LOS CUARTOS OSCUROS DEL SISTEMA

Una de las causas por las cuales México lleva 28 años en transición democrática, con lentos y azarosos avances que mantienen distante todavía la meta de la esperada consolidación, es la persistencia de lo que algunos analistas llaman “cuartos oscuros” del sistema. En uno de esos cuartos oscuros, acaso el más sobresaliente, se ubica a las fuerzas armadas.

Sus instituciones: el Ejército, la Fuerza Aérea y la Armada, que han merecido respeto y admiración durante décadas (como se afirma en las páginas centrales de esta edición de El Ciudadano), se encuentran hoy señaladas por la comisión de diversos delitos, particularmente corrupción, abuso de autoridad y violación de derechos humanos. En buena medida, ello se debe al celo con que nuestras fuerzas armadas mantienen en secreto todo cuanto parezca exponerlas al juicio de la sociedad civil.

La ambigüedad del texto constitucional sobre el fuero militar es elástica, por decir lo menos. La justicia militar también se ha guarecido en el inexpugnable cuarto oscuro de la disciplina castrense. Por ejemplo, subsisten en el ordenamiento penal militar sanciones (como la pena de muerte) que no están en línea con los pactos internacionales sobre derechos humanos firmados por México; tampoco garantiza la justicia militar la independencia de la parte acusadora ni de los jueces en los procesos penales.

Abrir las puertas al escrutinio público y a la acción de la justicia, en nada disminuye la valiosa misión y la alta responsabilidad que la Constitución General de la República encarga a las fuerzas armadas de México. Todo lo contrario.

Es importante que el propio Secretario de la Defensa, Gral. Salvador Cienfuegos, haya propiciado hace unos días que cuatro militares fueran llevados a proceso como presuntos culpables de la desaparición forzada (el 7 de julio) y posterior asesinato, de siete jóvenes en el municipio de Calera, Zacatecas. Pero decisiones como esa deben ser la regla, no la excepción. También las fuerzas armadas pueden y deben incorporarse al proceso de democratización de la sociedad mexicana.