El agua no siempre es vida

“No se trata de evitar su consumo, sino de romper mitos a causa de campañas publicitarias”

Es mentira que tomar más de dos litros de agua al día ayudan a adelgazar, porque al ingerir altas cantidades de líquido, el cuerpo sufre una descompensación nutricional que puede derivar en la muerte, asegura Belem Reyes Iriar, nutrióloga adscrita al Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional (CMN) Siglo XXI.

Este desorden compulsivo y alimenticio se denomina potomanía, (del griego potos=bebida o agua y del latín manía= afición exagerada hacia una cosa) y provoca daños a la salud al generar una excesiva eliminación de importantes minerales del cuerpo a través de la orina.

Dicho trastorno alimenticio, que se ha incrementado en los últimos años, va de la mano de trastornos como la anorexia, la bulimia, la vigoréxia y la obesidad, porque forma parte de muchas dietas para perder peso. La especialista advierte que este mal “lamentablemente es un mito que se ha convertido en realidad; sin embargo, se ignoran los riesgos inmediatos que ocasiona a la salud”.

Según cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), esta institución ofreció más de ocho mil consultas para tratar estos trastornos alimenticios en 2013, a diferencia de las cinco mil 685 que brindó en 2007.

En nuestro país la obesidad y el sobrepeso son el principal problema de Salud Pública, porque a nivel mundial México ocupa el primer lugar en obesidad infantil y el segundo en sobrepeso de adultos, lo que a su vez ha generado otros desórdenes alimenticios.

Algunas de los síntomas que pueden manifestar los potomaniacos son: pulso débil, palidez, frío y respiración superficial, esto debido a la pérdida masiva de potasio, que provoca que el corazón pierda el ritmo, una falla cardíaca que puede llegar a provocar la muerte.

Otro mineral que se puede perder al diluirlo con demasiada agua es el magnesio, con lo que se afecta al cerebro, lo que deriva en dolor de cabeza, falta de memoria, aceleración del envejecimiento, convulsiones y hasta parálisis cerebral.

Por su parte, los riñones, encargados de regular el equilibrio entre agua y minerales, dejan de funcionar correctamente debido a la abundancia de líquido en el cuerpo. Además, explica Belem Reyes, hay marcas de agua potable que ostentan la carencia de sodio, lo que favorece que al tomar gran cantidad de líquido los nutrientes se vayan con la orina.

Reyes Iriar sostiene que “no se trata de una campaña para desacreditar a las empresas embotelladoras de agua, sino de una alerta nacional para concientizar a las personas, porque nunca se difunden los riesgos que conlleva tomar agua en exceso”.

La potomanía afecta principalmente a mujeres en pleno desarrollo de entre 10 y 19 años, aunque en el caso de vigorexia repercute en varones. “Para los jóvenes se ha convertido en un estilo de vida llevar agua embotellada a todos lados, pretendiendo perder peso sin modificar sus hábitos alimenticios”.

Belem Reyes explica que la relación entre potomanía y anorexia es que se consumen muchos líquidos en sustitución de alimentos; con la bulimia, el sujeo vomita más rápido al beber agua y pierde peso al hacerle creer a su cuerpo que está satisfecho. El vigoréxico cuida mucho su dieta, toma altas cantidades de agua y suplementos alimenticios, mientras que el obeso no modifica su alimentación sólo ingiere más agua.   Cuerpos extravagantes y ética médica

La recomendación, dice, es consumir entre cuatro y seis vasos al día, siendo conscientes de que todos los alimentos contienen líquidos.

“En la mañana tomas dos tazas de café o té, acompañado de fruta o cereal con leche; en la tarde comes sopa, guisado y agua; por la noche otra taza de café o leche acompañado de pan. En total consumes cerca de litro y medio de líquidos, entonces ¿Por qué se tendrían que reponer otros dos litros de agua? Eso es mentira”.

La nutrióloga puntualiza que no se trata de evitar el consumo, sino de romper mitos causados por campañas publicitarias, que puede derivar en alteraciones electrolíticas por la pérdida de sodio, potasio, magnesio y fósforo.

“No existe un límite de cuánta agua puede ingerir el cuerpo. El problema es que si tomas cinco litros a las 11 de la mañana a partir de esa hora, hasta las tres de la tarde, irás al baño. Después de las cinco estarás sin energía, aletargado y posteriormente dormirás. Si repites eso durante una semana, sufrirás desmayos”.

La obsesión por beber mucha agua puede ser identificada fácilmente por los familiares del potomaniaco. Aún cuando, es un padecimiento que se puede regenerar fácilmente, la rehabilitación nutricional conlleva tiempo, porque de un día para otro no se pueden suministrar todas las vitaminas y minerales que ha perdido el cuerpo.

Para ello, debe intervenir un equipo multidisciplinario (neuroendocrinólogos, psiquiatras, psicólogos y nutriólogos) que atienda de fondo el trastorno alimenticio.

México, el mayor consumidor de agua embotellada en el mundo

Los mexicanos no sólo somos los principales consumidores de refrescos a nivel mundial, al ingerir 163 litros por persona al año, ahora también nos hemos posicionado como los principales bebedores de agua embotellada. Cada persona ingiere 234 litros al año, superando a países como Estados Unidos y China, según cifras de Euromonitor.

En los últimos seis años, el ascenso en ventas del agua embotellada prácticamente ha duplicado las ganancias en el mercado, al pasar de 5 mil 122 a 10 mil 046 millones de dólares.

Danone, Coca-Cola y PepsiCo tienen el 82 por ciento de las ventas de agua embotellada en México. Bonafont, de Danone, obtiene el 38 por ciento de los ingresos que se generan. Ciel, de Coca-Cola, el 25, y Epura, de PepsiCo, el 19 por ciento.

En la actualidad, el mercado mexicano representa 13 por ciento del total mundial y tiene el mayor consumo per cápita con 174 litros de agua embotellada por año.

Según datos de la Comisión Nacional del Agua, en el 2012 el precio promedio de mil litros de agua de la llave en nuestro país fue de 25 pesos, mientras que el costo de mil litros de agua embotellada fue de seis mil 500 pesos.