Península coreana, lejos de la reunificación

Andrés Treviño

Andrés Treviño

Las dos coreas han crecido durante sesenta años en dos regímenes mentales que en el momento actual impiden la absorción uno del otro.

Desde principios del presente año, el mundo ha sido atónito espectador de una creciente tensión entre la República Popular Democrática de Corea (Corea del Norte) y la República de Corea (Corea del Sur), así como de las sorprendentes amenazas de destrucción total de Corea del Norte contra los Estados Unidos y sus aliados en el extremo oriente. Pero a muchos no nos queda claro el trasfondo del conflicto. ¿Qué demanda el régimen de Pyongyang? ¿Quién es el joven Kim Jong-un y qué busca con sus desplantes dentro y fuera de Norcorea?

El Doctor en Relaciones Internacionales Juan Felipe López Aymes, profesor-Investigador del Centro de Estudios de Asia y África de El Colegio de México, comparte sus puntos de vista sobre este conflicto en entrevista para El Ciudadano.

“No es la primera vez que ocurren este tipo de amenazas. Cada vez que hay ejercicios militares conjuntos entre Estados Unidos y Corea del Sur, Corea del Norte amenaza. Este tipo de ejercicios existen desde 1976 y prácticamente desde entonces se ha reaccionado de la misma manera”.

frase-coreaLópez Aymes, que se ha especializado en el tema de Corea desde finales de los noventa, es amable y se preocupa por la exactitud de sus respuestas. “La diferencia –dice- es que muy recientemente Corea del Norte nos ha demostrado que tiene un programa nuclear más o menos avanzado. No quiere decir que tengan la capacidad de un ataque nuclear pues todavía, según los expertos, les haría falta miniaturizar el dispositivo de explosión”. 

El investigador del COLMEX, explica que Kim Jong-un es el hijo del líder norcoreano anterior, quien a su vez era hijo del fundador de la República Popular Democrática de Corea. Este joven de casi 30 años, estudió en Suiza bajo una identidad falsa, habla inglés y algo de alemán. Al parecer, tiene una experiencia y una visión diferentes a la de muchos norcoreanos.

“Aunque tengamos otra impresión, la distribución del poder en Corea del Norte no es algo definido. Puede que haya divisiones importantes dentro de la élite política y militar, que compliquen la toma de decisiones. Es posible que las actuales amenazas no signifiquen necesariamente que Kim Jong-un quiera enfrentarse con Estados Unidos, sentirse muy valiente, o que esté loco. Creo que obedecen a una estrategia interna de consolidación del poder, de establecimiento de alianzas, de confirmación de lealtades. También podrían servir como una forma de legitimación o construcción de su propia imagen dentro de la población norcoreana”.

Estados Unidos tiene el plan de instalar un escudo antimisiles en el Pacífico con el pretexto de protegerse de Corea del Norte. Esta acción tendría el efecto secundario de debilitar la posición militar de China. Le pregunto al Doctor López Aymes cómo cree que afecta a ese país dicha situación:

“No sé hasta qué punto a China le convenga tener a Corea del Norte con esta actitud beligerante. A lo mejor China ha mantenido una actitud muy laxa, muy condescendiente con Corea del Norte, por otras razones. Pienso que prefiere tener a un Estado como éste en medio de un aliado de Estados Unidos (Corea del Sur), como una especie de país tapón, o Estado colchón.

Finalmente –continúa- Corea del Norte es un buen pretexto para Estados Unidos para mantener las bases militares y el escudo de protección que se ha anunciado. Y esto no sé si sea de ayuda para los planes de ascenso pacífico de China, porque si tienes a una potencia como Estados Unidos circundando tus costas, entonces estás obligado políticamente, interna y regionalmente, a actuar en consecuencia.

No me parece que sea favorable para los intereses de China tener a Corea del Norte militarizado, con esa actitud, y además con la posibilidad de desarrollar armas nucleares pronto. China ya no quiere tener a otro vecino con bombas nucleares”, concluye el experto, aludiendo a que actualmente, China comparte frontera con otras tres potencias nucleares: Rusia, India y Paquistán.

