RESEÑA
Más allá del Mexican Pink

El traje típico se ha convertido en la imagen general de una cultura rica en colores, telas y bordados únicos en la que destaca un interés estético, lo cual para la industria de la moda es una gran ventaja, pero a la vez la prenda se aleja y se olvida de la forma en como la ve y la usa la comunidad que la viste día a día

En la década de los 40, durante una entrevista de radio en la que participó Ramón Valdiosera (Veracruz, 1918), el entonces ya conocido diseñador de moda hizo una pregunta que rápidamente desató una serie de comentarios poco optimistas: “¿Habrá la posibilidad de una moda mexicana?”

Ante la pregunta, algunos mencionaron que la poca calidad de la tela que se podía encontrar en el país, los procesos de producción e incluso la constitución de la mujer mexicana, hacían imposible pensar en una moda que se pudiera comparar con otras ciudades clave para la industria (como París o Nueva York). No resultaba ni estético ni vanguardista.

Años después, a finales de la misma década, Valdiosera sería el primer diseñador mexicano en participar en una pasarela en Nueva York optando por mostrar como tonalidad predominante de su colección el rosa bugambilia. Tal fue el impacto que provocó la exposición, que de este color nacería, gracias a la prensa estadounidense, el que hoy se conoce con la clave #e4007c, el Mexican Pink, el “rosa mexicano”.

rese-01La muestra que ese día llevó Ramón Valdiosera a Nueva York y que culminó con el nacimiento de un color que arraigaba en su nombre el sentir del país, resultó una fusión que a la vista del resto del mundo provocó una experiencia que combinó sentidos y emociones. Por fin, en dos palabras, una parte de la identidad mexicana adquiría de manera indiscutible un lugar en la moda.

Este color, junto con lo que hemos llamado “trajes típicos mexicanos”, son los que han llevado a México a ser admirado por otros países en el mundo de la moda, quienes ven en estos trajes una interpretación de las texturas, los bordados y los colores que caracterizan las distintas regiones de nuestro país.

Gracias al apoyo del entonces gobernador de Veracruz, Miguel Alemán, Valdiosera consiguió promover la cultura mexicana a través de la reinterpretación que él hizo de la forma de vestir de cada región que visitó durante un recorrido que realizó por toda la República Mexicana. Este apoyo gubernamental, cuya finalidad era más política que estética, le permitió al artista incluso financiar la creación de un Museo de la Moda; sin embargo, con los años disminuyó el interés, se terminó el apoyo y tuvo que cerrar sus puertas. Aún así, otros diseñadores y artistas (como Cristina Pineda y Ricardo Covalín) se han encargado de llevar sus interpretaciones con éxito al extranjero, manteniendo la relación entre identidad mexicana y moda.

rese-02Si bien es cierto que el mexicano ve representada una parte de su cultura en los trajes típicos, no hay que olvidar que lo que se vende fuera e incluso dentro del país como “traje típico” es en realidad una representación de lo que se ha estandarizado como “lo mexicano”. El rosa mexicano o el Mexican Pink es justamente, como lo representa escrito en inglés, el modo en que se ha deseado que México sea visto por el extranjero a través de la moda.

Así, el traje típico se ha convertido en la imagen general de una cultura rica en colores, telas y bordados únicos en la que destaca un interés estético, lo cual para la industria de la moda es una gran ventaja, pero a la vez la prenda se aleja y se olvida de la forma en como la ve y la usa la comunidad que la viste día a día.

Mientras que el extranjero ve en los trajes típicos de nuestro país rasgos que finalmente tienen que ver con la belleza del vestido; si vemos el traje típico desde la comunidad de donde proviene, la prenda nos hablará de otra manera. Tanto la forma en que se utiliza la tela (sea manta, hilo de seda, algodón, satín, lana de oveja, por mencionar algunos casos) como la elaboración de los bordados, se centran en el proceso y la funcionalidad de la prenda. No es gratuito que cada comunidad use una tela determinada, porque su objetivo tiene que ver, por ejemplo, con proteger a la persona del clima, o bien, que la prenda tenga doble uso.

rese-03El origen de lo que hemos llamado para el extranjero “traje típico” no es la belleza de la ropa como tal, sino el uso común que tiene para cierta comunidad. En ese día a día, en esa cotidianidad y a través del proceso de creación y de producción del traje, del vestido, se hace presente la relación que la comunidad tiene con la naturaleza que la rodea, una relación mucho más íntima y cercana con el entorno y con la sociedad que la usa que con la búsqueda de una imagen que exprese una identidad general del sentir mexicano.

Si preguntáramos al mundo de la moda: ¿debe el traje típico recuperar su uso cotidiano para poder hablar de modos distintos del sentir mexicano en cada región? O ¿se debe continuar con una imagen que presente al extranjero una generalización e incluso una estandarización de la identidad mexicana? Tal vez la respuesta, más que elegir uno de los dos caminos, nos lleva a entender que los trajes típicos ofrecen una posibilidad para la moda en lugar de un límite.

El mundo de la moda es fugaz y tiende al futuro, pero a través de los trajes típicos puede llevarnos a un pasado y a una historia si se enfoca justo en el proceso de elaboración y la tradición de uso que una prenda ha adquirido y mantenido en cada lugar. La belleza del traje no está solo en el producto final que se ve el consumidor, sino en la observación de la manera en la que se elabora y de su relación con la comunidad y el entorno de donde proviene.

rese-04Si el espectador ve el proceso y el vínculo que guarda la prenda con su lugar de origen y con la tradición, la prenda se convertirá en memoria y trascendencia de cada región, y con ello se entenderá que existen distintos modos de ver, expresar y vestir la identidad mexicana. Puede que esta sea una forma poco usual de ver la moda, pero hoy en día, si estamos cuestionando conceptos que parecían aceptados hasta hace unos cuantos años, valdría la pena hacerlo también en este tema, que habla de cada uno de nosotros.