La complejidad de lo que aparenta ser fácil

La complejidad de lo que aparenta ser fácil

Entrevista a Ruy Feben ( escritor )

Vórtices Viles y su premio Comala

¿Por qué decidiste adquirir el pseudónimo de Ruy Feben y olvidar el Rodrigo Díaz que es como dice tu acta de nacimiento que te llamas?

Siempre me dio flojera el nombre y siempre me dio flojera que mi papá me lo pusiera por El Cid. Cuando yo era “joven y hippie”, leí un par de cosas, me gustaron unos cuantos sonidos los junte todos y así nació Ruy Feben.

Y hoy ¿Ruy Feben es más conocido que Rodrigo Díaz?

Pues no lo sé… en algún momento tuve esta fantasía de crearme un nombre cuyo único referente fuera ese mismo nombre, que la gente no encontrará nada de mi historia anterior (que tampoco es que tuviera muchos secretos escondidos), pero era una manera de deslindarme un poco del pasado.

En el directorio aparezco como Rodrigo Díaz y ese es “el otro”, así yo me puedo desmarcar de él y dejarle el tema de escribir a mi Doppelgänger (mi doble), a mi Mr. Hyde.

Entonces tú te sacudes a Rodrigo Díaz para huir de El Cid y de pronto aterrizas en Comala ¿cómo explicarías que un libro como el tuyo (con tintes de ciencia ficción) caiga en el terreno del premio Comala? Uno pensaría que este premio se le otorgaría a gente que escribe cuentos de corte rulfiano, y me parece que existen imitadores de Rulfo por montones en nuestro país.

Yo creo que aquí pasan dos cosas: la primera es que la gente piensa que hay o una cosa rulfiana en el libro, o que los cuentos están basados en Comala, ambas suposiciones son falsas.

Fue muy chistoso terminar recibiendo un premio en Comala y aparte enterarme de que ese lugar en el que estaba, no era el Comala del que Juan Rulfo escribió. Todo mundo estando allá te pregunta “¿y cuál es tu influencia de Rulfo?”. Como buen mexicano tienes que decir: “pues creo Rulfo fue grande ¡fue grandísimo!”. A mí él me influenció como me influenciaron muchos otros autores que también son excelentes y que en su momento me abrieron nuevos caminos en la literatura.

Hablando de las nuevas tecnologías (que ya no son tan nuevas) tú fuiste un pionero en el asunto de los blogs. Tu blog “Claxon”, duró muchos años e hizo bastante ruido ¿Cómo crees que benefician estás nuevas plataformas a la literatura?

Primero con los blogs hace algunos años y sobre todo con Twitter ahora, se lanzó una publicidad de poder hacer “creaciones” para un universo inmenso de personas.

La tentación de “subir” cosas a la web es mucha y la presión de hacerlo rápido también es mucha, entonces lo que pasa con esas plataformas es que hay demasiada producción de cosas, no puedes tomar cualquier tweet como un producto literario, pero hay quién lo hace y en los blogs mucho más.

Cruzar esa tentación de tener esta plataforma con la premura de usarla rápido, combinada con un tercer ingrediente que es esta presión cultural o este anhelo que tenemos por la fama, detona productos que son muy cuestionables. Hay muy poca gente tomándose esto en serio y haciendo cosas realmente interesantes.

Para responder a la pregunta sobre el beneficio que traen estas “nuevas tecnologías” a la literatura, yo creo que pueden salir escritores verdaderamente talentosos que se monten en ellas, el peligro es que el mar es enorme y encontrar a alguien muy valioso en un espacio tan grande es complicado. El gran reto es aprender a ser lectores a la hora de producir, si te metes a estas plataformas buscando algo interesante o algo bien hecho, tienes que educarte muy bien como lector, entonces, eventualmente, todos deberíamos ser editores, pero eso es un ideal, es una utopía que me parece que no va a suceder, creo que la tendencia es la otra, que cada vez se produzca más, que sea un planeta de ruidos y a ver qué pasa entonces en estas condiciones.

¿Cuál sería tu propuesta para que la gente lea más?

Que se los prohíban. Lo único que mueve a la gente hoy en día es el morbo, la fama es morbo, la fortuna es morbo, el sexo es, por supuesto, morbo y lo que a la gente le interesa es que le digas: “este es el libro que El Papa no quiere que leas, este es el libro que el gobierno no quiere que leas, este es el libro que tal político, no quiere que leas”. Yo podría responder de una forma políticamente correcta y decir: “hay que llevar más libros a la escuela, hay que entender lo que quieren leer los niños a cierta edad, hay que tratar de hablarle a los jóvenes”, pero eso se ha intentado mil veces sin resultados.

Este es un tema muy difícil cuya pregunta me han hecho y me he hecho yo mismo muchas veces; la única conclusión a la que he llegado es que para lograr que alguien lea algo, tienes que decirle: “híjole esto no deberías de leerlo porque no le vas a entender o porque esta muy fuerte, o porque no es para tu edad, etc”.