El periodismo de investigación después de Excélsior

Tania Rosas

Tannia Rosas

Primera Parte

El Excélsior que dirigió Julio Scherer creó escuela

El pasado 8 de julio se cumplieron 40 años de uno de los golpes a la libertad de expresión más emblemáticos en México: el asestado al grupo de reporteros, columnistas, caricaturistas, intelectuales y trabajadores que lideraba Julio Scherer García, en el periódico Excélsior.

Nunca hubo dudas, ni de propios, ni de extraños, de que el golpe fue expresamente para silenciar el periodismo crítico y contra el sistema que se hacía en Excélsior en esos años en los que al presidente Luis Echeverría Álvarez no se le podía tocar ni con el pétalo de una rosa. Los periodistas pagaron cara su “afrenta”: el gobierno hizo y deshizo para lograr silenciarlos, y lo consiguió, por lo menos en ese momento.

El golpe a Excélsior traería después, como consecuencia saludable, nuevos ejercicios periodísticos que, si bien no fueron todos exitosos, hubo casos como el de la revista Proceso que han sobrevivido hasta la actualidad y se convirtieron en verdaderos referentes del periodismo crítico y de investigación, que tanta falta le hacían a un país como el nuestro.

Sin embargo, ¿fue únicamente en Proceso donde se conjuntaron agudos analistas y talentosos reporteros investigadores que formaron parte de la diáspora de Excélsior? Es indiscutible que algunos de esos informadores abonaron a su carrera un halo protector de pureza y dignidad por el solo hecho de unirse a Scherer en el éxodo, esperanzados en que el mero gesto de solidaridad los sacaría de la medianía profesional. Otros, de suyo capaces, aportaron exitosamente su talento a la causa de la revista Proceso.

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Y hubo un tercer grupo que, habiendo salido de Excélsior el 8 de julio de 1976, decidió acompañar a Scherer en las primeras semanas del exilio y después optó por la separación y por intentar el vuelo con alas propias, decididos a probar su capacidad profesional a distancia del líder.

No fue fácil: todavía en la sacudida que causó el golpe a Excélsior, muchos vieron en esa decisión un acto separatista, un revés a lo que creían obligada solidaridad con Julio. Hubo reporteros que abandonaron el edificio de Reforma 18 apenas con lo suficiente para sobrevivir dos o tres días: el golpe se perpetró en jueves y cobrarían su semana hasta el sábado; decidieron regresar a su fuente de trabajo y fueron tildados de traidores; inclusive se creó un comité integrado por ex cooperativistas beneficiados por su status laboral, para hacer labor de convencimiento entre quienes se habían quedado: “dejen el diario”, fue la consigna explicable en medio de la turbulencia de aquellos días.

Pero el Excélsior que dirigió Julio Scherer, por fortuna, creó escuela.

Una de las consecuencias saludables que podríamos encontrar del “golpe a Excélsior sería el conjunto de periodistas de gran inteligencia y agudeza que enriquecieron su oficio en la escuela de Reforma 18. En sus salas de redacción se abrieron paso genuinos articulistas forjadores de opinión y capitanes de las letras que lograron tomar la información en sus manos y hacer de ella un contrapeso real a los excesos del poder.

Julio Scherer García es sin duda (y lo será por mucho tiempo) un referente obligado del periodismo mexicano, como lo son quienes lo acompañaron en su aventura llamada Proceso. Empero, de igual manera surgirían años después ejercicios llenos de vitalidad que marcarían el camino del periodismo en nuestro país. Por mencionar algunos ejemplos: Vuelta, dirigida por Octavio Paz; el diario Unomásuno, fundado y dirigido por Manuel Becerra Acosta, así como algunos de los fundadores del diario La Jornada, en 1984.

Hoy día, el periodismo de investigación en México languidece. Salvo honrosas excepciones en medios impresos y electrónicos, es casi inexistente. El peso de la publicidad tiene a los conductores de noticias en radio y televisión, reconocidos como líderes de opinión, en un sesgo informativo, y la mayor parte de ellos se advierten más cercanos a los poderes fácticos, que comprometidos con su deber de informar de manera objetiva. Quienes participan en los equipos de investigación de medios impresos, con frecuencia se apartan de ese valioso ejercicio periodístico: la investigación.

Hablamos de honrosas excepciones. Y por supuesto que existen, como la revista Proceso y la periodista Carmen Aristegui, quien formó y dirigió a un gran equipo de reporteros que, bajo su liderazgo, lograron proezas informativas por las que incluso recibieron premios internacionales. Tal fue el caso del reportaje sobre la llamada “Casa Blanca” en las Lomas de Chapultepec (que, ahora se sabe, tantos dolores de cabeza causó en las alturas del poder), a cargo de los reporteros Rafael Cabrera, Daniel Lizárraga, Irving Huerta y Sebastián Barragán, quienes, por cierto, también solidarios con Carmen Aristegui, salieron del aire de MVS radio el 15 de marzo de 2015.

De vuelta con Julio Scherer, no todos los reporteros que salieron de Excélsior el 8 de julio de 1976 se quedaron con él. Hubo muchos otros, como Luis Gutiérrez Rodríguez (reportero en la segunda edición de Últimas Noticias y en el matutino Excélsior), quien años después tomó camino por cuenta propia y llegó a convertirse en director general de Unomásuno, diario a cuyo frente estuvo casi diez años.
(Continuará…)