EL PODER CIENTÍFICO DE LA CREATIVIDAD SEGÚN JOE DISPENZA

“Hay que dejar el viejo modelo de realidad causa/efecto, esperar que algo fuera de nosotros nos indique lo que ‘es real’, el nuevo modelo de cambio es volverse consciente de nuestro yo inconsciente”

 
 
Adriana Sánchez Meyer
 
 
 

En torno al arte y la cultura, la habilidad de imaginar, tanto del lado creativo de los artistas como del de los espectadores, es fundamental para cerrar el círculo de una experiencia enriquecedora. Pero el término “imaginación” se reduce con frecuencia a un mundo de fantasía que es, por definición, distinto de la realidad. Se cree que cuando imaginamos, ya sea a través del arte, del juego o cualquier experiencia lúdica, estamos dedicando un rato a escapar del mundo real, concediéndonos un tiempo de esparcimiento o entretenimiento. Esta noción reduce y empobrece el poder de la imaginación y, por lo tanto, de cualquier actividad que nos conduzca a desarrollarla, incluyendo la artística.

En contraposición tenemos a la ciencia, entendida como el conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, de los que se deducen principios y leyes generales que son comprobables metodológicamente. Si esto es así, ¿qué pasaría si la ciencia como figura de autoridad y total credibilidad le diera el espaldarazo a la imaginación? Tal vez entonces podamos realmente comprender su importancia y devolverle el poder de transformación que siempre ha tenido.

Precisamente de esto habla el Dr. Joe Dispenza, neurólogo, bioquímico, quiropráctico, investigador, profesor en la Universidad de Atlanta, Georgia, y autor de los libros Desarrolla tu cerebro, El Placebo eres tú y Deja de ser tú, entre otros, así como del audio The art of change.

La investigación del Dr. Dispenza se centra en los nuevos avances de la neurociencia y la epigenética, basándose en el conocimiento de la física cuántica, del cual deduce que la mente subjetiva y la realidad objetiva están relacionadas. Las ideas que se exponen a continuación son parte de una serie de entrevistas concedidas a diversos medios: el portal de la revista Leemas, de Gandhi, el Portal del Coaching, de Magda Gálvez; el portal de Ediciones Urano, y el portal Science of Mind.

Cómo dejar de ser nosotros mismos

Para cuando cumplimos 35 años nos hemos convertido en un conjunto de comportamientos memorizados, reacciones emocionales, pensamientos automáticos, creencias y percepciones que se vuelven subconscientes. Para la mayor parte de la gente los pensamientos que llegan a su mente son inconscientes, así como los hábitos, los patrones de conducta y las emociones que viven, sin embargo, les son tan familiares que los ven como normales.

La primera parte del cambio es darnos cuenta de nuestros pensamientos inconscientes, comenzar a notar los comportamientos automáticos y empezar a ser conscientes de las emociones que nos mantienen limitados, y contamos con toda la maquinaria biológica para lograr esto, sólo tenemos que entrenarla.

Durante los primeros seis o siete años de vida los niños no tienen una mente analítica porque sus ondas cerebrales son muy lentas, son altamente programables, toda la información se va hacia su subconsciente inédita y eso se vuelve la base de lo que se convertirán. Si un niño vive en estrés constante, ese estado se convierte en el familiar y si esas emociones están asociadas a las personas que lo cuidan, entonces tendrá una comprensión errónea acerca del amor. Esto le ha sucedido a gran parte de la gente, pero la buena noticia es que podemos reprogramarnos.

Nuestra personalidad crea nuestra realidad, y la personalidad está constituida por la forma en como pensamos, actuamos y sentimos. Por lo tanto, para crear una nueva realidad personal tenemos que cambiar nuestra personalidad. El cambio toma tiempo, hay que deshacerse del antiguo yo y reinventarlo, cortar las conexiones sinápticas existentes para que surjan nuevas conexiones, hay que borrar la memoria de las emociones almacenadas en el cuerpo y reacondicionarlo para una nueva mente. Ir del pasado al futuro.

Los genes no son destino

Los genes no son lo que la gente piensa, no estamos condenados por ellos, menos del cinco porciento de las personas en el planeta nacen con un desorden genético, el otro 95 porciento adquieren sus enfermedades a través de un desorden en su estilo de vida y comportamiento. A los genes se les pueden dar señales para encenderse o apagarse, pero si estamos pensando y sintiendo lo mismo todos los días estamos manteniendo los mismos genes activos y nos dirigimos hacia nuestro destino genético. Si pensamos diferente tomamos otras decisiones, lo que lleva a nuevos comportamientos, por lo cual se crean nuevas experiencias, mismas que producen nuevas emociones.

La función de los genes es crear proteínas y la producción de proteínas es equivalente a la expresión de vida, lo cual es correspondiente a la salud del cuerpo. De esta manera se puede enseñar a las personas a dar señales a nuevos genes a través de cambiar su estado interno y crear nuevas experiencias, lo que provoca que tengan mejor salud y mejores estados de ser, produciendo un cambio en su destino genético.

Somos tan buenos como nuestras habilidades. Tenemos infinitas posibilidades en nuestros genes esperando por ser activadas, somos nuestros propios ingenieros genéticos. Las investigaciones están empezando a demostrar que el cerebro de las personas cambia sólo con el pensamiento, sus genes cambian sólo con el pensamiento. En la medida en que las personas comienzan a tener experiencias profundas hay genes que dependen de ellas, así como hay otros genes que dependen de las conductas, que de hecho se transmiten a las generaciones futuras.

