política pública clara que regule dichos aspectos. Por tanto, debe considerarse un término para la prohibición absoluta que permita la adaptación a las nuevas leyes, sacando los activos fijos del mercado para la reconversión y/o migrando organizadamente estas empresas dedicadas al plástico a la utilización de nuevas tendencias biodegradables de envases y embalajes, para que lo hagan con materiales que no dañen nuestra ecología, como pueden ser: nylon, hueso de aguacate, base de maíz, papel kraft, cartón o envases retornables atractivos. Generar cursos, pláticas y debates para implementar materiales novedosos de envases ecológicos amigables y cómo llevar este concepto a toda la cadena de valor para poder hacer efectivos todos los esfuerzos en cada eslabón.

Un proyecto que, en su conjunto, incluya a estudiosos y profesionales en el área de ecología y medio ambiente que inviten a incursionar con modelos efectivos en otros países, donde se ha logrado avanzar en este sentido y donde el papel de la sociedad civil cobra un valor determinante. El planeta es nuestro hogar, nosotros somos el impulso para no generar, no consumir y no tirar plástico. Las leyes ayudan a crear conciencia, hagamos valer la norma generando el cambio y la transformación por un mundo más ecológico, que tenga como resultado que las buenas pretensiones a través de una ley no queden como letra muerta y sirvan para dar vida a nuestro planeta.