Neuronas en Movimiento

Eduardo Mendoza Ayala

Eduardo Mendoza Ayala

El diez de mayo es el día dedicado a la madre. Ello nos permite construir para la edición de este mes, diez reflexiones conmemorativas del género femenino, mismas que con agrado compartimos.

Diez obtuvo Dios de calificación, al haber creado a la mujer. ¿O no?

Nueve meses le lleva a la mujer generar vida y seguir dando esperanza al mundo, de que un nuevo ser –hombre o mujer- llega al planeta para quizá mejorarlo.

Ocho son los principales atributos naturales de la mujer, a decir de los hombres, según múltiples encuestas: belleza, amor, ternura, inteligencia, sabiduría, capacidad de organización, responsabilidad y solidaridad.

Siete días de la semana sin parar, ellas trabajan. Lo mismo en el hogar, sin cobrar, que afuera, por su cuenta, o en una empresa comercial, industrial o de servicio, soportando menor pago, injustas condiciones y hasta otro tipo de presiones.

Seis significa el “sexto sentido” de que están dotadas las mujeres para sospechar, predecir, intuir, prever o saber que “algo” está ocurriendo, sin necesidad de que alguien se los diga.

Cinco horas es el tiempo promedio diario que duerme una mujer adulta, por estar al tanto de su familia y de las múltiples responsabilidades que adquiere, en función de afrontar los retos que la vida le impone.

Cuatro de cada diez alumnos universitarios egresados actualmente en México son mujeres y el promedio tiende a subir, lo cual habla del liderazgo educativo que está caracterizando al género femenino.

Tres las principales palabras para comunicarse con ellas, algunos ejemplos son: “Sí mi amor”, “Como tú digas”, “Dame más tiempo”, “Quiero otra oportunidad”, “Es por ti”, “Te quiero mucho”, “Tú lo sabes”, “Eres lo máximo”, “Eres mi todo”.

Dos es el equilibrio en la vida; hombre-mujer, mujer-hombre; es unión, complemento y multiplicación; significa suma de esfuerzos, combinación de talentos, compartir sueños y satisfacer mutuamente deseos.

Uno es indudablemente el lugar que la mujer se merece, al percatarnos que históricamente –por razones educativas y culturales- injustamente ha vivido relegada.

Un día del año en el calendario no es suficiente para “tratarla bien” y “limpiar nuestras conciencias”. Es necesario respetar su dignidad en forma permanente.