UN COMPÁS DEL TANGO DE GARDEL

“No basta con tener la voz más melodiosa para entonar un tango. No. Hay que sentirlo, además. Hay que vivir su espíritu”

Arturo Sánchez Meyer

Arturo Sánchez Meyer
@meyerarturo

El teniente coronel Frank Slade, ciego y retirado del ejército, toma entre sus brazos a Donna, una joven y bella mujer que espera a su marido en un lujoso restaurante. A pesar de su ceguera y gracias a la ayuda de su amigo Charlie (quien le dice las medidas de la pista), Slade, acompañado de los músicos que tocan en el establecimiento, logra hacer temblar a Donna mientras baila con ella, entre cortes y quebradas, la música de un tango.

La anterior es una de las escenas cinematográficas más famosas del célebre actor Al Pacino en la película Scent of a Woman (Perfume de mujer fue el título que se le dio en español). En 1992 el filme hizo a Pacino ganador del Óscar a mejor actor y Scent of a Woman fue galardonada con la misma estatuilla en las categorías de mejor película, mejor guión y mejor actor de reparto para Chris O’Donell. “Por una cabeza” fue la canción que bailó “Al” con la actriz Gabrielle Anwar, un tango que Carlos Gardel inmortalizó; no sólo lo cantó, también lo compuso junto a su inseparable amigo Alfredo Le Pera, en 1935.

Cantante, compositor y actor de cine, “El Zorzal criollo” Carlos Gardel, no sólo fue una figura emblemática en los países de habla hispana, su influencia y su música llegaron a casi todas las latitudes y hoy es escuchado incluso en Japón.

“Por supuesto que no fue el primer cantor de tangos, pero sí el más difundido y uno de los argentinos más conocidos internacionalmente. Es que Gardel creó una nueva forma de cantarlo, sentando las bases que seguirían, casi sin excepciones, los cantantes de generaciones posteriores”, apunta el periodista Manuel Rodríguez. “En realidad la trayectoria brillante de Gardel es un resumen de las nuevas oportunidades brindadas a los artistas en la primera etapa (por así llamarla) de la ‘masificación’ de la cultura popular”, remata el escritor Simon Collier.

El lugar de nacimiento de Carlos Gardel ha sido un tema polémico. Los uruguayos aseguran que “El mago” nació en la provincia de Tacuarembó, mientras que los franceses han mostrado una partida de nacimiento donde se da fe de que Gardel, “El mudo”, nació en Toulouse el 11 de diciembre de 1890, registrado bajo el nombre de Charles Romuald Gardes. En el libro El padre de Gardel, el académico Juan Carlos Esteban asegura que el padre de Gardel era un ladrón llamado Paul Jean Lassere, quien abandonó a su hijo recién nacido y después pasó varios años en la cárcel.

En esos tiempos a las madres de hijos no reconocidos las corrían de sus casas, así que Gardel y su madre Marie Berthe Gardes emigraron a Argentina, país a donde “El mago” llegó antes de cumplir los tres años y del cual, mucho tiempo después, el 1 marzo de 1923, pidió la nacionalidad. El trámite se llevó a cabo cuando Argentina legitimó un documento en donde se hacía constar que Carlos Gardel había nacido en La República Oriental del Uruguay en 1887. Una vez más se contradicen las fechas y los países de nacimiento. Respecto a esto, Juan Carlos Esteban declaró al diario La Nación:

“Gardel nació en 1890 y cuando en 1914 se declara la Primera Guerra Mundial, él tenía 24 años y era ciudadano francés en la Argentina, entonces hubiera tenido que concurrir al Consulado Francés para inscribirse y marchar al frente. Gardel, por su formación y porque se sentía eminentemente argentino, no tenía un sentimiento patriótico de compromiso con Francia. Sí lo tenía con la Argentina. Entonces, no concurrió a registrarse. En 1920 la compañía de Rosas lo convocó para viajar a España por una temporada teatral. Él estaba indocumentado[…] decidió en 1920 inscribirse en el consulado uruguayo amparándose en una legislación muy particular para súbditos uruguayos residentes en otros países. Se registró como uruguayo nacido en Tacuarembó tres años antes de su verdadero nacimiento: se anotó como nacido el 11 de diciembre pero de 1887. En vez de poner Gardes, se inscribió como Gardel, su nombre artístico”.

Sin importar su lugar de nacimiento, Carlos Gardel es el máximo exponente del tango a nivel mundial; sus letras logran conmover a escuchas y bailarines de distintas edades y clases sociales. Canciones de su autoría como: “Volver”, “Mano a mano”, “Cuesta abajo”; así como las que hizo famosas con su voz y su interpretación: “Caminito”, “Mi Buenos Aires querido”, “Sus ojos se cerraron”, entre muchas otras, hicieron de “El Zorzal” un referente ineludible de la música latinoamericana.

Sin embargo, no todos están de acuerdo en la mitificación de Gardel como padre del tango, para Jorge Luis Borges, “El mudo” Gardel le hizo un flaco favor a la milonga argentina. En una serie de cuatro conferencias que el autor de El Aleph dictó en Buenos Aires en 1965, reivindica la milonga, de la cual surge el tango. La milonga es para Borges un baile valeroso y feliz que el tango va languideciendo y entristeciendo.

“De acuerdo con Borges –cuyas conferencias van acompañadas de poemas y tangos y milongas como El Choclo, Cara pelada, Señor comisario o La canaria de Canelones –‘Gardel tomó la letra del tango y la convirtió en una breve escena dramática, una escena en la cual un hombre abandonado por una mujer, por ejemplo, se queja’. Y, ‘una vez que ejecutó esa proeza, se escribieron tangos para ser cantados de forma dramática’”. Señala Roberto González Rodríguez en un texto llamado: “Borges vs. el tango llorón”, publicado en la revista Letras Libres.

A pesar de la opinión del erudito Borges, para la mayoría de la gente Gardel revolucionó el tango y lo convirtió en un género musical que se encuentra entre los más famosos del mundo.

Un 24 de junio hace 83 años, a las 3:05 de la tarde, el avión donde viajaba Carlos Gardel fue golpeado (según las versiones oficiales del caso) por una fuerte ráfaga de viento que lo hizo chocar con otra aeronave que se encontraba en la pista. El trimotor Ford donde viajaba “El Zorzal criollo”, acompañado de Alfredo Le Pera y de sus guitarristas, se hizo pedazos frente a la multitud que lo despedía en el aeropuerto de Medellín, Colombia. Así, a los 45 años, murió Carlos Gardel.

La muerte de “El mago” fue una pérdida profunda no sólo en Argentina sino en toda Latinoamérica. En un disco donde Facundo Cabral canta a dúo con Alberto Cortez (Cortezias y Cabralidades), el autor de “No soy de aquí ni soy de allá” resumió el hecho con una anécdota sencilla y redonda: “Le pregunté a mi abuela: ¿cómo te enteraste que había muerto Gardel si en el puerto no había radio? Y me dijo, porque sonaron todas las sirenas de los barcos, entonces nos dimos cuenta que algo grave había pasado y corrimos al muelle, ahí nos enteramos que había muerto Don Carlos, en Medellín. ¿Qué pensaste abuela? Le pregunté. Me dijo: ‘¡Carajo! Ahora somos pobres de verdad’”.