RESEÑA
LA REFORMA DEL MEZCAL

La familia mezcalera ha crecido y con ello sus problemas se multiplicaron, sus relaciones se diversificaron y las exigencias en cada una de las fases del proceso de producción y comercialización se volvieron más complejas

Abel Alcántara

El año de 1994 marca el inicio de la institucionalidad del maguey-mezcal con la aprobación de la Denominación de Origen Mezcal (DOM), antecedente del Programa Alianza para el Campo; seis años después se expide la Ley de Desarrollo Rural Sustentable y se forman los sistemas producto, entre ellos el de maguey-mezcal; dos años más tarde se aprueban los centros de verificación y el Consejo Mexicano Regulador de la Calidad del Mezcal, A.C. (COMERCAM) con el fin de regular el fino destilado.

Un cuarto de siglo es poco para evaluar el desarrollo histórico del mezcal frente a otros destilados de México y el mundo, y tiempo suficiente para revisar, modificar e impulsar cambios en las leyes, reglamentos, instituciones, políticas públicas y sistemas de organización social que regulan el proceso de producción y comercialización del maguey-mezcal, sobre todo cuando los cambios se han dado de forma caótica y acelerada.

De entonces a la fecha, el mezcal dejó de ser bebida clandestina, perseguida y acosada; desapareció el estigma de “bebida de pobres”, de “indios”, no fue más una “bebida corriente”, su producción creció de manera exponencial y conquistó mercados de clase media ilustrada en México y el mundo. Se formaron profesionales expertos en la materia: historiadores, biólogos, químicos e ingenieros; la pintura, escultura, grabado y fotografía entraron en el tema; se inventaron formas diversas de producción del maguey y nuevos instrumentos para la producción del mezcal; se multiplicaron las marcas privadas de extranjeros y mexicanos; comenzaron a organizarse ferias, exposiciones y encuentros; aparecieron expendios especializados en las mejores zonas de las metrópolis; surgieron promotores, chefs que asocian sus platillos al histórico destilado, catadores y embajadores del mezcal, y como resultado, hoy no falta en las vitrinas de los supermercados y en los aparadores de bebidas finas. El mundo del mezcal se sacudió.

Esta metamorfosis produjo crisis medioambientales, injusticias sociales, distorsión comercial, vacíos legales, incapacidad institucional, ausencia de políticas de reconocimiento a la labor históricamente realizada; fenómenos de clientelismo, corrupción y autoritarismo, y en consecuencia, falta de canales democráticos para la planeación y la participación social.

Han desaparecido fuentes de agua y deforestado vastas regiones, disminuyó sustancialmente el parque de agaves silvestres, se comercian sin control los agaves silvestres y cultivados, están en peligro de extinción cerca de veinte magueyes en distintas regiones del país y se contaminan las tierras y mantos acuíferos de las regiones productoras sin consecuencia alguna. Miles de productores son discriminados y marginados; los precios al productor son lesivos, para decirlo amablemente; es patente la ausencia de reglamentos, los tres niveles de gobierno carecen de programas, políticas y técnicos suficientes y profesionales en la materia; no existe una política de premios y recompensas, ni una política de salud pública que ayude a curar las enfermedades propias de los maestros del mezcal y sus familias.

Los delegados federales de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) nombran representantes de los productores a modo y las organizaciones sociales no son reconocidas a menos que usen la presión, de tal manera que los recursos del presupuesto federal tienen destinos oscuros y/o preferentes.

Se ha dejado fuera de la economía formal y al margen del reconocimiento institucional a miles de familias productoras de mezcal del país por no tener 40 mil pesos para pagar su certificación. El COMERCAM ha resultado insuficiente e ineficaz para realizar el proceso de certificación; los plazos para registrar marcas, y en particular marcas colectivas, son largos y tortuosos, un campesino difícilmente puede cumplir los requisitos y acceder a su registro. Por lo tanto, salvo honrosas excepciones, las marcas de mezcal pertenecen esencialmente a la clase media alta. Los maestros del mezcal producen y la clase media compra, envasa y comercializa en México y el extranjero.

En consecuencia, las políticas gubernamentales de promoción y apoyo a la comercialización en México y el mundo están dirigidas a las marcas privadas; los maestros del mezcal, y en particular los decanos del mezcal, son discriminados y, con ello, se marginan los esfuerzos generacionales que mantuvieron una cultura y una tradición de cerca de 450 años en las distintas regiones mezcaleras de México, y que hoy puede convertirse en emblema o símbolo del país.

