Internacional
India: tradición y tecnología

 

Guillermo Rocha Lira

Guillermo Rocha Lira
@MemoRochaL

Cuando se habla de los BRIC, la referencia común son China y Rusia. Pocos se dan cuenta del enorme potencial que tiene la India. ¿Cuál es la importancia de este país asiático en el juego político mundial?  En la India todo tiene que ver con cifras grandes, se calcula que tiene más de mil 300 millones de habitantes y según la proyección, superará a su vecina China en menos de 20 años; por su PIB, es la tercera economía mundial y mantiene al cuarto ejército más numeroso; es el séptimo país por su extensión territorial, y por el tamaño de su electorado es la democracia más grande del planeta. 

Desde la antigüedad el territorio indio siempre tuvo una importancia estratégica debido a que este lugar controlaba las rutas comerciales entre Asia menor y el Lejano Oriente. Este gigantesco país asiático que se extiende desde el corazón de Asia hasta el Océano Índico ha sido un territorio disputado y conquistado por otras civilizaciones que dieron origen a una nación multicultural; en ella se pueden apreciar el legado de los antiguos reinos indios, las invasiones mongólicas y chinas, así como la influencia árabe y británica. 

La India siempre ha mostrado una cara digna al mundo; la “desobediencia civil y la resistencia pacífica” de Mahatma Gandhi, inspiró a millones a seguir la lucha por la independencia y mostró el camino a las naciones del Tercer Mundo para liberarse del colonialismo en África y Asia. Hasta nuestros días, la lucha y el ejemplo del padre de la nación india inspira a sus connacionales.

La democracia más grande del planeta es desde 1950 una República Federal y Secular. Desde los Himalaya hasta el Índico, el gobierno tiene que organizar a 900 millones de electores que se rigen bajo las leyes de una de las Constituciones más largas y complejas del planeta. Lo más impresionante del país es cómo conviven tantas manifestaciones culturales, religiosas y lingüísticas en una sola nación. Tarun Chopra, escritor del libro La Vaca Sagrada ofrece respuestas a los muchos mitos que rodean a esta nación milenaria. Persiste una “anarquía funcional” que se vive en todas las ciudades y calles del país, en las que conviven vendedores, sacerdotes, camellos, elefantes, vacas, tuk-tuks, autorickshaws, ciclistas, motociclistas y automovilistas, todo en el mismo lugar. En la India la modernidad y la tradición se conjugan en cada esquina y son parte de cada uno de sus habitantes. Es como si pasado y presente se mantuvieran en la misma línea de tiempo.

Aunque la India ve hacia adelante, la tradición, las costumbres y sobre todo la religión son factores fundamentales que determinan la organización y estabilidad social. Particularmente la religión marca todos los aspectos de la sociedad desde el nacimiento hasta la muerte de cada individuo. La mayoría de la población es hinduista, sin embargo, existe un gran porcentaje de población musulmana, budista, jainista y minoritariamente cristiana.

El sistema de castas es determinante en las relaciones de la sociedad hindú. Se cree que el origen de las castas se remonta a los primeros asentamientos humanos en la península índica, en las edades de hierro y cobre. Con la evolución del comercio las personas comenzaron a ser reconocidas por sus oficios, y posteriormente la “casta” se relacionó con el color de la piel. De esta forma la sociedad se dividió en Brahmins, que se desempeñaban como sacerdotes o maestros; los Kshatriyas, casta de guerreros; los Vaishyas, comerciantes y los Shudras, que hacían labores de limpieza y sanidad. Desde entonces este sistema se convirtió en una costumbre y sólo el nacimiento y la muerte podían determinar la casta de una persona. En la Constitución de la India se establece que está prohibido discriminar a una persona por su casta, sin embargo, este sistema aún determina las relaciones sociales, fundamentales para concretar los matrimonios en las zonas rurales, e incluso incide en las elecciones.

