AGUASCALIENTES
San Marcos: la feria y su historia

Eduardo Gómez Trejo

Estoy a punto de contarles una historia por demás contada. Algunas veces, no tiene nada de verídico lo que de ella se habla. Pero como dice el Premio Nacional de Historia Paco Ignacio Taibo II: “No existe la historia…. existen las historias”.

Ésta comienza en el año 28 del siglo XIX. Para esas fechas, nuestro México continuaba esperando la abolición de la esclavitud, además de una estabilidad y una paz social que, hasta la fecha, no terminan de establecerse del todo.

En ese entonces, sin embargo, el país daba sus primeros pasos con la Constitución de 1824 que daba por terminado el primer imperio mexicano creado por Agustín de Iturbide, y que, además, ejercía presión sobre poblados que buscaban incansablemente una independencia, para que formaran parte de los estados que integraban la federación mexicana. En ese contexto nacía la Feria de Aguascalientes, el 20 de octubre 1828.

En aquellos ayeres, se estipuló que la feria tendría 32 días para estremecer a los más fervientes consumidores de semillas y animales. Era el proyecto inicial para hacer del Parián el mejor mercado de la carne en todos sus estilos.

Aunque también se pudiese encontrar algo de pulque, esclavos, artesanos, oro, plata, uva de cualquier tipo y diferentes gremios ofreciendo sus servicios y trabajos.

La naciente Feria de Aguascalientes, en aquellos días, competía con las ya famosas ferias de Acapulco en Guerrero, Xalapa en Veracruz y San Juan de los Lagos en Jalisco, tratando de ganar un lugar entre las verbenas circunvecinas y un par de miradas que recomendaran la festividad que, aunque pobre, simple y sencilla, se realizaba para ofertar los productos de la entidad.

La feria fue ganando adeptos que gustaban, más que de las semillas y el ganado, de beber un exquisito vino salido de uvas plantadas en la región y de llevar a sus giros a competir por unos cuantos pesos de plata. En estas condiciones, la Feria de Aguascalientes vivió tan solo 20 años en un mercado a medio construir.   Pero la verdadera historia comienza aquí, cuando el aún pueblo de San Marcos pasa a ser barrio de Aguascalientes.

Este acontecimiento se caracterizó inmediatamente por los disturbios, pues los de San Marcos exigían al ayuntamiento un pedazo de tierra para darle vida a la pequeña plazoleta con la que contaban.

Así, el ayuntamiento dona un pequeño terreno para apaciguar los ánimos, el 3 de mayo de 1831. Ahí se construyen un pequeño parque con una glorieta central, un asta que jamás se utilizó, y algunas bancas para pasar el tiempo.

Para 1842, se comienza a erigir un perímetro que separaba el parque de la calle; nace así el Jardín de San Marcos. En 1847 se termina la balaustrada hecha en cantera rosada. En 1848, empieza a celebrarse la feria.

Al preguntar cuándo es el día más importante de la feria de San Marcos, todos responderán, con una amplia sonrisa, como presumiendo su sabiduría, que el 25 de abril; pero ¿saben la historia detrás del día que representa el pináculo de la Feria San Marcos?   Inicialmente, la feria se conmemoraba del 20 de octubre al 20 de noviembre, cuando la sede era el mercado del Parián. Cuando pasó a formar parte del hoy barrio de San Marcos, la feria cambió sus meses de celebración a abril y mayo.

El día 25 de abril la feria llega a su clímax celebrando a San Marcos Evangelista como patrono del lugar. Es curioso destacar que San Marcos Evangelista no tiene un templo propio, sino que es inquilino de la virgen del Carmen. De hecho, el templo no se llama “Templo del barrio de San Marcos”, se llama “Templo de la Virgen del Carmen”, pero muy pocos lo saben.

Amén de estos datos curiosos, es importante decir que poco a poco la “Feria de México” ha ido alejándose de su sentido de pertenencia. ¿Qué alimento es el platillo típico de la feria? ¿Dónde están los granos locales que se plantaban y que fueron la motivación inicial de la festividad, en el Parián? ¿Dónde están las uvas? ¿Dónde están los animales de la expo-ganadera? Casi todo es traído de otros estados.

Pero lo más preocupante es que en la calle Carranza (que se llamó La Merced de 1849 a 1914), llena de artesanos, restaurantes y cafés, sin duda la más bella de la ciudad y muy importante porque lleva directamente al barrio de San Marcos, los propios organizadores de la feria autorizan puestos de fayuca.

Es indispensable que además de recibir a millones de visitantes que dejan una derrama económica importante en consumos, la feria vuelva ser un escaparate para la agricultura, la ganadería, los telares y las artesanías locales, de modo que el beneficio para Aguascalientes sea integral.

Ésta es y seguirá siendo la “Feria de México”, y seguirá siendo visitada por propios y extraños gracias a su rica oferta en entretenimiento, cultura, toros, tradiciones, comercio, etc. Sin embargo, no está de más revisar aspectos como los antes mencionados, y otros, como el excesivo consumo de alcohol, para que la feria mantenga su tradición y excelencia.

Este año, seguramente millones habrán visitado la “Feria de México”; mi intención no es demeritarla, ni difamarla. Solo trato, con mi historia, de invitar a reflexionar que la feria más importante de México no será la más visitada, ni la más popular, ni la que más derrama económica proporcione.

La feria más importante de México debe ser la que tenga un sentido de identidad para con la historia del país, del estado, y la suya propia, y que aún hoy siga teniendo el sabor a sus orígenes, sin dejar de lado los beneficios de la modernidad.