La DOM ha envejecido, los elementos que definieron su otorgamiento obedecieron a razones políticas, sus criterios geográfico—administrativos son laxos, ayudaron al principio, pero ahora no responden a la realidad y los tiempos para otorgar la protección son innecesariamente largos y equivocados por sus requisitos y dimensiones geográficas.

Cuando el gobierno federal pretende realizar cambios en el ámbito del maguey-mezcal, generalmente fracasa. El resultado se debe a la falta de conocimiento y formación por parte de sus principales funcionarios en la materia, además de sus métodos antidemocráticos que relegan a los protagonistas principales de la historia mezcalera del país debido a intereses ajenos que pervierten cualquier intento sano de hacer modificaciones, y sobre todo, a la falta de visión y apreciación correcta y objetiva de la situación que guarda el maguey-mezcal y sus protagonistas.

La familia mezcalera ha crecido y con ello sus problemas se multiplicaron, sus relaciones se diversificaron y las exigencias en cada una de las fases del proceso de producción y comercialización se volvieron más complejas. Para vivir bien necesitan una casa más grande y funcional, requieren de reglas más complejas y especializadas y de jefes de familia expertos, preparados, respetuosos de la ley, que no se perpetúen y sepan conducir y orientar a sus integrantes con seguridad y prudencia, en un ambiente de respeto y democracia.

Por ello, se propone LA REFORMA DEL MEZCAL:

  • Impulsar la organización y la representatividad de los maestros del mezcal mediante formas democráticas de elección.
  • Definir la inversión para el mezcal industrial y la inversión para el mezcal tradicional, y entregarlo directamente a los beneficiarios.
  • Crear los grupos de Jóvenes Ecologistas, con recursos de empleo temporal, proyectos productivos y desarrollo sustentable, para salvaguardar las fuentes de agua, arroyos, veneros, ojos de agua, propagar la producción de árboles para leña, así como impulsar la transformación y reciclamiento del bagazo.
  • Organizar los grupos de Mujeres Recolectoras de semilla para contribuir a propagar la producción de maguey, con semillas propias y programas regionales de manejo.
  • Crear un programa de mejoramiento de las vinatas en el siguiente orden: sustituir los tambos de metal por ollas de cobre y acero para la destilación, construir los pisos firmes de las vinatas, la techumbre y los baños.
  • Crear un programa de certificación de vinatas y magueyeras con recursos de los gobiernos federal y estatal, y que los maestros del mezcal paguen en “abonos chiquitos”.
  • Mejorar y fortalecer la actividad del órgano certificador, el Consejo Regulador del Mezcal, con el fin de atender eficaz y eficientemente la demanda de los productores de mezcal y otros actores de la cadena maguey-mezcal.
  • Revisar los parámetros para otorgar la DOM e incluir los elementos histórico-culturales, los usos y costumbres, las técnicas de factura y elaboración; así como las características geográfico-naturales de las regiones productoras de mezcal tradicional del país. Valorar la Indicación Geográfica.
  • Promover el mezcal industrial y el mezcal tradicional; el primero de acuerdo a los requisitos legales para salir al mercado, y el segundo como un producto que da identidad cultural y es parte de la historia de México.
  • Crear el grupo de Los Decanos del Mezcal, es decir, aquellos maestros que tienen 40 o 50 años produciéndolo.
    Establecer los premios estatal y nacional al mejor maestro del mezcal.
  • Impulsar la cultura del mezcal incorporando historiadores, escritores, diseñadores, fotógrafos, pintores, etc.
  • Construir una alianza con las nuevas legislaturas, estatales y federales, con el objetivo de perfilar los cambios y adecuaciones al marco legal del maguey-mezcal.
  • Adecuar, mejorar y fortalecer los presupuestos y el entramado institucional involucrado en la materia de maguey-mezcal.
  • Crear un consejo ciudadano interdisciplinario de especialistas que oriente, asesore, fortalezca y ayude a mejorar el trabajo y la toma de decisiones a los representantes de las instituciones estatales y federales en materia de maguey-mezcal.
  • Transformar el actual esquema de impuestos para apoyar la economía de las fábricas familiares, campesinas e indígenas de mezcal tradicional y ponerlas en igualdad de condiciones con las grandes fábricas de mezcal industrial.
  • Preparar la Segunda Reunión de Gobernadores con Denominación de Origen Mezcal, con la finalidad de crear una cobertura de apoyo que involucre los tres niveles de gobierno. Asimismo, en el marco de dicha Reunión realizar un Encuentro Nacional de Productores de maguey-mezcal.