Dos jóvenes mexicanos se instruirán en la NASA

Patricia Zavala Jiménez

Patricia Zavala Jiménez

El objetivo es que regresen a México y compartan los conocimientos adquiridos en sus universidades

El deseo de conocer el espacio y ser astronautas inició desde su infancia. Ahora Edgar González Zaleta y Miguel Guillermo del Castillo Hoffman cumplen uno de sus sueños y, a la vez, adquieren el reto de desarrollar programas de investigación orientados en ciencia espacial, al ser seleccionados para instruirse en el Ammes Research Center de la NASA en San José, California.

Ambos estudiantes mexicanos concuerdan en que les fascina el misterio que conllevan las galaxias, los planetas y la ilusión de algún día ser astronauta o ingeniero espacial para viajar al universo. Por el momento, el tamaulipeco Edgar González, alumno de la carrera de Ingeniería Mecatrónica en la Universidad Tecnológica de Altamira (UTA), colabora en el proyecto “Soporte avanzado de vida”, que consiste en establecer una serie de filtros para eliminar prácticamente todos los contaminantes del agua sucia o, por ejemplo, convertir la orina en agua potable.

“La idea es realizar un sistema no convencional de larga duración, precisamente porque las misiones espaciales así lo requieren. El objetivo es que el sistema perdure lo mismo que un ser humano, entre 50 y 80 años, y esté basado en organismos vivos, porque la naturaleza es más efectiva. Se trata de tecnología de punta que si bien ya cuenta con prototipos, sólo son pruebas, por eso nuestro papel es ayudarles a innovar con un granito de arena para lograr su ejecución por medio de los conocimientos que obtuvimos en nuestras de carreras”, explica Edgar, de 21 años.

Por su parte, el alumno de Ingeniería en Computación de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Unidad Azcapotzalco, Miguel del Castillo, forma parte del proyecto “Web World Wind”, que se trata de una plataforma enfocada en el desarrollo de tres aplicaciones para el globo terráqueo. La primera, consiste en crear una alerta temprana de sismos; la segunda, que ayude a la visualización de órbitas satelitales; y, por último, generar una herramienta para administrar de forma más eficiente la infraestructura de una ciudad, particularmente en el suministro de energía eléctrica y servicios de emergencia.

“En la primera semana de labores ya logramos trazar la órbita de un satélite sobre el globo terráqueo, pero ahora buscamos asociarlo a un modelo en 3D para apreciar las dimensiones del satélite y queremos integrarle un sistema para que en la WEB aparezcan en tiempo real las características de las órbitas. En lo personal, considero sumamente interesante la aplicación de pronósticos de sismos, porque en México se podrían prevenir catástrofes al ser un país con alta sismicidad, pues se trata de determinar con anticipación, ya sea en días, semanas o meses, cuándo temblará y con qué magnitud”, comenta Miguel de 24 años de edad.

Como parte de un acuerdo de colaboración entre la Agencia Espacial Mexicana (AEM) y la NASA, es posible que los alumnos interesados en desarrollar ciencia y tecnología espacial elijan y desarrollen el proyecto de su interés. Asimismo les permite crear redes internacionales de colaboración al lado de los investigadores y científicos más reconocidos del mundo y estudiantes de otras naciones, con quienes desempeñan una estancia de 15 semanas, en una jornada de ocho horas por día.

Después de cumplir con una serie de requisitos establecidos en la convocatoria que publican la AEM y la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, especialistas de la NASA realizan entrevistas a los solicitantes para determinar quiénes serán los tres alumnos elegidos, aunque en esta ocasión sólo fueron dos. Asimismo las instituciones académicas deben asumir el costo de la estancia de los alumnos.

Edgar González recuerda con emoción que estaba en la escuela cuando de pronto lo mandó llamar el director, pero creía que había sido eliminado porque había pasado mucho tiempo después de realizar el trámite. “Cuando recibí la buena noticia no sabía qué decir, no me la creía, sólo empecé a sentir cómo se me revolvía el estómago porque estaba muy contento y nervioso, de todo un poco”.

El joven tamaulipeco comenta que también sintió presión por la responsabilidad que implica dicha estancia: “pero la gente de aquí te hace sentir lo contrario, te dicen que vienes a aprender, y sí a aportar conocimientos, pero también a divertirte y conocer gente; es un lugar increíble para aprender. Me gustaría quedarme aquí y ser ingeniero espacial”. Además considera que esta experiencia demuestra que el mexicano puede poner un granito de arena hasta en los lugares más increíbles del mundo: “aquí no nos consideran menos, valemos lo mismo para todos. Sí podemos aportar conocimiento aunque en un principio no parezca, ojalá más jóvenes se animen y participen porque tienen mucho que ganar”.

A su vez, Miguel del Castillo explica que sintió frustración por el papeleo y las trabas burocráticas que en algún momento le hicieron creer que no podría asistir a la agencia espacial, sin embargo al final todo se resolvió. “Cuando llegué a la NASA sentí más alivio que emoción, ahora ya estoy tranquilo porque aquí se vive un ambiente de trabajo muy padre, la gente en verdad es apasionada con su trabajo.

Me siento orgulloso y halagado de haber logrado este sueño, y agradezco que mi escuela haya depositado su confianza en mí y, a su vez, absorba todos los gastos de mi estancia”.

Miguel cumple un sueño que perdura desde la infancia, pues su padre siempre le ha dicho que desde que aprendió a hablar él quería ser astronauta y le apasiona el universo. “Está padrísimo que la AEM consiga este tipo de oportunidades para estudiantes mexicanos; en verdad me gustaría invitar a otros mexicanos para que participen en esta convocatoria y la promuevan para expandir este tipo de oportunidades”.

Este programa tiene como objetivo que los participantes regresen a México para concluir sus estudios y compartan los conocimientos adquiridos en sus universidades, así como en instituciones de educación media y superior. Edgar y Miguel se suman a la lista de estudiantes que la AEM comenzó a enviar para formarse en la NASA desde agosto de 2015.