Física cuántica: más energía y menos materia

El modelo cuántico de la realidad dice que cuando tu mente observa un electrón causa olas de energía que colapsan en una partícula, a lo que se denomina “función de colapso de onda”, es un evento cuántico, si quitas tu atención del electrón se convierte otra vez en posibilidad. La mayor parte de los físicos cuánticos dirán que esto sólo funciona para partículas subatómicas, no para las más grandes, como eventos en la vida, pero si enseñas a la gente enlazar una intensión clara, lo cual es un proceso mental, con una emoción y energía elevadas, cuando combinas cómo piensas con cómo sientes creas un estado de ser, ese estado de ser puede generar más influencia en el mundo externo y así puedes provocar infinitas ondas de posibilidades para que colapsen en una experiencia o momento cuántico en tu vida.

Se requiere mantener un nivel de entrenamiento para observar continuamente lo que quieres en tu vida en vez de prepararte inconscientemente para lo que no quieres. La mayor parte de la gente mantiene su atención en el peor escenario y está experimentando esa realidad, desandar este camino no es tan simple, hay que romper el hábito de pensar, romper con las adicciones emocionales, volvernos conscientes de nuestras acciones inconscientes, y esa es la parte difícil.

Cuando estás en una emoción elevada, desde el punto de vista cuántico eres más energía y menos materia, y cuando estás observando una intención en el futuro que no tiene nada que ver con tu pasado estás en lo desconocido, y sólo cuando estás en lo desconocido puedes crear lo desconocido. Si estás pensando y sintiendo de la misma forma estás en lo conocido y la mayor parte de la gente intenta crear lo desconocido a partir de lo conocido, eso es imposible.

Los pensamientos en los que crees son iguales a los sentimientos que experimentas: si vives en miedo sólo crees los pensamientos iguales a esa emoción; si vives en culpa te autosugieres pensamientos iguales a la culpa, los aceptas, los crees y te rindes a ellos sin análisis, ese es el pensamiento que empieza activar tus sistemas corporales, lo cual causa que sientas más culpa, lo cual origina que piensas más, eso es realmente el karma.

El campo cuántico es un campo de información que existe más allá del espacio y el tiempo, está tanto dentro de ti como a tu alrededor, es personal y universal, es lo que mantiene el corazón latiendo, está creando 25 millones de células por segundo, está produciendo cien mil reacciones químicas en una sola célula del cuerpo cada segundo, es la esencia de la vida; esa misma inteligencia que te está dando la vida está creando supernovas en galaxias lejanas, está causando que los planetas den la vuelta al sol. Cuando emulamos lo divino estamos en estado creativo, cuando empezamos a interactuar con esta inteligencia y causamos efectos en nuestras vidas pasamos de un humano viviendo en la materia a ser energía y consciencia pura; así empezamos a crear experiencias desconocidas que producen emociones elevadas y la energía de esas emociones nos inspira a volver a crear, eso se llama evolución.

De la supervivencia a la creación

El estado creativo es un estado natural del ser, pero cuando estás viviendo en estrés y en supervivencia es imposible crear, no es tiempo para crear, es tiempo para correr del león. Lo más difícil en todos los años que he estudiado y enseñando es que la gente se tome el tiempo para salir del estado de supervivencia, para eliminar lo que la rodea cada día, cerrar los ojos y desapegarse del mundo exterior. Esa es mi definición de creación: cuando me olvido de mí mismo, cuando me convierto en nadie, en nada, en el no lugar y el no tiempo.

Más que imaginación, el término usado en la ciencia es ensayo mental. Hay dos tipos de ensayo mental: la imagen mental interna, lo que significa que estás en la escena en primera persona, experimentándola; y la imagen mental externa, que quiere decir que te estás observando en la escena desde fuera. Resulta que cuando estás en primera persona y no en tercera, esa acción de ensayar lo que estás haciendo produce un fuerte cambio biológico.

Por ejemplo: formas un grupo de personas que nunca ha tocado el piano, les haces un escáner funcional cerebral y después les enseñas escalas y acordes con una sola mano, les pides que practiquen esos acordes dos horas al día durante cinco días, al final de los cinco días crece un conjunto completamente nuevo de circuitos en el lado activo del cerebro, aprendes algo nuevo y haces nuevas conexiones sinápticas, eso es normal. Pero puedes formar el mismo grupo de personas, pedirles que cierren los ojos y hacer un escáner cerebral antes del experimento de cinco días, durante los cuales ensayarán mentalmente dos horas diarias tocando las mismas escalas y acordes, al final de esos cinco días crece la misma cantidad de circuitos en su cerebro que en el de las personas que realizaron físicamente el ejercicio.

Cuando enfocamos toda nuestra atención el cerebro no sabe la diferencia entre lo que está pasando dentro de nosotros y lo que pasa afuera, se convierte en la misma experiencia. Entonces el poder del ensayo mental de imaginar prepara el cerebro y el cuerpo para que parezca que el futuro ya ha ocurrido, de esta manera el cuerpo va seguir a la mente, porque la experiencia ya ha sucedido. Hay que dejar el viejo modelo de realidad causa/efecto, de esperar que algo fuera de nosotros nos indique lo que “es real”, el nuevo modelo de cambio es volverse consciente de nuestro yo inconsciente.

Estamos en la era de la información, hoy por hoy la ignorancia es una decisión. Todos los paradigmas se están rompiendo, los modelos políticos, económicos, religiosos, educativos, médicos. Es un momento muy importante en la historia porque muchos de estos paradigmas se construyeron sobre emociones de supervivencia: competencia, control, avaricia, miedo, decepción. Todos esos modelos se crearon en un estado limitado, eso no es parte de nuestro futuro, así que tienen que colapsar. Es un momento fantástico para estar vivos.