Para muchos analistas, la India es considerada “la gran economía de más rápido crecimiento en el mundo”. El país tuvo un ritmo similar a la República Popular de China, ya que en la década de los 50 impulsó un programa económico con orientación socialista. Después de la Guerra Fría abrazó una economía de mercado que la ha proyectado como la tercera economía más importante del planeta, después de China y Estados Unidos, ya que genera un PIB de 11 mil 468,022 millones de dólares, de acuerdo con cifras del FMI; muy lejos están Japón y los países europeos.

La desigualdad creciente preocupa al gobierno, pero esto no significa que el país no genere riqueza. India mantiene un crecimiento promedio anual entre el 5 y el 6 del PIB y tiene a la población económicamente activa más grande de planeta con 516 millones de personas. La India y China han generado una poderosa mancuerna que les permite potenciar su comercio exterior. Es un país de contrastes porque el 80 por ciento de la nación realiza actividades primarias relacionadas con el campo, sin embargo, también son grandes exportadores de software, ingeniería de bienes y productos químicos. Recientemente se viralizó la noticia de que el millonario indio Mukesh Ambani compró la histórica juguetería Hamleys, de origen británico. Paradojas del capitalismo y la globalización.

En el largo plazo, la India tendrá ventaja sobre otros países, ya que desde hace una década ha apostado por el desarrollo de patentes y tecnología, que la han afirmado como un referente mundial en materia de innovación. En un hecho sin precedentes, el país tiene el objetivo de inscribir a todos sus residentes en un sistema de identidad única conocida como “Aadhaar”, que ya es la base de datos de identificación biométrica más grande del mundo.

Muchos de los CEO (Oficial Ejecutivo en Jefe, por sus siglas en inglés) del mundo y empresas reconocidas son dirigidas por indios. Por mencionar algunos ejemplos, los CEO de Google, Nokia, Adobe, Mastercard, Microsoft, son indios; mientras que el 58 por ciento de los empleados de la NASA y el 30 por ciento de los empleados de Apple son de origen indio. Incluso el mismo Bill Gates considera que la India será una “super potencia en software”, ya que más que cualquier otra nación en desarrollo, se convertirá en un exportador gigantesco de programas de computación. El sistema educativo indio se modificó en la última década para formar a más científicos e ingenieros de sistemas calificados, que forman la columna vertebral de las iniciativas tecnológicas del país. Ramco, Wipro, HCL, TCS e Infosys son algunas compañías líderes en tecnología a nivel mundial que tienen su sede la India.

Existen factores de riesgo que ponen en peligro la estabilidad, como la desigualdad, el desempleo y la creciente contaminación de las ciudades. El acelerado crecimiento demográfico provoca que las políticas gubernamentales sean lentas y tengan un pobre impacto en una población tan numerosa, mientras que el descontrolado crecimiento urbano y la alta concentración en las ciudades provoca que el país enfrente una crisis ambiental, agravada por desequilibrios agrícolas, sequías y olas de calor.

Según Greenpeace, la India dominó la lista de las ciudades más contaminadas del mundo en 2018, al ocupar 22 de los 30 primeros lugares. Nueva Delhi fue la capital con mayores niveles de polución, mientras que el país fue el tercero en el planeta, sólo por debajo de sus vecinos Bangladesh y Pakistán. La situación actual en la zona central de Asia se encuentra en estado de emergencia, ya que el agotamiento de las fuentes hídricas y el desabasto de agua han provocado que las condiciones sanitarias empeoren cada año.   

El país tiene amenazas internas y externas. Dentro de su territorio ha enfrentado movimientos separatistas, terroristas o sectas, mientras que al exterior el conflicto con su vecino Paquistán y las diferencias con China por los límites fronterizos provocaron que, desde el siglo pasado, la India fortaleciera su capacidad castrense y hoy mantiene al cuarto ejército más grande con 3 millones 462 mil 500 militares, sólo superado por Rusia, Estados Unidos y China, en ese orden.