En 1953, al final de la Guerra de Corea, se firmó un armisticio y luego una serie de acuerdos en Ginebra; pero nunca hubo un tratado de paz. “Hay un alto al fuego, pero técnicamente la península coreana sigue en guerra –dice el investigador-, esto justifica la presencia de las tropas de Estados Unidos apostadas ahí”.

Agrega que “Corea del Norte ha querido mantener su estatus de país independiente y el modo en que lo ha hecho es mediante un programa nuclear. Es la forma que tiene de supervivencia. No es lo mismo un país pobre e insignificante, como muchos que existen, que un país pobre con armas nucleares. Esto sí le da una carta de negociación. Hasta donde sabemos, Corea del Norte no está dispuesta a abandonar su programa nuclear de forma gratuita. Yo creo que Corea del Norte estaría de acuerdo en hacer una especie de canje”.

En este contexto, ¿qué esperanzas hay para una reunificación coreana, como las de Ale mania y Yemen al final de la Guerra Fría? ¿Qué tendría que suceder para que viéramos una reunificación coreana?

“Serían muchísimas cosas las que tendrían que ocurrir. Creo que habría varios escenarios posibles, cada uno con consecuencias muy diferentes. Un escenario, que es el ideal, es que sea de manera gradual y pueda tomar, quizá, hasta dos generaciones. El camino para que eso ocurra es muy largo, y en el estado actual de las cosas eso no se ve que tenga una salida, ni siquiera un plan razonable.

La distancia económica entre Corea del Sur y Corea del Norte es casi de cuarenta a uno (por cada cuarenta dólares que posee un ciudadano sudcoreano, un norcoreano tiene uno solamente). Si ves el caso de Alemania, hace ya casi 25 años, la distancia era de tres a uno. Con esta desproporción tan grande, no podemos ver que haya una unificación muy atractiva para Corea del Sur. No pueden financiar esto ellos solos, y difícilmente querrán financiarlo las otras potencias. Va a ser muy caro. 

De todas formas, si se hace algo, va a ser gradual y tiene que partir de un proceso interno de Corea del Norte, que es lo que posiblemente estemos viendo en los siguientes tres, cuatro o cinco años. Un intento de reconversión económica, de apertura, a cuenta gotas, pero que vaya en ese camino.

Un escenario políticamente razonable es que no haya reunificación, es decir, que se  mantengan dos coreas y que haya una relación diferente. Que se normalicen relaciones entre dos Estados, pues lo son de facto, aunque no se reconozcan entre ellos. Para China y su relación con Estados Unidos, sería lo más conveniente, porque podría mantener un régimen amigable en su frontera y no a un aliado de Estados Unidos.

No es un resultado deseable para los sentimientos de la población coreana, del sur o del norte, que buscan desde hace tantos años la reunificación, pero puede haber manera de intercambio, de comercio y de reunión de familias separadas por la guerra.

Otro escenario sería el colapso repentino del régimen de Corea del Norte, el cual se viene previendo desde hace quince años. Tampoco es inminente que vaya a caer ahora. Pasaron las hambrunas (en los años noventa) y el régimen no cayó. No tenemos indicios de que esté a punto de caer

Sin embargo, ahí la cuestión sería quién lo va a pagar, cómo se va a contener a la gente que decida salir de Corea del Norte, y es lo que China quiere evitar y seguramente Corea del Sur también: migraciones de refugiados masivas. 

De cualquier forma, habría muchísimas cosas que cambiar en ambas partes. Desde cuestiones legales, hasta cuestiones prácticamente culturales. Las dos coreas han crecido durante sesenta años en dos  regímenes mentales que en el momento actual impiden la absorción uno del otro. Es muy difícil poder hacer una convergencia de valores a estas alturas de la historia.

La verdad no creo que una unificación sea, al menos en lo inmediato, una solución para resolver este problema. En el futuro, en el largo plazo, podríamos pensar en esta posibilidad, y sería entonces una Corea, como península, muy fuerte, y es algo que algunos países de la zona seguramente tampoco querrían tener”.

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