En la Guerra Fría la seguridad nacional se convirtió en un tema prioritario, por lo que desde entonces aumentó el presupuesto militar que hiciera frente a movimientos insurgentes y terroristas, e incluso llevaron al país a desarrollar un programa nuclear. Aunque el hecho no ha tenido mucha difusión, desde hace décadas la India y Pakistán mantienen su propia Guerra Fría. En 1974 el gobierno indio llevó a cabo su primera prueba nuclear, mientras que Pakistán la realizó en 1998. La India tiene 21 centrales nucleares activas, seis centrales nucleares inactivas y cero centrales nucleares desmanteladas. Se calcula que entre ambos países tienen entre 150 y 200 ojivas atómicas. Aunque ya no se han realizado pruebas nucleares en la zona, el gobierno sí tiene la intención de incrementar la capacidad nuclear de sus aviones buques y submarinos, así como de mejorar sus plataformas y sistemas de lanzamiento.

La industria cinematográfica india ha sobresalido gracias al éxito económico de las últimas décadas, y también por la diversidad y la influencia cultural que tiene el país sobre otras naciones del sudeste asiático. Desde hace décadas comenzó una producción de películas en Bombay, conocida como “Bollywood”. Es tan grande la producción fílmica que se realizan entre dos y tres películas diarias; la gran mayoría de las producciones están en hindi, pero pueden encontrarse en otras lenguas como el tamil, madras, telegu, mayalam, bengalí, asamés, punjabi, que también se hablan en el territorio de la India y países cercanos como Sri Lanka, Bangladesh y Nepal. Todas estas películas mantienen un guión similar, lleno de tradición, costumbres y en general historias de amor que mantienen un final feliz. La gran mayoría son musicalizadas y pueden tener entre seis y 10 canciones, debido a la gran importancia que la cultura india le da a la danza y a la música. “Bollywood” se ha afirmado como una importante industria del cine mundial y ha permitido que la India exporte su cultura hacia el sudeste asiático y el resto del orbe.

En su política exterior, desde su origen como república mostró una orientación autónoma e independiente con respecto a la bipolaridad de la Guerra Fría, y fue por eso que en 1961 fundó con otros países el Movimiento de Países No Alineados, que se proponía mantener una posición neutral frente a las potencias.

Es un país líder en la Asociación Sudasiática para la Cooperación Regional e influye en los foros internacionales más importantes, como la Organización de las Naciones Unidas y la Organización Mundial del Comercio. Aunque su postura sigue siendo neutral, es claro que en el juego geopolítico mundial ha mostrado un franco acercamiento hacia Rusia y China, países con los que integra la poderosa alianza del grupo de los BRIC. Además mantiene alianzas estratégicas con la vecina Irán, que le suministra petróleo y gas baratos.

Esta alianza estratégica funciona y avanza en bloque. Durante la reciente guerra de declaraciones y  amenazas comerciales entre Estados Unidos y China, el gobierno de la India anunció que también impondría aranceles a 29 productos estadounidenses como medida recíproca a los impuestos del gobierno de Trump al acero y aluminio indios. De tal forma que la India completa este poderoso triángulo asiático que cuenta con una tercera parte de la población mundial y los recursos tecnológicos, financieros y militares para incidir en el “tablero mundial”.

Si el análisis de la sociedad mundial fuera por bloques, la “triada” Rusia-India-China se complementa y trabaja para afirmar al “lado asiático” como el referente financiero, militar y comercial del mundo en las próximas décadas. Sin lugar a dudas, la sociedad internacional vive una época trascendente, con un reacomodo de los polos de poder y sus actores.

Hace más de siete décadas la India era una nación colonizada por el imperio británico; sin embargo, este país pluricultural y diverso ha resurgido con la grandeza de un pasado histórico milenario para ocupar el lugar que le corresponde en la sociedad global. El país asiático espera en la siguiente década dar “el gran salto” que le ayude a reducir la desigualdad y lo consolide como una potencia económica y tecnológica mundial.